Un maltratador destapa los fallos de las pulseras telemáticas: “Si alguien hubiese querido, hubiese hecho barbaridades”
Un condenado por violencia machista relata en ‘El tiempo justo’ cómo su dispositivo estuvo inactivo durante más de una semana
Joaquín Prat, tajante tras hablar con el entrevistador de Miguel Ricart: "Tendría que pasar hasta su último día de vida en la cárcel"
Joaquín Prat no dudaba en ‘El tiempo justo’ en lanzar un dardo a la gestión del sistema Cometa, encargado de las pulseras telemáticas de control a maltratadores:
“Es una chapuza absoluta, lo sabe todo el mundo. Lo sabían las empresas concesionarias y lo sabía el Ministerio de Igualdad cuando adjudicó el concurso”.
El presentador se hacía eco de varias noticias que destapa graves deficiencias en los dispositivos: se apagan bajo el agua pese a estar diseñados para ser sumergibles, pierden cobertura durante horas y, lo más grave, son manipulables por los agresores.
El testimonio de un condenado
‘El tiempo justo’ ha accedido al relato en primera persona de un condenado por maltrato que confirma, desde dentro, la ineficacia de las pulseras. Según denuncia, su dispositivo estuvo más de siete días sin funcionar mientras “nadie le hacía caso”.
El fallo más grave, según explica, se producía al saltar la alarma de proximidad con la víctima: “Cuando sonaba la alarma de que estaba en zona restringida, me llamaban media hora después. ¿Qué sentido tenía? Si en ese tiempo alguien quiere hacer algo, ya puede haber hecho barbaridades”.
Un testimonio demoledor que contradice la versión oficial de Igualdad y que pone en evidencia la fragilidad de un sistema pensado para proteger a mujeres en riesgo extremo.
La indignación de Joaquín Prat
Indignado por el relato, Prat volvía a cargar contra la gestión de estas pulseras: “¿Qué cosa más importante tienes que hacer que vigilar cuando un maltratador se salta una orden de alejamiento? ¿Media hora tardas? ¿Pero qué desastre de gestión es esa?”.
El presentador cerraba el tema recordando que estas alarmas no son un trámite administrativo, sino un salvavidas que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
