Aborto

Ana, que abortó con 23 años, asegura que el supuesto 'síndrome' del que hablan PP y Vox "es un motivo de coacción”

El testimonio de Ana, una joven que abortó a los 23 años
El testimonio de Ana, una joven que abortó a los 23 años. L. Ruiz y Josemi González
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Esta semana ha surgido una nueva polémica generada por Vox y con el apoyo del PP por un supuesto 'síndrome post aborto'. Mujeres que han abortado y especialistas médicos lo consideran una aberración y lamentan que asunto como este afecten de nuevo a su ánimo.

Es el caso de Ana, que abortó con 23 años. Su pareja la maltrataba psicológicamente. “Control, miramientos de móvil…”, recuerda. Y no olvida el día que abortó, pero lo tiene claro: el ‘síndrome post aborto’ del que habla la iniciativa del PP y Vox en el Ayuntamiento de Madrid no existe. Ella asegura que ni es drogadicta ni alcohólica ni tiene depresión.

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Si antes de abortar alguien la hubiese dicho ‘te puede pasar esto después’, afirma que se habría sentido “incómoda”, con “presión”. Es un “motivo de coacción para que no lo haga”, opina.

El caso de Teodora

Teodora también abortó con 16 años. “Falló un anticonceptivo. Tenía 16 años, entonces no quise llevar a término ese embarazo”, cuenta.

Ella siente que los partidos utilizan políticamente el aborto y, en su opinión, “simplemente se necesita apoyo a esas mujeres que están ejerciendo su derecho”.

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Los especialistas piden medios

Según muchos profesionales, esta pelea política daña a las mujeres. “Al final lo que consigues es generar miedo, generar culpa, generar un estigma sobre la mujer”, señala Ana Carcedo, psicóloga perinatal.

Piden medios para aplicar la ley del aborto sin acosos. “En España, el 80% de las interrupciones se realizan en contexto privado, en clínicas privadas”, añade Carcedo.

La también psicóloga perinatal Liset Álvarez demanda “un acompañamiento psicológico que tenga una posición neutral, en función del deseo de la mujer”.

Sobre incluir el derecho al aborto en la Constitución como propone el Gobierno, tanto Ana como Teodora creen que debería hacerse. “Tiene que estar en la Constitución para que, en un futuro, si alguien quiere quitarnos ese derecho, no pueda”, afirma Teodora.

Sin embargo, para incluir este derecho en la carta Magna, se necesitarían los votos de dos tercios de la Cámara. Y eso, de momento, no está asegurado.