La familia de Juana Canal aguarda con serenidad la decisión del Supremo sobre Jesús Pradales: “No tenemos miedo de que puedan revocar la sentencia”

La familia de Juana Canal, sobre el último recurso de Jesús Pradales: "No tenemos miedo de que puedan revocar la sentencia". Cuatro
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Más de 22 años después de la desaparición de Juana Canal en su domicilio del distrito madrileño de Ciudad Lineal, su familia aguarda el momento en el que la persona que le arrebató la vida tenga una sentencia firme. Jesús Pradales, el hombre que mantenía una relación con la joven madre cuando desapareció, fue condenado a 14 años de cárcel por su homicidio tras un juicio celebrado a finales del año pasado. La pena fue confirmada por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) el pasado mes de marzo, después rechazar un recurso de apelación.

Sin embargo, el procesado presentó un recurso de casación ante el Tribunal Supremo y sigue pendiente de que el alto tribunal decida si lo admite o no a trámite. Mientras, la familia de Juana permanece atrapada entre el alivio de haber alcanzado un fallo condenatorio y la incertidumbre de que este pueda modificarse, aunque prevén que se mantenga. De nuevo, la espera se ha convertido en parte de sus vidas.

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"En principio, sinceramente, no tenemos miedo de que puedan revocar la sentencia. En cualquier caso, las alegaciones que hace la defensa del acusado se basan en supuestos defectos formales que nosotros entendemos que ya fueron plenamente clarificados y resueltos en fase de instrucción y en las anteriores fases de apelación. Los familiares de Juana están deseando cerrar ya este capítulo. Estamos deseando que tengamos ya una resolución favorable a nuestros intereses y esperanzados en que el Supremo nos va a dar la razón, como ya hizo el TSJM", ha explicado al portal web de 'Informativos Telecinco', Juan Manuel Medina, abogado penalista que representa al entorno de la víctima.

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La desaparición de Juana Canal y la reactivación del caso tras años de misterio

Juana Canal, una mujer de 38 años y madre de dos hijos de una relación anterior -Óscar y Sergio, de 16 y 18 años en aquel entonces-, vivía en el distrito de Ciudad Lineal, en Madrid. Convivía en la misma casa con sus hijos y con la que era su pareja en ese momento, Jesús Pradales.

La noche del 22 al 23 de febrero de 2003, el hijo mayor regresó a casa después de haber estado durante unas horas fuera y vio que no había nadie. Sin embargo, encontró una misteriosa nota, un documento que redactó Pradales y que indicaba que Juana, tras mantener una discusión, había salido corriendo de la vivienda después de tomar "muchas pastillas". El hombre afirmó que trató de encontrarla, pero que no pudo.

Pradales, entonces, guardó silencio y el tiempo comenzó a transcurrir sin novedades. El caso quedó archivado en 2003 porque no se había encontrado el cuerpo de la mujer y los investigadores no pudieron descartar que se tratase de una desaparición voluntaria. No obstante, todo cambiaría en septiembre de 2019, cuando unos excursionistas encontraron un cráneo y un fémur en un terreno ubicado en una zona de monte de Navalacruz, en Ávila.

La Policía confirmó la coincidencia con el ADN de Juana a los pocos meses, aunque la familia no lo supo hasta tres años después. La investigación se reactivó y los agentes continuaron explorando la zona. Así, el 17 de octubre de 2022, encontraron otro fémur y un hueso de cadera. Fue entonces cuando Jesús Pradales volvió a estar en el foco.

Los agentes revisaron el caso y el 26 de octubre detuvieron a Pradales como autor del asesinato de Juana. Al día siguiente, el propio acusado confesó haberla descuartizado en Madrid y ocultar sus restos en Navalacruz. Incluso señaló a los investigadores los puntos donde ocultó los restos óseos, que coincidían con la zona del hallazgo de los excursionistas. Posteriormente, ingresó en prisión provisional hasta que se celebró el juicio dos años después.

La versión del acusado, la condena tras el juicio y los recursos

Según la versión que presentó la defensa de Jesús Pradales, la discusión con Juana Canal comenzó por dinero, cuando ella le habría tirado la recaudación de su taxi por el retrete. Durante la disputa, apuntó, Juana llamó a la Policía, que acudió al piso de la calle Boldano en Madrid, pero no realizó diligencias y se marchó. Tras la salida de los agentes, la discusión continuó y, según Pradales, la muerte de Juana se produjo de manera fortuita. Posteriormente, él procedió a descuartizar y trasladar el cuerpo en maletas a Navalacruz para ocultar lo ocurrido.

La defensa sostuvo que la muerte fue accidental y que Juana Canal, que según ellos consumía alcohol y pastillas y estaba en tratamiento por depresión, perdió el equilibrio durante la discusión. Según esta versión, Pradales actuó para protegerse y no tuvo intención de causarle daño, y su decisión de ocultar el cuerpo se debió al miedo de ser acusado injustamente, tras la intervención previa de la policía.

El juicio comenzó el 16 de septiembre de 2024 en la Audiencia Provincial de Madrid con jurado popular. El 26 de septiembre, el jurado lo declaró culpable de homicidio doloso, y la sentencia del 7 de octubre de 2024 le impuso 14 años de prisión, además de indemnizaciones de 118.000 euros al hijo superviviente de Juana y 22.000 euros a otros familiares. Pradales, entonces, presentó un recurso de apelación, pero este fue desestimado. El 27 de marzo de 2025, el TSJM confirmó la condena, señalando que existía acreditación suficiente para atribuir a Pradales la autoría voluntaria del homicidio y la ocultación del cadáver, y que no se vulneraron sus derechos de defensa. Durante el proceso se destacó que Pradales rehízo su vida a los pocos meses de la desaparición (se casó y tuvo cuatro hijos), aparentando normalidad mientras la familia de Juana aguardaba respuestas.

Tras la confirmación del TSJM, Pradales decidió recurrir al Tribunal Supremo. "El TSJM desestimó la apelación y confirmó la sentencia del Tribunal de Jurado en todos sus términos. Ahora estamos a expensas de ese recurso. Lo que viene a decir es que la prórroga del procedimiento, cuando estaba instruyéndose como diligencias previas, se hizo de tal forma que validaría, según la defensa, algunas licencias que incriminan a Pradales. Sin embargo, consideramos que esto ya fue resuelto", señala Juan Manuel Medina.

Este recurso de casación podría ser la última vía de la defensa, ya que podría volver a recurrir a otros estamentos posteriormente, pero lo que dicte el Supremo marca prácticamente un cierre. Óscar, el hijo menor de Juana, confía en tener un fallo favorable junto a su tía y otros familiares. Mientras esperaba justicia por su madre, perdió a su hermano Sergio, a su padre y a una de sus abuelas. Su historia muestra una fortaleza férrea ante la incertidumbre. Ahora, todo su entorno se muestra esperanzado en poder avanzar en calma. El condenado por el crimen de Juani, como conocían a la vecina de Madrid, permanece entre rejas.