Agustín, el vigilante del puerto de Tenerife: “Anna y Olivia no iban en el coche de su padre”

  • La teoría de una fuga de Tomás Gimeno con sus hijas cobra fuerza

  • Agustín le abrió la barrera a Tomás Gimeno cuando llegó al puerto a las 21:28 el martes

  • Agustín es la última persona que vio y habló con Tomás: "Estoy seguro de que las niñas no iban en el coche"

La Guardia Civil le ha tomado declaración varias veces. Porque es la clave del caso. La última persona que vio y habló con Tomas Gimeno en el puerto. Es el vigilante. Está temeroso. Sabe que su testimonio es muy importante para la investigación y no quiere desvelar detalles que ha dado a los agentes. Pero sí habla con rotundidad de lo esencial. Agustín le abrió la barrera a Tomás Gimeno cuando llegó al puerto a las 21:28 el martes "Controlamos a quien entra y lo vi llegar. Estoy seguro de que las niñas no iban en el coche".

"Llevaba dos bolsas grandes de basura y una mochila"

Es importante destacar que ante las insistencias en esta pregunta, Agustín se revuelve. Miró los asientos. No estaban las niñas. Está seguro. Luego le volvió a ver. Estaba haciendo rondas por la dársena y vio a Tomás cargar su barca. "Llevaba dos bolsas grandes de basura y una mochila. Una de las bolsas estaba en la lancha cuando la recuperó la Guardia Civil". La cámara del puerto lo grabó tres veces, tres viajes con bultos. A través de las imágenes.

El capitán del puerto creyó ver dos bolsas tipo petate militar, una maleta, una mochila, y ropa, bultos. Todo eso no lo vio el vigilante. Poco después Tomás zarpó pero "regresó nervioso a las 23:30. Buscaba un cargador en el coche y tuvo que comprarlo". Tomás se topó con la policía del puerto por el toque de queda. No le importó. Era crucial para él encontrar el cargador. Agustín estuvo buscando en su despacho pero no pudo ayudarlo por eso Tomás salió a una gasolinera. Cargó el móvil y a las 12:10 se marchó Para qué necesitaba el cargador. Los agentes le dan vueltas a este nerviosismo de Tomás. Alguien que ha matado a sus hijas y se va a suicidar no necesita el cargador. No era para despedirse, no era para discutir con su exmujer. Ya habían hablado y era ella la que le llamaban toda la noche, persiguiéndole para que le devolviera a sus hijas. Por eso se había quedado sin batería. Los amigos de Tomás tienen otra teoría o hipótesis. Convencidos de que no ha hecho daño a sus hijas, el móvil lo necesitaba cargado para fugarse, para reunirse con el barco al que previamente, él o un cómplice, habría embarcado a las pequeñas en alguna de las calas de Candelaria.

Eso nos lleva otra vez a la despedida. A las 19:30 Tomás "Me abrazó y nunca lo hacía". Otros amigos han dicho lo mismo. Esa tarde Tomás con Anna y Olivia partieron de la vivienda a las 19:40 pero pudieron no pasar ya por su casa, o pasar un momento muy rápido. Antes de las 21:00 ya no estaban porque llegó la madre de las pequeñas. Pudo comenzar la fuga. Pudo llevarlas a alguna de las calas de Candelaria a las que es fácil llegar desde un barco fondeado. Es lo que propone Toni Herrero, dueño de una tienda de motos de agua, y amigo de Tomás.

Un velero quitó el sistema de seguimiento y fue a una zona de trasbordos

El grupo de amigos han revisado la página Marine Traffic en la que puedes hacer seguimiento de barcos en directo. Y creen haber encontrado uno con bandera inglesa que partió el martes de Las Palmas para fondear en Candelaria, en Tenerife. Estuvo todo el día. Los horarios coinciden. Su teoría es que subió a sus hijas, o las recogió alguien, otro amigo. Las dejó en el barco y este zarpó. La idea era despistar y que Tomás fuera al puerto a hacer como que él se iba solo en su lancha. La cargó con el equipaje que necesitaban para huir con un bebé de 1 año. Y salió al mar a encontrarse con el barco. Tardó una hora y media en volver. No se entiende. Quizá al quedarse sin batería y sin GPS porque la barca no llevaba, tuvo que regresar a tierra a cargar el móvil. El barco en cuestión al que han seguido quitó el sistema de seguimiento y salió hacia la zona de Antequera, un lugar en el que se podría haber hecho un trasbordo sin que nadie los viera desde tierra. Las horas coinciden, dicen. Luego el velero partió hacia la costa africana a donde llegó ayer. No tendría sentido para ir a África salir de las Palmas y pasar por Tenerife para volver hacia atrás a no ser que necesitara recoger a alguien.

Por eso, la Guardia Civil se busca a un cómplice, que podría ser un amigo de Tomás. Algunos hablan de uno en concreto que no saben de él. La Guardia Civil está interrogando a la familia de Tomás y a los amigos una y mil veces.

Tomás estaba obsesionado con la nueva pareja de su exmujer

Tomás estaba obsesionado con la nueva pareja de sus exmujer, un belga dueños de unas bodegas en las que Beatriz trabaja de apoderada. Tomás no quería que sus hijas vivieran con ese hombre. De hecho tenían sus más y sus menos sobre el cuidado de sus hijas. Eso provocó la discusión y las amenazas de diciembre a su exmujer. Tomás abordó a la pareja en un bar cercano a las bodegas de Eric. Los testigos vieron como agredía al novio de su exmujer y como ella intentaba separarlos y acaban arrastrada por el suelo. Esta obsesión hace pensar al entorno que Tomás se quería llevar a sus hijas lejos. Es lo que le dijo a Beatriz en la última llamada que respondió a las 1.30 de la mañana desde el mar. La última que respondió. “Nos vamos lejos” le dijo. La madre de las pequeñas piensa por ese motivo que están vivas con su padre.