Pedro Nieva, el presunto inductor del crimen del concejal de Llanes, Javier Ardines, acababa de descubrir la infidelidad de su mujer con una grabación furtiva durante una comida familiar. Había dejado su móvil debajo de una servilleta con la grabadora de voz activa y con ello confirmó sus sospechas: Ardines tenía una relación con su mujer, Katia, prima a su vez de la esposa del concejal.
Hoy hemos conocido los mensajes que intercambiaron Katia y Pedro Nieva a través de su teléfono móvil; unos mensajes muy reveladores porque confirman los celos enfermizos del detenido, que presuntamente contrató dos sicarios argelinos para acabar con el concejal.
“¿Qué tal?”, le preguntaba Katia.
–“Muerto de pena y dolor”
–“¿Se nos rompió la vida?”
–“A mí sí. A ti ¿por qué?”
–“Porque te pierdo”
–“Yo sí que te pierdo…” contestaba él.
–“A mí no me vas a perder, pero estoy muerta de miedo”
–“Sé que no voy a resistir perderte. Llevamos toda la vida juntos… Me voy a morir”.
–“No me digas eso, por favor. Si te pasa algo yo me muero”, respondía ella.
–“Lo que yo siento hacia ti ¡nada ni nadie lo podrá destruir jamás!”, finalizaba él.
Meses después, el día del crimen, Katia desconfiaba de su marido: “Tiene un golpe en la cabeza. Se ha muerto Javier”, le contaba, esperando su respuesta.
“¿Se sabe algo más?”, se limitó a preguntar Pedro Nieva, motivando la reacción de su mujer: –“Parece que le han hecho algo. Pedro, ¿qué has hecho?
–“Yo no he hecho nada, te lo juro”.
–“Tienes que venir. Te va a llamar la Guardia Civil”
–“He estado en casa sin poder dormir… como todas las noches. Iré, pero no he hecho nada. Lo peor es que tú no me crees”, recriminaba Nieva.
–“Lo peor es que me miran a mí”, finalizó Katia.
Los últimos días, antes del asesinato del concejal Ardines, Pedro Nieva había hecho pública su rabia; estaba descontrolado.