El aire de nuestras casas tiene 10 veces más sustancias contaminantes que el de la calle

  • En los hogares donde se fuma hay el doble de partículas contaminantes

  • Es un error creer que las plantas purifican el aire de nuestras casas

La contaminación mata. Casi nueve millones mueren cada año en el mundo, 800.000 solo en Europa, por los elementos nocivos que vertemos al aire. Encerrados en nuestras casas creemos estar a salvo de este veneno que nos intoxica lentamente pero es mentira. Tabaco, productos químicos como pinturas, barnices o material aislante o emisiones electromagnéticas convierten nuestra casa en un foco nocivo que amenaza nuestra salud y la de nuestros hijos.

Un estudio reciente de la Universidad Estatal de San Diego (Estados Unidos) considera que los productos de limpieza, las velas o freír alimentos en casa son fuente de partículas contaminantes en el ambiente de igual forma que el humo del tabaco.

El trabajo, publicado en la revista 'PLoS One', alertaba especialmente a las familias de bajos ingresos que viven con niños, ya que esa mala calidad del aire puede exponerles a un mayor riesgo de diferentes problemas de salud.

El simple hecho de hacer tostadas eleva los niveles de partículas mucho más alto de lo esperado

La alerta de los investigadores apuntaba especialmente a los hogares donde se fumaba tabaco ya que estos tenían un nivel medio de partículas que era casi el doble que el de los hogares donde no se fumaba. Estas partículas contenían nicotina y subproductos de la combustión bien conocidos por ser peligrosos para la salud, especialmente los niños.

Pro no solo contamina el tabaco, un estudio de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, en sus siglas en inglés) ponía de manifiesto que los productos de limpieza o de aseo, conservantes alimentarios, pinturas o materiales sintéticos también son elementos de los que puede desprenderse sustancias químicas que pueden hacer que el aire que se respira en una casa contenga hasta 10 veces más sustancias contaminantes que el de la calle.

Por ejemplo, no se repara en que el PVC puede desprender ftalatos que son nocivos para la reproducción (que a veces integran un 30 por ciento de su peso) o que una madera conglomerada puede hacerlo con formaldehído, un gas que puede ser irritante e incluso favorecer el cáncer; estudios recientes muestran una gran carga de tóxicos en el polvo doméstico; existen residuos de pesticidas que pueden encontrarse en la alimentación...

Carlos de Prada, autor del libro 'Hogar sin tóxicos', editado por la Fundación Vivo Sano, asegura que "no somos muchas veces conscientes de la complejidad de la química que puede haber en un hogar y que puede pasar a nuestros cuerpos por diferentes vías".

Nuestras casas son un hervidero de campos electromagnéticos

Así, apuesta lo primero por reducir el número de productos de limpieza y recordar que "la casa no es un quirófano", por tanto no es necesario usar estos productos todos los días; no usar ambientadores sintéticos; reducir el uso de productos de limpieza en spray y apostar por los ecológicos; ventilar a diario el hogar; no abusar del PVC en las casas; o utilizar pinturas ecológicas y optar por muebles de materiales naturales.

"Hay que apelar al uso de la facultad racional", teniendo en cuenta que una sobreexposición a determinados productos de una manera reiterada puede tener efectos negativos sobre la salud, sobre todo en la de niños y embarazadas. Así, este experto destaca el asma, las alergias, un aumento en el riesgo de determinados tipo de cáncer, así como problemas reproductivos, sobre todo afectando a la calidad del semen.

Demasiados focos contaminantes

En la actualidad ya se empieza a emplear aislamientos térmicos de materiales reciclados y no contaminantes, por ejemplo, aquellos compuestos de virutas de papel, viruta de madera, paja o trozos de tela. Los especialistas piden que si se trabaja con estos materiales, se evite el uso de compuestos de espuma de poliuretano, lana de vidrio o el poliestireno ya que son los más contaminantes.

También aconsejan buscar pinturas, solventes o adhesivos de baja emisión de compuestos volátiles o que no contengan plomo o que cuenten con la Eco-etiqueta europea o el sello AENOR. En el caso de barnices existen alternativas naturales no tóxicas así como tratamientos con aceite de linaza, bórax o cera de abeja, sin disolventes. Los pegamentos basados en agua son siempre más naturales.

Otro foco a eliminar en el caso de las casas antiguas son las viejas tuberías de plomo o hierro galvanizado, altamente contaminantes. Lo mejor sería sustituirlas por conducciones de plástico o cobre. También hay que sustituir las bombillas incandescentes que contienen mercurio por elementos led.

Olvidamos que nuestras casas son un hervidero de campos electromagnéticos derivados del uso de las nuevas tecnologías como teléfonos móviles, routers, el WiFi o el bluetooth. Y aunque solemos minimizar su importancia, tienen consecuencias directas sobre la salud. Podemos reducir el impacto dentro del hogar con los materiales adecuados.

Las plantas en macetas pueden mejorar el aire en los hogares y oficinas pero la ventilación natural supera a las plantas

Ahora con la llegada del frío debe evitarse el uso de los aparatos más contaminantes como las estufas de parafina, gas y leña. Estos aparatos están basados en la combustión producen gases y partículas que contaminan el medio ambiente. Si no se tiene alternativa posible, un buen mantenimiento y limpieza del aparato ayudará a reducir la contaminación.

Lo mismo ocurre con las alfombras que son una fuente de compuestos orgánicos volátiles (COVs) y químicos que emiten vapores contaminantes. Para evitarlos, es mejor utilizar materiales naturales en alfombras, tapetes y tapizados, como lana, sisal y algodón, así como limpiarlos con un jabón natural suave o con bicarbonato sódico y agua.

Cuanto más limpiamos más contaminamos

En una reciente reunión de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés), celebrada en Washington, se ponía de manifiesto la relación entre los hogares y la calidad del aire.

Y es que, aseguran, tareas tan básicas como hervir agua sobre un fuego pueden contribuir a altos niveles de contaminantes del aire gaseosos y partículas en suspensión, con impactos negativos en la salud.

Investigadoras como Marina Vance, profesora asistente de Ingeniería Mecánica en CU Boulder descubrieron que las concentraciones en interiores medidas fueron lo suficientemente altas como para que sus instrumentos sensibles debieran recalibrarse casi de inmediato. "Incluso el simple hecho de hacer tostadas elevó los niveles de partículas mucho más alto de lo esperado --destaca Vance--. Tuvimos que ir ajustando muchos de los instrumentos".

La paradoja al punto de que las regulaciones sobre automóviles han reducido las emisiones derivadas del transporte en las últimas décadas, mientras que la importancia relativa de los contaminantes químicos de los hogares solo había aumentado, según datos publicados por Joost de Gouw, profesor visitante del Instituto de Cooperación de Investigación en Ciencias Medioambientales (CIRES) de la CU Boulder en la revista 'Science'.

Las plantas ¿Sirven las plantas para limpiar el aire de nuestras casas?

A tenor de un reciente estudio de la Universidad de Drexel, en Estados Unidos, publicado en el 'Journal of Exposure Science and Environmental Epidemiology', ¡no!.

Se trata de una afirmación rotunda que choca con la creencia y prácticas de muchas personas convencidas de lo contrario. Estos científicos aseguran que las plantas en macetas pueden mejorar el aire en los hogares y oficinas, pero que la ventilación natural supera a las plantaslas plantas en macetas pueden mejorar el airepero que la ventilación natural supera a las plantas cuando se trata de limpiar el aire.

"Este ha sido un error común durante mucho tiempo. Las plantas son geniales, pero en realidad no limpian el aire interior lo suficientemente rápido como para tener un efecto en la calidad del aire de su hogar u oficina", asegura Michael Waring, profesor asociado de Ingeniería Arquitectónica y Ambiental en la Facultad de Ingeniería de Drexel.

Waring y uno de sus estudiantes de doctorado, Bryan Cummings, revisaron una docena de estudios, que abarcan 30 años de investigación, para sacar sus conclusiones.

El hallazgo central es que las tasas de intercambio de aire natural o de ventilación en ambientes interiores, como hogares y oficinas, diluyen las concentraciones de compuestos orgánicos volátiles, la contaminación del aire que supuestamente las plantas están limpiando mucho más rápido de lo que las plantas pueden extraerlos del aire.

El experimento de alto perfil que pareció crear el mito de las plantas de interior como purificadores de aire ocurrió en 1989 cuando la NASA, en busca de formas de limpiar el aire en las estaciones espaciales, declaró que las plantas podrían usarse para eliminar del aire sustancias químicas que causan cáncer.

Con todas estas evidencias encima de la mesa, los investigadores tienen cada vez más claro que debemos reenfocar los esfuerzos para prestar la misma atención a todos estos elementos presentes en nuestros hogares que la que dedicamos a los combustibles fósiles. Por que, la imagen que tenemos en nuestras cabezas sobre la atmósfera ahora debe incluir nuestra casa.