Kofi Annan, a quien se otorgó el Premio Nobel de la Paz en 2001, no solo ocupó sus esfuerzos por lograr la paz en el mundo, sino que nos desafió a hacer "más y mejor" y no "dormirnos en los laureles". Sus declaraciones a lo largo de su trayectoria en la ONU han ido encaminadas a hacer frente a los retos económicos, sociales y ambientales con que se enfrenta la sociedad.
Desarrolló varias iniciativas para mantener el compromiso de la comunidad internacional, en especial con los entornos más desfavorecidos. Un ejemplo de ello es el informe que presentó en abril de 1998 al Consejo de Seguridad sobre 'Las causas de los conflictos y la promoción de la paz duradera y el desarrollo sostenible en África'.
El Sr. Annan también trató de mejorar la condición de la mujer y de crear asociaciones más estrechas con la sociedad civil, el sector privado y otros agentes no estatales cuya fuerza complementa la de las Naciones Unidas.
Los niños y jóvenes fueron otro de los perfiles a los que cuidó el exdirigente. Lideró múltiples jornadas, en las que instaba a revisar los compromisos que en ellas se tomaban.
El concepto sobre la "responsabilidad de proteger", plasmado en un documento oficial, rigió como un ideario hasta el final de sus días. A pesar de no tener un carácter obligatorio para los Estados, instó a la sociedad civil a seguir persiguiendo sus derechos.