La profesora zamorana Laura Luelmo padeció "más de cuarenta" lesiones de diferente naturaleza, la mayoría de ellas en la cabeza, que acabaron con su vida. Dadas las lesiones se estima que la joven pudo ser golpeada por una piedra. Otra de las heridas más llamativas es la fractura de la mandíbula. A juicio de los expertos esta pudo deberse a un golpe "con un palo o una barra metálica".
Laura también sufrió heridas en el tercio superior del muslo, en la vulva y en la pared vaginal. Lo que indica que hubo agresión sexual, al menos un intento, algo que coincide con las dificultades confesadas por Montoya para ejecutar sus relaciones sexuales.
Sí se han obtenido "una mezcla de perfiles genéticos" en la que son compatibles –como contribuyentes– Luelmo y Montoya. Concretamente, la Guardia Civil ha localizado restos orgánicos de ambos en la fregona blanca y verde y en el pantalón vaquero negro con manchas de desteñido del cuarto de baño de la vivienda donde asaltó a la joven, según informa Huelva Información.
Asimismo, los especialistas dejan poco lugar a la duda de que la principal agresión contra Laura se produjo en el número 1 de la calle Córdoba.
En el dormitorio se ha constatado la presencia de sangre de la víctima en la pared, en la tierra y en los azulejos del suelo, así como en la zapatilla deportiva negra y amarilla. También hay vestigios genéticos de Laura en el cubo azul del baño. Bernardo intentó limpiar la casa con lejía, pero no consiguió borrar su rastro. Los perros de la policía detectaron sangre en esa zona. La manta encontrada camino de Zalamea también presenta restos biológicos de Laura. La joven también presentaba hematomas en los tobillos por lo que parece que fue atada. Los datos apuntan a que Laura pudo morir entre el viernes 14 y el sábado 15 de diciembre, pero no el mismo día de su desaparición.