El líder detenido de la secta de Barcelona obligaba a las seguidoras homosexuales a tener sexo con hombres

  • El autodenominado "maestro iluminado" abusaba sexualmente de los miembros y los humillaba en grupo como castigo

  • En cada sesión se introducían las relaciones sexuales "como una especie de camino para la sanación"

  • La secta se aprovechaba de la situación de vulnerabilidad de las víctimas y vivía "holgadamente" de sus aportaciones de dinero

Controlar sus vidas, persuadirlas para cometer actos sexuales en contra de su voluntad y amenazarlas si no lo hacían. A esto se dedicaba el autodenominado "maestro iluminado", el líder de un secta de "crecimiento personal" en Barcelona detenido por abusar sexualmente de sus seguidoras. El hombre, de 66 años, llevaba más de una década manipulando a las personas que lograba captar para su "grupo de manipulación psicológica". Ejercía un control total sobre la personalidad de los miembros, le sometía a una serie de creencias y les inculcaba la idea de que él era un "ser superior" que tenía el poder absoluto.

El detenido aprovechaba los momentos de gran vulnerabilidad de las víctimas para atraer su atención y les ofrecía "soluciones mágicas". Según el inspector de los Mossos, Lluis Paradell, animaba a los que ya eran miembros del grupo a traer nuevas seguidoras, poniendo en práctica "técnicas en persuasión coercitiva o de alteración y control de la personalidad". La estrategia de persuasión que utilizaba era muy progresiva pero poco a poco iba incrementando su control sobre cada persona. Con esta técnica llegó a captar a más de una veintena de víctimas.

Humilladas y abusadas sexualmente

"Empiezan con el control de la información y poco a poco van haciendo un control de su vida personal. Esto va generando una dependencia del adepto hacia el líder cosa que va intensificando el nivel de influencia. Esto es lo que va desarmando la capacidad de esa persona porque esa dependencia le genera ansiedad, le genera un malestar enorme. En este caso el líder utilizaba sistemáticamente la amenaza de expulsión del grupo, algo que generaba mucha ansiedad a los miembros", añade Paradell.

El sometimiento era tal que incluso les obligaba a cometer una serie de conductas que perfectamente pueden ser calificables como abusos sexuales. Como, por ejemplo, si expulsaba alguno de los miembros del grupo para poder ser reintegrados les obligaba a mantener algún tipo de relación sexual o a ser humillados con elementos eróticos dentro del propio grupo. "Nos consta en algunos casos que el líder tuvo alguna actividad violenta como intentar azotar con las manos a una de las víctimas y luego obligar al resto del grupo que estaba participando en la sesión a hacer lo mismo sobre esa persona", explica el subinspector.

En estas dinámicas grupales se introducían elementos de relaciones sexuales como una especie de camino para la sanación

La mayoría de las dinámicas eran grupales pero también impartía sesiones individuales. En cada sesión se introducían las relaciones sexuales "como una especie de camino para la sanación". Algunas mujeres llegaron a pasar entre 8 y 9 años dentro del grupo, siendo, desde el principio, "víctimas claras de abusos sexuales. Además, el líder consideraba a las seguidoras homosexuales del grupo "enfermas con una desviación" y las obligaba a mantener relaciones sexuales con hombres en contra de su voluntad. "Las víctimas lo hacían supuestamente influenciadas bajo la presión y manipulación psicológica.

En todas estas sesiones que impartía exigía a los miembros pagar ciertas cantidades de dinero e incluso utilizaba el precio, modificándolo al alza o a la baja, ara influir en las acciones de los miembros. Según Paradell no eran grandes cantidades, pero sí lo suficientes como para "vivir holgadamente sin la necesidad de permitir ningún otro modo de ingreso". En cada sesión podía haber hasta 15 personas que daban sus aportaciones y desde que se creó el grupo pudo captar hasta 25 víctimas en total, aunque algunas, a lo largo de los años, se fueron desvinculando.

Más de una veintena de víctimas

De hecho, la detención del "maestro iluminado" y de otras dos mujeres que presuntamente captaban y participaban en los abusos, ha sido posible gracias a las denuncias de las víctimas que lograron salir del grupo. "Es un acto de valentía, estas personas cuando se desvinculan siguen sufriendo, tienen secuelas y es difícil superarlo. Muchas incluso nos relatan sentir una gran vergüenza porque es cuando toman conciencia. Tienen sensación de culpa y tener que admitir en su entorno que han sido manipuladas y han tenido que hacer esos hechos reprobables para sus familiares y amigos es muy duro", reconoce Paradell.

Este grupo no disponía de ningún establecimiento ni local en el cual se congregasen los adeptos. Las sesiones se hacían en el domicilio del líder o de las personas afines a él que también formaban parte del grupo. Según los Mossos, el detenido logró mantener tantos años esta secta porque supo aprovechar la sensación de desprotección, vulnerabilidad y miedo que les genera a los miembros de grupos así ser expulsados. Los líderes se aprovechan de la dependencia creada, una de las formaS que los líderes tienen de evitar que los adeptos abandonen. "Vencer este tipo de miedo y reacción es uno de los principales impedimentos de estos grupos", concluye el subinspector.

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