Roberto, ‘el hombre que susurraba a las hormigas’ y que las exporta desde Cádiz a 100 países

  • La empresa que abrió con el dueño como único trabajador, ya mantiene 17 empleos

  • La mayoría de los clientes son familias que buscan hormigueros para los más pequeños

  • Regala las hormigas con los hormigueros, y los hay de todos los precios. Desde cinco hasta más de cien euros

Cuando era pequeño cogía los tarros de cristal y guardaba las hormigas que recogía en la calle. La curiosidad por conocer qué hacían estas pequeñas, le fascinaba. Lo que entonces no imaginaba era que a sus 42 años, Roberto Huertas, montaría una empresa de hormigueros que enviaría a miles de familias: “Para mi esto es como un milagro”, confiesa a NIUS el empresario.

Informático de profesión, en 2003, creó un foro en la red y, poco después, se convirtió en toda una comunidad de aficionados a las hormigas. En 2008, se le acabó el contrato en la empresa donde trabajaba. “Me pagaron con piezas de ordenador”, relata Huertas. En ese momento, con la crisis encima, su mujer le animó a sacar adelante el proyecto y montó la tienda, ‘Anthouse’.

La pasión por las hormigas se le nota nada más descolgar el teléfono. “Soy muy friki, yo lo sé”. Empezó él solo, enviando paquetes a los miembros de la comunidad, y ya “somos 17 personas trabajando”, cuenta a NIUS Roberto. A las afueras de Trebujena, en Cádiz, tienen una nave donde se encargan de fabricar los hormigueros, el empaquetado y preparar los envíos. No dan a basto, con el coronavirus las ventas se han incrementado: “Mandamos hormigueros a más de 100 países”, relata.

Reconoce que para muchas familias, que son la mayoría de sus clientes, es “más fácil un hormiguero que un perro o un gato”, dice con la media broma. Además de atender a la demanda de sus clientes, fabrican a otras tiendas, “como a una de Alemania y otra de Australia”, dice Huertas. Ellos regalan las hormigas, su negocio está en la compra de ‘accesorios’.

Los hormigueros llegan con una hoja de instrucciones: la reina pone los huevos, come alpiste, semillas, y luego la colonia va creciendo. Así, cuando envían al extranjero, y no mandan las hormigas, explican cómo tienen que hacerlo una vez que las cogen ellos mismos de la calle. La más frecuente, ideal para principiantes, es la messor barbarus: “Sí, sí, todos los nombres los tenemos que decir en latín, que aquí si decimos hormiga negra u hormiga roja no nos entendemos”.

En su canal de YouTube y a través de las redes sociales explica tanto para novatos como para expertos los cuidados sobre este insecto que causa afición entre millones de personas. Los hormigueros que ellos se encargan de elaborar, van desde los cinco hasta más de 100 euros. “Lo que cada uno quiera gastar”, comenta. Pueden elegir numerosos modelos, varios colores y hasta personalizarlos.

Guarda anécdotas que difícilmente se le van a olvidar: “Nos llaman porque al hijo se le ha muerto la hormiguita para ver qué podemos hacer. Otros, me han llamado queriendo hormigas para comérselas: Yo le dije, tú aquí puedes comprar el hormiguero, y ya haces con las hormigas lo que quieras”, dice entre risas.