Hacinamiento, robos y peleas diarias: Así conviven los jóvenes de la Residencia de Primera Acogida de Hortaleza

Informativos Telecinco / Agencias 24/09/2018 19:30

La situación que se vive en la Residencia de Primera Acogida de Hortaleza es tal que muchos de los jóvenes se ven obligados a dormir en colchonetas o incluso en el suelo porque el número de residentes sobrepasa con creces al número de plazas habilitadas. Como consecuencia, los problemas que esto provoca son múltiples y afectan tanto a los propios jóvenes como a los trabajadores del centro, así como incluso a los vecinos de la zona.

En declaraciones a Europa Press, un educador social del centro, que ha preferido no revelar su nombre, ha explicado que las necesidades de los chicos se cubren "a duras penas". Tan solo unos pocos pueden dormir en camas, tal yc omo corroboran también algunos de los chicos que viven en este centro.

En estas circunstancias, las rencillas entre los jóvenes que conviven en el lugar están a la orden del día. Algunos se roban entre ellos y las peleas son diarias, asegura un chico, de 17 años y origen marroquí, que llegó al centro hace un mes.

INTERVENCIONES DE LA POLICÍA

En este contexto de continuo conflicto, y viéndose sobrepasados en número cuando la situación se descontrola, los trabajadores sociales y los agentes de seguridad privada que se encuentran en el centro han tenido que recurrir en reiteradas ocasiones a la Policía para mediar en las peleas, --y motines--, que se producen en el interior de la residencia.

Durante la mañana de este lunes, sin ir más lejos, varios agentes de la Policía han tenido que acudir para parar una pelea que se estaba produciendo entre jóvenes por, presuntamente, haberle robado uno el colgante al otro.

Más allá, varios agentes de incógnito rondaban la zona, sabedores de la situación que se vive en el lugar.

CONSECUENCIAS DE LA SOBREOCUPACIÓN

Más allá, la sobreocupación no solo afecta a la falta de camas, también a la alimentación, la ropa que dan a los jóvenes, su inserción y el tiempo que pasan allí hasta ser atendidos por los servicios sociales.

Respecto a la falta de comida, los jóvenes se quejan de que las raciones a veces son escasas y los alimentos del día anterior. Por su parte, en tono jocoso, el educador social ha explicado que son "un poco sibaritas", aunque ha reconocido que tienen que ajustar las comidas.

"No está faltando comida como tal. No podrán repetir como ellos quieren repetir, pero tienen su plato; eso está cubierto. Según el día pueden repetir, también son muy sibaritas en el tema 'comida de ayer'", ha señalado al tiempo en que ha manifestado que a veces tiran la comida que no les gusta.

Por otro lado, en cuanto a la falta de ropa que los chicos manifiestan, el educador ha afirmado que es verdad que se les debería proveer de más ropa, pero que están cubiertos.

FALTAN SIETE EDUCADORES SOCIALES

Asimismo, este trabajador del centro ha explicado que ahora mismo hay seis educadores sociales por turno, una situación en la que faltan siete educadores según el ratio, lo que provoca que la intervención educativa "sea mala". El centro cuenta con una escuela con 30 plazas, que no da abasto por la sobreocupación.

Desde que llegan al centro hasta que se hace una primera valoración se tarda más de medio año --lo ideal sería hacerla en un mes-- porque la lista está saturada. Para el trabajador esto provoca frustración del menor, colapso educativo para ellos y falta de reinserción por estar apartados de la sociedad.

NO TODOS SON MENORES DE EDAD

Por su parte, un agente de seguridad del centro ha explicado que se producen muchas pelas en el centro en las que tiene que intervenir y que algunos de los asistidos "son buenos chicos, pero otros tantos no".

Del mismo modo, ha manifestado que hay chicos en el centro que no son menores, algunos rondan los 30 años, según el agente de seguridad, pero que el colapso de la primera intervención social provoca que no se pueda comprobar este hecho.

Un grupo de chicos marroquíes que estuvieron en el centro hace medio año ha asegurado que por entonces no existía ningún problema de comida, cama, ni ropa.

LOS JÓVENES SE QUEJAN DE LA SEGURIDAD PRIVADA DEL CENTRO

Por otro lado, según recoge Europa Press, algunos de los chicos han expresado haber recibido golpes de los agentes de seguridad privada que tienen en el centro. Por su parte, tanto el educador social como uno de los agentes de seguridad han manifestado que la fuerza tan solo se utiliza cuando la situación "se va de las manos".

QUEJAS VECINALES

Más allá, la situación también se ha hecho notar en los alrededores de la residencia de acogida, que ha obligado a los vecinos a denunciar en más de una ocasión haber sufrido robos por parte de los jóvenes que se encuentran en el recinto, del cual en numerosas ocasiones escapan saltando el vallado. Ante este problema, reclaman no solo mayor vigilancia, sino medidas administrativas que lo solucionen.