Lluís denuncia que fue víctima de alienación parental: "Hicieron que odiara a mi padre, no le quería ver"

  • Lluís Sala asegura que sufrió alienación parental por parte de su madre hacia su padre durante dos años

  • Según el joven, su madre le utilizó para ganar la demanda de divorcio contra su padre

  • “Había tomado un partido bastante peligroso, dejé de ser un niño y empecé a ser responsable de mi madre porque la veía débil”

Lluís llegó a odiar a su padre durante años. El divorcio de sus padres supuso un cambio radical en su vida ya que, según el joven, su madre le utilizó para ganar la demanda de divorcio. Dice que junto a su abogado, le presionaron para que testificara en contra del padre y le pintaron una "realidad distorsionada".

"Me decían que no me quería, que no se preocupaba por mí y que por su culpa no teníamos dinero para comer. No quería verle, ni hablar con él, le odiaba", explica Lluís a NIUS. Tenía solo 12 años y asumió el rol de "defensor" de su madre", a quien veía débil e indefensa. Años después, su padre le quiso contar "toda la verdad" y Lluís asegura que se dio cuenta de que había estado engañado todo ese tiempo.

Han pasado ya 10 años desde entonces y a día de hoy vive con su marido, sin embargo, todavía se emociona cuando piensa la situación por la que tuvo que pasar. Se siente identificado con el síndrome de la alienación parental, ya que no duda que su madre malmetió contra su padre para alejarle de él. Por eso, el joven ha querido contar su experiencia en NIUS para ayudar a otros niños que estén pasando por esta situación y animarlos a pedir ayudar para evitar que sufran como él sufrió.

Pregunta. ¿Cómo era la relación con tus padres antes del divorcio?

Respuesta. Como todo matrimonio, tenían sus discusiones, sus peleas propias y de una familia en general. La verdad es que para los hermanos en aquel momento nos vino todo muy de sorpresa. Cuando se produjo la separación nunca habíamos sospechado que esto pasaría, yo nunca imaginé que mis padres se iban a divorciar. Cuando mis padres estaban juntos, mi padre nos sustentaba económicamente. Mi madre no trabajaba, nosotros vivíamos muy bien. De la noche a la mañana, empiezo a ver en mi madre una dejadez.

P. ¿Y a raíz del divorcio se empezó a torcer tu relación con ellos?

R. Lo que pasó es que se metieron terceras personas de la familia, de mi madre, en este caso, y esto acabó generando lo que ha sido todo este conflicto. Por malos asesoramientos se tomaron malas decisiones, pero el tiempo pone a cada uno a su lugar y las verdades salen a la luz. Esto fue lo que pasó, al final la verdad salió y me di cuenta de que era muy diferente a lo que a mí me habían contado. Yo, ciertamente, había tomado un partido bastante peligroso que no recomiendo a nadie. Hubo un ansia por quitarle todo a la otra parte y destrozarle para que se sintiera impotente y viera cómo se destruía todo lo que él había trabajado y construido.

A mí me cogían del colegio, me metían en un taxi, y la abogada me decía todo lo que tenía que decir en el juicio, en contra de mi padre, porque si no a mi madre le iban a pasar cosas malas

P. ¿Qué papel asumiste en el conflicto?

R. Asumí el papel de adulto cuando solo tenía 12 años, dejé de ser un niño. Tomé el roll de defensor de mi madre porque yo la veía como la débil. La veía llorando porque decía que no teníamos para comer, que nos habían cortado la luz… y en esos momentos yo tenía mucha rabia. Me decían que todo era culpa de mi padre y es una situación complicada porque no sabes nada, no sabes la versión de la otra parte, no sabes si es verdad que realmente tu padre se está despreocupando de tí y no te está manteniendo. Tú te has metido en tu burbuja con tu madre y la única verdad que te crees es la que esta parte te cuenta. Tuve rechazo hacia mi padre, yo no quería hablar con él ni verlo, el simple hecho de verlo me daba pavor y, realmente, le estaba castigando injustamente.

P. ¿Qué es lo que te decían de tu padre y lo que tu acababas creyendo?

R. A mi madre le recomendaron que utilizase su mejor baza, que era su hijo pequeño, yo. El resto de mis hermanos ya eran casi adultos y no puedes manipularlos igual que a un niño de 12 años que está en pleno desarrollo. Mi madre no entendió que eran ellos los que se divorciaban y no los hijos y lo que hacía era utilizarme a mí. Me decían que mi padre no me quería ver, que no teníamos comida porque él no mandaba dinero… Recuerdo un día que me vinieron a buscar al comedor del colegio para ir a testificar a un juicio, me metieron en un taxi y la abogada de mi madre me dijo todo lo que tenía que decir en el juicio, en contra de mi padre, porque si no a mi madre le iban a pasar cosas malas.

P. ¿Tú te sentías cohibido?

R. Mucho. El cohibir a un niño con esa edad es muy complicado. Los niños somos muy manipulables y si piensas que a tu madre le pueden meter en la cárcel, que se puede quedar en la calle, lo único que puedes hacer es protegerla. No me explicaban la verdad porque mi padre nunca dejó de mantenerme, nunca pretendió despreocuparse y siempre ingresaba una cantidad. Es más, mi padre daba dinero a mis hermanas delante de mí para que llenasen la nevera porque mis hermanas venían a casa a verme y veían cómo estaba la nevera. Si no repetí los primeros dos cursos fue de milagro, mi situación no era buena en casa y no podía concentrarme. A mí me preocupaba más mi madre que mis estudios y a raíz de este cambio de custodia mejoré emocional y académicamente.

Había tomado un partido bastante peligroso, deje de ser un niño y empecé a ser responsable de mi madre porque la veía débil

P. ¿Cuándo empezaste a tener un acercamiento con tu padre?

R. Un día mi padre me vino a buscar a un establecimiento donde yo estaba comiendo y me dijo que me iba a contar toda la verdad y que si yo decidía volver con mi madre él no iba a poner ningún impedimento, pero al menos quería que supiese la verdad. La realidad fue que aquel mismo fin de semana me quedé con él porque me di cuenta de que todo lo que me habían dicho era una mentira. Mi padre sí que se hizo cargo de mí, siempre intentó contactar conmigo, incluso me enviaba regalos que no se me entregaban y con el tiempo yo supe que me había hecho esos regalos. Yo al principio cuando empezó a salir toda la verdad me sentí muy culpable.

P. ¿Y decidiste irte a vivir con él?

R. Yo le transmití en diversas ocasiones que quería ir a vivir con él, entonces yo tenía ya 16 años. Él me dijo que si era mi decisión, él estaba dispuesto a solicitarlo para que me fuera con él. Desde que me fui a vivir con el tuve un cambio total emocinal porque pude madurar, pude seguir mi ritmo de vida acorde con mi edad. Pude dejar de ser el adulto, el padre de familia que intentaba ser cuando estaba con mi madre y pude pasar a ser lo que era, un adolescente.

P. ¿Tu vida cambió a partir de ese momento?

R. Cuando todo salió a la luz y fui a vivir con mi padre pude pasar a centrarme únicamente en mis estudios y dejar esa mochila que yo tenía que llevar encima. Fue forzoso pero necesario porque si no se hubiese producido como se produjo, tal vez esta situación no se hubiese podido revertir y nunca hubiese llegado a poder tener la versión de mi padre ni saber que las cosas no eran como yo creía o me habían hecho creer. Ya no solo hablo de mi madre, porque ella siempre actuó influenciada, se dejó influenciar por terceras personas que la llevaron por un mal camino.

Yo vi que tenía los síntomas: rechazo a mi padre, no quería escribirle ni verle, solo el simple de hecho de pensarlo me causaba pavor

P. ¿Cómo se lo tomó tu madre?

R. La familia de mi madre empezó a repudiarme porque yo me había puesto del lado de mi padre y empecé a ser el apestado. No podía estar en las reuniones con la familia de mi madre porque creían que se lo contaba todo a mi padre, cuando él nunca me pedía ni una sola explicación de lo que hacía, simplemente se preocupaba de si yo estaba bien y si mi madre estaba bien. Para él lo más importante era que yo estuviese bien y que la persona que me estaba cuidando también estuviese bien.

P. ¿A ella le costó aceptar que te fueras de casa?

R. Conmigo mi madre no quiso tener relación. Cuando hubo el cambio de custodia todo eran recriminaciones, insultos y faltas de respeto hacia él, motivados por el alcohol y los malos asesoramientos. Le criticaba por rehacer su vida, pero ella también podría haberlo hecho y si no lo hizo fue porque no quiso, porque optó por la vía de lamentarse. En cambio, mi padre optó por la vida de preocuparse por sus hijos y tirar hacia adelante.

P. ¿La has perdonado?

R. Sí, yo la perdoné e intenté preservar la relación con mi madre porque por mil cosas que puedan hacerme no dejarán de ser mis padres. Pero creo que ella podría haber hecho las cosas de otra manera y nos hubiésemos ahorrado muchos problemas. Ahora que han pasado los años y he analizado la situación tengo claro que ella desgraciadamente nunca se ha repuesto, no porque no haya contado con los medios sino porque no ha querido. Ella sigue pensando en su mundo imaginario en el que todo vuelve a ser como antes, piensa que nosotros vamos a volver a ser pequeños y mi padre va a volver a estar ahí. Eso no va a pasar. Cuando una persona no se quiere poner bien, nadie puede hacer nada, solo ella.

P. ¿Y ahora cómo es vuestra relación?

R. Intento preocuparme de que este bien, que no enferme, que coma cada día, que no le falta de nada. Me preocupo porque ella ha perdido a su madre, pero yo en su día perdí a la mía.

Me da pavor pensar que los padres puedan hacerle algo así a sus hijos, jamás es la vía que hay que utilizar

P. ¿Qué lección sacas de toda esta situación que te ha tocado vivir?

R. Aún no tengo hijos, pero me causa pavor poder pensar que si algún día me separo de mi marido usaremos a nuestros hijos como moneda de cambio. Después de pasar lo que ha pasado sé perfectamente que esa vía no es la que se tiene que utilizar. No puedes utilizar a un niño para intentar hacer daño a tu pareja, lo que ha pasado entre la pareja se tiene que quedar en la pareja. A la gente que se esté separando le doy el humilde consejo de que no utilicen a sus hijos, que se preocupen por darle todo el amor que puedan y que les demuestren que están ahí para apoyarles.

P. ¿Qué consejo le darías a los niños que están pasando por lo que tu pasaste?

R. A los niños les diría que sean fuertes y al mínimo indicio que tengan de que alguna de las partes lo intenta utilizar, que hable con algún otro adulto, sea maestro, sea familia, sea quien sea, pero que lo haga visible, que puedan parar esta situación porque hay casos en los que la situación puede mejorar, pero otras veces se puede quedar estancada y pueden crear un grave conflicto entre padres, madres e hijos.

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