Testimonios

La historia de Ángel, el joven que se ha hecho viral por cantar con Dani Martín tras la muerte de su hermana: "Era su sueño "

Ángel, en el vídeo que ha grabado con el cantante en honor a su hermana. CEDIDA
Compartir

A sus 30 años, Ángel Gómez está viviendo la vida por dos, la suya y la que no pudo vivir su hermana, la cual falleció hace cuatro años, el 5 de octubre de 2021. Paloma sólo tenía 23 años y toda una vida por delante. Por ello, Ángel ha confeccionado una lista de 510 deseos (haciendo referencia a la fecha del fallecimiento) que a su hermana le hubiera gustado cumplir. Ese es su mayor propósito porque, como él dice, “la muerte no es el enemigo, es el recordatorio de que tenemos que exprimir la vida”.

El último, el 388, era un reto complicado, pero no imposible: cantar con Dani Martín, uno de los ídolos de "Palo", una canción escrita por Ángel en la que hace un repaso por cómo ha cambiado su vida desde que ella no está. "Gracias al Movistar Arena por hacerlo posible y por ponerme en contacto con él. Y gracias a Dani, por aceptar y ayudarme a cumplir uno de los sueños más bonitos de la lista. ✨ Hoy hemos demostrado que los sueños, se hacen realidad", ha publicado en sus redes sociales.

PUEDE INTERESARTE

Dani y Ángel tienen experiencias comunes. El exvocalista de El Canto de el Loco también sabe lo que es perder a una hermana. En su caso, el día que marcó un antes y un después para él fue un 9 de febrero de 2009, fecha en la que Miriam falleció de manera repentina a causa de un infarto cerebral. Hoy, 16 años después, este homenaje a Paloma también se siente como un recuerdo a Miriam.

PUEDE INTERESARTE

El legado de Paloma

Ángel, nacido en Pozuelo de Alarcón (Madrid), es el mayor de cuatro hermanos. Detrás de él estaba Paloma, con dos años de diferencia. “Éramos uña y carne cuando éramos pequeños. Y en la adolescencia, como es típico, chocábamos más, pero en la última etapa nos llevábamos muy bien. Yo le pedía muchos consejos a ella, ya que era la única chica de la familia. Salíamos de fiesta juntos. Ella formaba parte de mi día a día”, recuerda el joven en una entrevista con Informativos Telecinco.

Paloma era sana, deportista, vital. Pero todo cambió una tarde de octubre de 2021. “Yo estaba en una finca con unos amigos y me llamaron mis padres diciéndome que se habían ido al hospital con Paloma ya que le dolía mucho la tripa y estaba retorciéndose de dolor en la cama”. Así, lo que comenzó como un posible malestar común, acabó convirtiéndose en un síntoma al que ni los médicos encontraban explicación. “Todos pensábamos que podían ser gases o la menstruación, pero nada grave”, comenta Ángel.

Sin embargo, con el paso de las horas, los pronósticos cada vez se volvieron peores. “De repente, mi hermana empieza a decir que no sentía las piernas y acto seguido le da un fallo multiorgánico y entra en coma. Durante siete días, la operaron varias veces, pero nunca volvió a despertar. Tras varios días ingresada, me llaman mis padres diciéndome que fuera al hospital para despedirme de ella, que Paloma se había ido”, relata Ángel conteniendo la emoción.

Los médicos no pudieron determinar exactamente qué ocurrió. La autopsia tampoco dio respuestas claras. Un misterio médico que nunca se ha podido resolver. “Nunca nos lo esperamos, fue repentino. Su caso fue raro, de los más raros que han visto. Cuando una persona llega tan grave al hospital, los médicos no se ponen a buscar cuál es la causa. Directamente centran todas las energías y recursos en mantener con vida a esa persona. La realidad es que tenía varios órganos dañados así que no sabían de dónde provenía el problema”.

“Como no podía dar la vida por mi hermana, decido vivirla por ella”

Desde aquel día y hasta seis meses después, Ángel aprendió a vivir “en piloto automático”. “No viví el duelo, lloraba poco. Me creía que era el más fuerte y que nada me afectaba. Aunque cuando nadie me veía me iba al cementerio solo y soltaba todo”, expresa.

Pero el dolor no puede reprimirse eternamente. Así que pidió a la empresa de finanzas donde trabajaba que lo trasladaran a Barcelona. “Necesitaba un cambio de aires y pasar el duelo de verdad. Allí viví solo y empecé a desahogarme y a cuidarme mucho, a hacer deporte. A empezar una nueva vida”.

Allí, en ese duelo, Ángel no podía evitar recordar lo que siempre había pensado: que si le pasaba algo a sus hermanos, preferiría que le pasara a él. Un sentimiento que cobró un sentido real cuando fallece Paloma. “Como yo no podía dar la vida por mi hermana, lo que decido es vivirla por ella. Es entonces cuando me propongo confeccionar una lista con 510 deseos”, explica.

“Ayudé a un arquitecto para descubrir cómo habría sido el trabajo de mi hermana”

Paloma estudiaba arquitectura, acabó la carrera, y justo antes de la graduación, falleció. Esa idea lo llevó a cumplir uno de los primeros deseos. “Para empezar, quise pasar una semana de ayudante de un arquitecto, para descubrir cómo habría sido la vida profesional de mi hermana”, cuenta.

También comenzó por cosas pequeñas como ir al restaurante favorito de Paloma o leer los libros o ver las películas que a ella le apasionaban. “Como la conocía, sabía lo que le hubiera gustado hacer antes de morir”, comenta.

Sin embargo, uno de los mayores deseos de su hermana pronto también sería cumplido. “Ella siempre decía que le encantaría ver el atardecer y el amanecer en un mismo día. Así que cogí un barco en Australia y navegué hasta lograr ver el atardecer y el amanecer en el mar… Y desde ahí, también quise hacer viajes que me gustaban a mí, porque pensé que a ella le haría feliz verme persiguiendo también mis sueños”, cuenta.

Pero no todo eran deseos que cumplir, también entendió que podía aprovechar este propósito para tratar de ser una mejor persona y aprovechar su tiempo en cosas que merecen la pena. “En la lista hay cosas como ayudar en un refugio de animales, o hacer un voluntariado social, o reforestar un área dañada. Quiero aprovechar mi tiempo y mi vida, la que no tuvo mi hermana, para hacer cosas buenas”.

De igual forma, y más allá del homenaje a su hermana y su voluntad para hacer buenas acciones en la vida, Ángel realiza este propósito con fines terapéuticos: “Una psicóloga me dijo que esta era una manera excelente de pasar el duelo porque traigo a mi presente a mi hermana con una sonrisa y no con una lágrima. Y también me ha servido para ser consciente de que la vida es un regalo, y la vivo de otra manera”, expresa.

“Dejé mi trabajo, donde ganaba mucho dinero, para cumplir la lista”

Ángel tomó la arriesgada decisión de dejar su trabajo en la empresa, “donde ganaba mucho dinero”, para dedicarse exclusivamente a cumplir la lista. “En 2023, cuando estaba en Barcelona y empiezo a hacer esta lista, no se lo quería contar a nadie al principio. No quería que pensaran que estaba tirando mi vida por la borda por hacer una lista de deseos por no haber pasado el duelo. Pensaba que no lo entenderían”, dice.

Y para poder subsistir sin empleo, tuvo la idea de contar su historia por redes sociales y monetizarlo. “Durante meses, ahorraba cada euro que entraba en el banco. Y aprendí, a través de tutoriales de YouTube, cómo se manejaban las redes y cómo se editaban los videos. Yo no había hecho un reel en mi vida ", asegura. Todo con un objetivo: lanzar su primer vídeo el 5 de octubre de 2023. “Ese primer vídeo llegó al millón de visualizaciones. Ni mi familia ni mis amigos ni mis jefes sabían nada”, explica.

No obstante, para dedicarse de lleno a este nuevo proyecto, pidió una excedencia de nueve meses en su trabajo para comenzar a cumplir cada uno de los deseos de la lista. De momento, ha cumplido 70 de 510. “Cuando acabó la excedencia decidí no volver al trabajo de antes y dedicar todo mi tiempo al proyecto, porque ya recibía ingresos de redes sociales como para poder mantenerme”, dice.

Experiencias que transforman: otras formas de afrontar la muerte

Una de las cosas que más le apasionan a Ángel es viajar y recorrer el mundo, así que su lista, como no podía ser de otra manera, está plagada de viajes en los cuales ha vivido experiencias únicas y transformadoras. Recuerda especialmente la que vivió en Indonesia. “Llegué al aeropuerto sin alojamiento y tuve la suerte de que conocí a dos granjeros que me dejaron dormir en su granja”, cuenta.

Allí visitó los lagos de colores de la isla de Flores, una zona mística donde las aguas cambian según las almas que allí descansan. “Hay una leyenda que dice que cada cierto tiempo los lagos cambian de color dependiendo de las almas que allí habitan. Si eres una alma buena vas al azul, y me imaginaba que mi hermana estaba allí, en ese lago azul”.

También ayudó a una fundación de niños en el monte Kilimanjaro. “Necesitaban 2.000 euros para comprar materiales escolares. E hice una recaudación a través de redes y en dos días conseguimos el dinero. He conocido a gente humilde de verdad, que se comían un perro porque no tenían qué comer. Y lo poco que tenían lo compartían conmigo. Esas experiencias me han transformado mucho”, admite.

Al descubrir otras culturas, este joven también ha conocido otras formas de afrontar la muerte. “En occidente vemos la muerte como algo trágico, pero otra gente del mundo lo ve como algo natural. Recuerdo el caso de un chico en Tanzania que, siempre que abría una cerveza, lanzaba al suelo el primer sorbo como forma de brindar con sus amigos que ya no están”, relata.

“Lo más importante es que habré revivido a mi hermana”

Por todo ello, hoy Ángel tiene claro qué mensaje quiere dejar: “Encender la chispa del propósito en cada vida, en memoria de los que ya no están”, dice. Porque más allá de tachar los 510 deseos, lo importante es en quién se ha convertido. “Al final, lo de menos es acabar la lista, lo importante es que me habré convertido en una mejor persona, eso seguro; y, sobre todo, habré revivido a mi hermana”, expresa.

Ángel siente que Paloma lo acompaña a cada lugar donde va. También le gusta imaginar cómo reaccionaría ella cuando viese a su hermano grabar con la cámara. “A ella le encantaba hablar a la cámara y presentar el telediario o grabar recetas de cocina, y yo me moría de vergüenza ponerme delante de una cámara. Seguro que se reiría de mí y me diría, ‘¿pero qué has liado?’”, concluye con una sonrisa.