La protesta de los socorristas de las playas cerradas en Alboraya: “Estamos hartos, este no es nuestro trabajo”
Los socorristas de Port Saplaya se han convertido en portavoces improvisados del cierre de playas
El consistorio ha advertido de que los niveles contaminantes continúan siendo elevados en el agua de la acequia que desemboca en la costa
ValenciaLa Comunidad Valenciana está viviendo un verano negro en sus playas, son muchas las que han tenido que cerrar temporalmente por la aparición de aguas residuales en el mar. la mayoría ya han reabierto pero algunas siguen cerradas en la segunda quincena del mes de agosto.
Es el caso de la playa dels Peixets y la playa canina ubicadas en Port Saplaya de Alboraya que llevan cerradas dos semanas por su mala calidad en el agua. El ayuntamiento prohibió el baño el pasado 5 de agosto y desde entonces parece que la situación no acaba de solucionarse.
El Ayuntamiento de Alboraya ha informado de que las últimas analíticas realizadas en el agua del mar en las zonas afectadas arrojan un resultado “excelente”, sin presencia de niveles peligrosos de Escherichia coli, es decir, sin indicios de contaminación fecal. No obstante, el consistorio ha advertido de que los niveles contaminantes continúan siendo elevados en el agua de la acequia que desemboca en la costa. Ante esta situación, se ha optado por mantener el cierre preventivo de las playas hasta que los resultados vuelvan a valores normales.
Los Socorristas, hartos de hacer de interlocutores
Los principales afectados son por supuesto los bañistas (por no hablar de toda la biodiversidad marina) sin embargo, hay otros afectados que lo sufren en silencio: Los socorristas de estas playas. Los salvavidas están hartos de hacer de interlocutores con los bañistas para informarles del estado del mar y piden a las administraciones que asuma su responsabilidad: «Esta no es nuestra tarea».
Desde el pasado 5 de agosto, los socorristas se han visto obligados a asumir un papel que no les corresponde: el de explicar a los usuarios por qué no pueden bañarse pese a que el mar parece limpio a simple vista. Ante la desinformación oficial, se han convertido en interlocutores improvisados de las instituciones. «El mes de agosto debería ser sinónimo de sol, descanso y playas seguras», señalan, mostrando su malestar.
Recuerdan que su verdadera función es actuar con rapidez ante emergencias y garantizar la seguridad en el agua y la arena. Sin embargo, la falta de comunicación oficial los desvía de su tarea esencial. «Cuanto más tiempo dedicamos a suplir la falta de datos, menos podemos concentrarnos en lo verdaderamente importante, que es salvar vidas», advierten.