Antonio Montero estalla en llanto revelando uno de los peores episodios de su vida: "Cuando murió mi madre, no pude llorar"

Antonio Montero se ha sincerado como nunca antes en 'Pesadilla en El Paraíso'. El concursante participó en una actividad en la granja dedicada a liberarse de los arrepentimientos del pasado y del concurso. Fue entonces cuando habló de cómo las circunstancias de la muerte de su madre, que falleció en plena pandemia, aún le pesan. Tanto, que Antonio Montero no pudo evitar romper a llorar con el relato.

El paparazzi le estaba explicando a Nagore Robles que se arrepentía de no haber llevado a su madre a México, ya que era un viaje pendiente para el que nunca encontró el momento. Su madre falleció después de 17 años sufriendo Alzheimer, pero lo hizo en plena pandemia mundial así que fue imposible para él y su familia acompañarla en el momento de su marcha.

"Cuando murió, no podía llorar. Se la llevaron dos personas vestidas de blanco y no supimos ni a dónde la llevaban. Eso hay que vivirlo", explicaba Montero completamente roto entre lágrimas. "Siempre pensé que me hubiera encantado hacer ese viaje con ella para hablar co ella. Nunca me senté con ella a hablar, a saber cómo estaba, a verla feliz (...) Al venir al concurso lo que más me costó fue separarme de mi padre porque es muy mayor y sé que nos necesita mucho", confesó después.

El relato de Antonio Montero hace llorar a todos en el plató

Antonio Montero no fue el único que lloró. En el plató de 'Pesadilla en El Paraíso: El Debate', Marta Peñate y Maestro Joao no podían dejar de hacerlo pensando en ese duro momento que vivió el concursante y, por ende, muchas personas a nivel mundial. "Esas despedidas que no fueron despedidas y fueron terribles para mucha gente. Un beso y un abrazo por toda esa gente que se sintió tan sola y fue un horror mundial que no nos pudiésemos despedir y que tus seres queridos falleciesen solos", dijo Sandra Barneda en representación de todos los presentes.

Por su parte, la hermana de Antonio Montero destacó la fortaleza que había tenido el paparazzi en esos duros momentos, evitando mostrarse mal y disgustado para ser el soporte de la familia.