Si algo rige la vida de esta gran artista es sin duda el Dios Supremo: “En mi pensamiento yo me rijo mucho por el Dios Supremo y eso me da una fuerza inmensa”.
Montserrat es una mujer muy valiente que sabe levantarse de las caídas y sabe perdonar y aquí también se encomienda a su fe. “Hay gente que te pone zancadillas pero gracias a la fe hemos de olvidar, no solo perdonar. Yo rezo, me santiguo antes de salir al escenario porque lo siento, dentro de mi algo me dice que debo hacerlo y cuando salgo al escenario no pienso en el éxito sino que voy a servir al creador de todo esto”.
Familia muy humilde
“El haber pasado hambre, no haber tenido techo, haber luchado por tener algo para comer, y aun así mis padres decían que cuando lo tengamos lo vamos a apreciar”. Montserrat y su familia fueron desahuciados de su casa cuando ella era solo una niña porque no podían pagar y se vieron obligados a vivir en la calle. “Mis padres fueron mi techo y mi esperanza. Esta era la universidad del hambre, de la miseria y de la falta de todos los medios posibles”, reconoce.
Montserrat nos cuenta el momento en que su madre y su hermano fueron desahuciados de su casa cuando ella tan solo tenía nueve años. “No nos dejaron llevarnos nada, nos sacaron a mi madre, mi hermano y yo nos sentamos en el bordillo de la acera a esperar a mi padre. Ahora que esa casa no existe cuando paso por allí ese banco no está”.
Pasión por la zarzuela y la ópera
“Mi padre hacía aviones de papel para que jugáramos mi hermano y yo. Ellos me inculcaron la pasión por la música, porque les encantaba la zarzuela y la ópera y los escuchaban por la radio”.
Vida de éxitos
Montserrat tiene a Dios presente en prácticamente todos los aspectos de su vida. “La enseñanza principal que me ha dado la vida es la del Dios Supremo es como una luz que me ilumina para seguir hacia delante y tener una paz. La vida es una unión de los seres, el poder dialogar con los que no piensan como tu y cambiar opiniones con otras razas es algo que enriquece la vida”, reconoce.
Tristes momentos
“Cuando falleció Pavarotti perdimos al mejor hombre que ha habido como un escenario como persona, era como un padre para todos”. Pero también ha habido momentos muy dulces como cuando se atrevió con el rock y cantó junto con Fredy Mercury en la presentación de los Juegos Olímpicos. Se conocieron allí y me dijo que cambiara lo que fuera con tal de cantar un dúo.