En una noche su vida cambió para siempre. María José Jiménez perdió a su hijo de quince años, Iván, por culpa de un conductor ebrio que le arrolló mientras estaba en una dársena de Madrid esperando a que llegase el autobús.
La de María José era una vida feliz hasta que "alguien que utilizó la violencia vial y mató a la persona que era antes, porque murió el día en que murió mi hijo", confiesa la protagonista de esta historia con la voz quebrada.
"De manera completamente violenta irrumpió el vehículo, que circulaba a 130 kilómetros por hora en una zona donde solo se permite circular a 30 e impactó sobre mi hijo con esa velocidad extrema, lanzándole a muchos metros de distancia y dejándolo tirado en el asfalto con graves lesiones incompatibles con la vida. La persona que lo conducía salió por sus propios medios y cuando vio la escena de horror, de muerte y de desolación que había dejado intentó escapar del lugar de los hecho. Multiplicaba por siete la tasa de alcohol y había consumido drogas", relata María José.
María José acude a terapia de duelo pero afirma seguirse sintiendo "incomprendida". Cada día es una batalla para sobrevivir a la pérdida de Iván.
Pero la protagonista de esta historia no se quedó parada ante tal injusta situación. María José libra hoy en día una lucha para recrudecer el código penal. El autor del atropello de su hijo ha tenido una condena de 4 años de prisión. "Considero que ha sido una pena totalmente insuficiente. La vida de mi hijo no valen cuatro años. Yo considero que ha sido un asesinato", confiesa.
María José no piensa darse por vencida: piensa seguir luchando por la justicia "para que no haya más mamás de Iván".