Juanpi amaga con irse tras los desgarradores gritos de Almudena en 'La isla de las tentaciones 9': "Me ha roto el corazón"
Almudena se rompe al ver las imágenes de Darío y vive un tenso momento con Juanpi
Juanpi tira su asiento por los aires y sale de la hoguera al ver a Sandra teniendo sexo con Andrea en 'La isla de las tentaciones 9': “No quiero ver más”
Almudena está protagonizando algunos de los momentos más tensos e impactantes de 'La isla de las tentaciones 9'. Durante las hogueras mixtas, la malagueña ha visto imágenes de su novio en las que estaba hablando con su tentadora sobre su relación fuera. Darío ha confesado que muchas veces evitaba hablar con Almudena, que se iba de casa y hasta apagaba el móvil para no enfrentarse a los conflictos: “Se ha acabado el amor”, llegó a decir, reconociendo que lo que les unía ya no era sentimiento, sino costumbre.
Las palabras han sido un golpe directo para Almudena, que al ver las imágenes, explotó. Entre gritos y lágrimas, aseguró que siempre supo que “este Darío” existía y que la experiencia solo había sacado a la luz lo que llevaba tiempo sintiendo: “Yo estaba p*** enamorada de esa persona”, gritaba, completamente rota, mientras rechazaba la imagen de mujer dependiente que, según ella, otros querían mostrar.
Sandra Barneda le ha preguntado a Juanpi sobre lo que han vivido en la hoguera mixta, y el ha confesado que le "duele la cabeza" por los gritos de Almudena. La malagueña ha arremetido contra él: "¿Me vas a dejar hablar? Yo me voy, es que me voy", amagaba Juanpi porque la novia de Darío no le dejaba responder a la pregunta de la presentadora. "Me duele a mi, le duele a él, a ella y a todos", decía él.
"Me ha roto el corazón. Yo llegué aquí creyendo en el amor", gritaba ella desconsolada. Incluso Juanpi ha admitido que entendía que estuviera así por la actitud de su novio en Villa Montaña. "Tú no podías tentarte porque no te salía, pero hemos venido a la isla y él si que pudo", explicaba.
Almudena, rota completamente al ver imágenes
El momento más devastador de la noche llegó cuando Almudena se sentó frente a la pantalla para enfrentarse, una vez más, a las imágenes de Darío. Las escenas de Darío dejándose llevar, cómodo, provocador y sin rastro de culpa desataron un estallido inmediato. Almudena pasó de la incredulidad a la rabia absoluta en cuestión de segundos. Insultos, gritos y una mezcla de dolor y asco salieron sin filtro mientras veía cómo su novio cruzaba límites: “¿Qué mierda estás haciendo?”, repetía, incapaz de comprender cómo la persona con la que había compartido once años podía actuar así.
Reivindicó que, pese al sufrimiento, ella había respetado la relación hasta el último momento. Recordó que había sido clara desde el principio: un beso significaba el final. Y las imágenes confirmaban que ese límite ya había sido cruzado. Entre la rabia y el llanto, reconoció algo que la dejó aún más devastada: ya no reconocía a Darío. Ni su mirada, ni su actitud, ni su forma de comportarse: “Después de once años, no sé quién es”, admitió, evidenciando que la herida no solo era de celos, sino de identidad y de amor perdido.
