Alberto Guzmán es el Presidente del Gobierno. Líder de su partido, político estrella y marido y padre de familia ejemplar. Al menos, eso es lo que aparenta de cara a la galería. Pero detrás tiene muchas cosas que ocultar. La principal, que desde hace un tiempo mantiene una relación con Paula, su jefa de prensa. Ellos creen que es un secreto, cuando realmente su mujer y medio gabinete están al tanto.
En uno de sus encuentros, mientras mantienen relaciones sexuales, Alberto comienza a ahogarse y Paula tiene que recurrir al jefe de Seguridad, que llama a un médico. Alguien había intentando envenenarle con cianuro y Paula es la principal sospechosa.
El partido intenta atajar la crisis, para lo que Luis Peralta, vicepresidente y presidente en funciones, hace una comparecencia para intentar tranquilizar a la población. Todo responde a un plan del partido (o más bien del expresidente Gutiérrez Casas), basado en mentiras y en mantener a Paula Campillo en la cárcel, para que la investigación sobre el magnicidio no avance más.
Ana Chantelle, la primera dama, no confía en absoluto ni en las intenciones del partido ni en Gutiérrez Casas. Por eso, pese a haber accedido a dar un discurso en directo para la población, en el último momento decide dejar de seguir sus instrucciones. Con la sinceridad por bandera, Ana se gana a la población, pero ahora tendrá que enfrentarse con todo el partido.
Chantelle no tiene más remedio que hacer frente a Gutiérrez Casas. Para ello opta por mostrar su cara más inocente, a sabiendas de que su actitud puede ser considerada como un acto de rebeldía o incluso como una traición. Pese al enfado inicial del expresidente, acaba por reconocer que la sinceridad de Ana ha acabado por salvar al partido.
Y mientra todo esto pasa, Paula Campillo sigue en la cárcel. Hay muchos intereses detrás de su estancia entre rejas, e incluso recibe una paliza cuo objetivo es intentar convencer a sus más allegados de que no les conviene seguir investigando. Por eso, lo más sorprendente es la visita de la primera dama. Paula sospecha de ella, de que todo es una trampa, pero en lugar de esclarecer la situación, Ana la complica más. Solo le dice una palabra, que nos hace intuir que todavía nos quedan muchas sorpresas por descubrir.
Laura es la hija adolescente del Presidente. Pese al dolor por el estado de su padre, intenta seguir con su vida y es Andrés Rivera, el jefe de Seguridad, quien debe aguantar su rebeldía... y su tonteo.
En el AVANCE del próximo capítulo podemos ir adivinando algunos de los giros que nos esperan. ¿Quién está detrás del intento de magnicidio? ¿Podrá Guzmán dar pistas sobre lo ocurrido si despierta? ¿Por qué están tan enfrentados Chantelle y Gutiérrez Casas?