La calle opina

“Quiero ser una gordita feliz comiendo canela y leche frita”: la gente nos cuenta sus placeres culpables de verano

“Ser una gordita feliz comiendo canela y pan frito”: Los placeres culpables que la gente cuenta sin pudor - Exclusivo Web - 30/07/25
La calle se sincera sobre los placeres culpables de verano. Telecinco
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Salir a la calle a preguntar por los placeres culpables es como abrir el cajón que nadie quiere enseñar: al principio hay risas nerviosas, pero enseguida empiezan a salir confesiones de todo tipo. Desde pasearse desnudo por casa hasta atiborrarse de torrijas en agosto. Y lo mejor de todo: casi nadie se siente realmente culpable. Así da gusto.

El primero en romper el hielo fue un joven que no se anduvo con rodeos: "Andar desnudo por la casa cuando no hay nadie". ¿Quién no ha sentido la libertad al pasearse sin ropa por el pasillo, como si fuera la alfombra roja? Sin ropa, sin juicio, sin vecinos curiosos.

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Una señora con mirada pícara y risa fácil no tardó en sumarse a la conversación. "En verano, en invierno, es el chocolate", dijo sin pestañear. Pero rápidamente aclaró: "Yo no me siento culpable. Es un placer y punto". Y razón no le falta. Porque si algo quedó claro en esta entrevista callejera es que la culpa, en muchos casos, sobra.

Otra joven lo contó sin filtros: "Irme a comer por ahí, a gastar comiendo hamburguesas". Porque sí, en tiempos de apps de comida y opciones listas en supermercados, hay algo que sigue teniendo un encanto brutal: una hamburguesa jugosa con papas fritas. Aunque la cuenta duela un poco, el alma lo agradece.

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Y de pronto, entre risas, apareció un deseo tan tierno como goloso: "Me encantaría vivir todas las etapas de mi vida en Semana Santa", nos contó una joven. Pero ojo, no lo decía por motivos religiosos: "Comer torrijas siempre que pudiese, ser una gordita feliz comiendo canela, leche frita y pan frito".

Mientras ella hablaba de leche infusionada y azúcar, su pareja no pudo evitar reírse y rematar: "Comiendo rico todo el rato, de vacaciones, viajando y no engordar". El combo soñado: buena comida, descanso y metabolismo de superhéroe.

Lo cierto es que, tras varias respuestas, notamos una constante: la mayoría de la gente ya no se siente realmente culpable por sus placeres. Al contrario, los defienden con una sonrisa y hasta con un poco de orgullo. Quizás sea hora de redefinir el concepto. Porque si algo nos quedó claro después de estas entrevistas en la calle es que el verdadero placer está en las pequeñas cosas. En elegir el lado de la cama que te gusta, repetir postre sin mirar calorías o cantar reguetón a grito pelado mientras limpias la casa. Y si hay algo de “culpable” en eso, que sea por lo feliz que te hace.

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