Un año después de ser detenido por el asesinato de Gianni Versace, Andrés Burguera acudió al plató de ‘Crónicas marcianas’ para hablar de la que había sido una de las experiencias más traumáticas de su vida. Mientras cursaba sus estudios de arte dramático en Nueva York, la policía le detuvo al confundirlo con Andrew Cunanan, el asesino del archiconocido diseñador de moda.
Cuando se dirigía a sus clases de interpretación, el joven fue abordado por un coche de policía del que se bajaron “tres gorilas” que le pidieron que no “moviera ni un solo dedo”. El impacto que se llevó el hijo de Andrés Pajares fue tremendo al verse acorralado por varios agentes del FBI. Pero eso no fue lo peor. Uno de ellos “sacó una pistola de la guantera” y se la “puso en la cabeza” mientras le preguntaba por su nombre.
Burguera, creyendo que los polícias no entenderían el nombre de “Andrés”, optó por adaptarse al anglosajón y decirles que se llamaba “Andrew”, lo que empeoró aún más la situación, ya que, casualmente, ese era el nombre de la persona que estaba en busca y captura por el asesinato de Gianni Versace.
Después de unos angustiosos minutos, los agentes del FBI “sacaron unas esposas” y llevaron al hijo de Andrés Pajares a la comisaría para declarar. Y, aunque intentó explicar su versión de todas las maneras posibles, finalmente tuvo que intervenir el vicecónsul de España, quien consiguió sacarlo de la comisaría, poniendo punto y final a aquella angustiosa anécdota.
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