Más de un 50% de la población española sufre déficit de vitamina D, asociado a problemas óseos y debilidad muscular. Pero también, en estados carenciales, puede provocar deterioro cognitivo y trastornos relacionados con la salud mental.
Se la conoce como ‘la vitamina del sol’ porque el cuerpo la sintetiza a través de la piel tras la exposición a la luz solar. Basta un paseo diario de 10-15 minutos al sol para obtener la cantidad que necesitamos. “Aunque se llame vitamina, sus funciones son tan variadas que puede llegar incluso a considerarse un tipo de hormona más del organismo, y debe ser optimizada”, explica la Dra. Rebeca García, Ceo de Doctor Life, clínica de tratamientos de optimización hormonal (clinicasdoctorlife.com). Las principales causas son falta de exposición al sol, fuente fundamental de esta vitamina, una dieta inapropiada o la incapacidad para procesarla por diversos problemas como enfermedades intestinales o dolencias en el hígado o riñón.
Es más fácil de lo que parece tener déficit de vitamina D. La vitamina D se activa con la luz del sol, pero para ello habría que estar al aire libre más tiempo del que pasamos, o dedicar 15 min al día a tomar el sol. Gente mayor, con problemas de obesidad o sobrepeso, embarazadas y celíacos son más propensos a padecer carencia de vitamina D en su producción natural. “Bajos niveles pueden provocar osteoporosis, osteopenia, tendencia a las fracturas óseas, hipertensión e incluso patologías del estado de ánimo como la depresión”, comenta la Dra. Paula Rosso, del Centro Médico Lajo Plaza (centromedicolajoplaza.com).
Una exposición al sol de 10-15 min/día, aunque algunos expertos prescriben hasta 30 min. Las personas que tienen más melanina requieren exposiciones más prolongadas al sol para sintetizar la misma cantidad de vitamina. Esto es debido a la capacidad de la melanina de absorber los fotones solares.
En cuanto a la alimentación, existen pequeñas cantidades de vitamina D en algunos alimentos “tanto de origen animal como de origen vegetal. La industria alimentaria enriquece algunos alimentos como la leche, la margarina, los cereales y ciertas bebidas con diferentes cantidades de esta vitamina”, continúa la Dra. Cristina Villegas.
Cada vez más se incluye la vitamina D como activo principal en concentrados, ampollas, velos... para la piel, especialmente la del rostro. Esto se debe a su acción regeneradora, revitalizante y rejuvenecedora que activa las defensas naturales de la piel, reforzando su función barrera y estimulando los pasos clave en la diferenciación epidérmica.
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