¿Cómo es la relación con tu madre?

Al igual que sucede con las relaciones de pareja, las relaciones con nuestra familia pueden llegar a ser emocionalmente muy intensas, en especial, con nuestra figuras maternas. En nuestro papel de hijas, muchas veces nos vemos presionadas por nuestras madres por varias razones: sentimos que nos comparan con ellas, que nos juzgan... Y esto puede causar problemas en la relación y derivar en dinámicas tóxicas que dañan a ambas. Para mejorar la relación con nuestras madres, la psicóloga Monstse Marsá nos da unos consejos.

Respeta y empatiza

Según Monste Marsá, esto no quiere decir que tengas que estar de acuerdo con tu madre en todo momento, "pero empatizar te ayudará a ponerte en su piel y perdonar algunas de sus conductas (siempre y cuando no sean conductas negativas conscientemente o tóxicas)".

Podemos tener opiniones diferentes y tener conflictos, pero el respeto nunca debe perderse. Es importante mantener siempre una actitud respetuosa para no dañar conscientemente a la otra persona.

Aprende a poner límites

Si bien debes tener en cuenta a la otra persona, también debes pensar en ti, en lo que necesitas y en lo que más convenga para la relación con su madre. "Después de entender lo que sientes y el por qué, decide qué límites pueden venirte bien, tanto a ti, como a tu madre", explica Marsá.

Uno de esos límites puede ser no llamarse cada día, y no debes sentirte culpable por ello. Es esencial buscar el límite ideal para no caer en problemas; incluso podéis establecer ese límite juntas. Comunícate con ella, explícale tus sentimientos y llegad juntas a un acuerdo para conseguir una relación sana.

Tiempo de calidad juntas

"En ocasiones los roces vienen porque no nos dedicamos tiempo con ella a solas. Ir a tomar un café, ir de compras, ir a pasear... En definitiva, pasar tiempo de calidad juntas. Ante la falta de este tiempo juntas, poco a poco se va generando una distancia emocional que nos aleja, se convierte en un obstáculo y nos impide tener una buena relación. Puedes empezar por proponerle encuentros, planes que os gusten a ambas y así compartir momentos con ella", aconseja Marsá.

¿Por qué nos llevamos mal?

  1. Depende de la etapa. La relación con nuestra madre no es siempre igual, sino que va pasando por distintas etapas según crecemos juntas. Durante la adolescencia se produce un gran alejamiento de la figura materna, pero esto suele cambiar a medida que pasa el tiempo y nos hacemos mayores; y más aún cuando nos convertimos en madres, aunque no siempre es así.
  2. No te sientas culpable. En ocasiones, no te apetecerá compartir con ella ciertas cosas, pero no por ello debes sentirte culpable. Según Marsá, "la clave está en escoger libremente qué te apetece explicarle y qué no".

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