El modus operandi de los ladrones de vino en el restaurante de lujo Atrio: un botín de 1.648.000 euros

  • Los ladrones han sido detenidos en el paso fronterizo croata Karasovici Sutorina un año después de cometer el robo al restaurante Atrio, en Cáceres

  • La ladrona, de origen mexicana, ha sido Miss y era la encargada de distraer a los trabajadores y a la seguridad del establecimiento

  • Una de las botellas de vino sustraídas estaba valorada en 300.000 euros

Se ha resuelto uno de los robos más sonados en nuestro país, tras ser detenidos el hombre y la mujer que sustrajeron 45 botellas de vino de la bodega Atrio, en Cáceres. En ‘Ya es mediodía’ conocemos cómo llevaron a cabo el robo.

El robo se produjo el año pasado, los ladrones se llevaron del establecimiento una exclusiva colección de botellas de vino. Un botín valorado en 1.648.000 euros, los agentes han conseguido atraparlos en el paso fronterizo croata Karasovici Sutorina, pero no hay rastro del vino.

Los autores del robo son un hombre de origen rumano y una miss mexicana de 29 años. En el momento del arresto, la policía averiguó que el ladrón ya tenía otras dos órdenes de detención por juzgados de Madrid.

Los autores materiales son profesionales en este tipo de robos y siembran el pánico en los restaurantes, según apunta Ángel Moya. El mismo plan ha sido repetido en numerosos establecimientos de Europa, hace unos meses ocurrió lo mismo en un lujoso restaurante de Madrid.

El cabecilla de los robos, Constantino, tiene varios antecedentes por varios delitos similares. Su modus operandi es entrar al restaurante e ir a por lo más codiciado. En el caso del robo a Atrio, la miss mexicana era la encargada de distraer a los trabajadores del local, en concreto al vigilante.

¿Cómo conseguían entrar a la bodega sin ser vistos?

En su distracción se hace primero con la llave maestra y después sigue con el vigilante mientras se realiza el robo, “en 10 minutos aproximadamente”, detalla el periodista. Un robo de película, con su correspondiente investigación. La noche del robo duermen en el hotel del restaurante, reservan con un pasaporte suizo falso y esperan a que solo esté el guardia.

Cuando el encargado de las cámaras se encuentra distraído por la ladrona, el hombre, sin ser vigilado, corre a la bodega y envuelve cada botella en una toalla. Uno de los vinos robados en este golpe alcanzaba un precio de 300.000 euros. La policía cree que no son robos por encargo, sino que ellos son profesionales, definen sus golpes y antes de ejecutarlos garantizan su venta.