El misterio de la urna abandonada en una Iglesia: desparecen las cenizas

  • Un párroco de Aroche hacía un llamamiento a través de redes sociales para encontrar a quienes habían dejado olvidada o abandonada una urna con cenizas en su Iglesia

  • Tras no obtener respuesta, ponía en conocimiento de la Guardia Civil lo sucedido y, tras abrir la urna, descubrieron que las cenizas habían desaparecido

  • Joaquín Prat, sorprendido tras saber que hay que pedir permiso para tirar unas cenizas al mar: "Me llama la atención"

El párroco de la iglesia de Nuestra Señora de la Asociación en el municipio de Aroche, Pedro José López Suárez, hizo un llamamiento para encontrar a los familiares que habían dejado abandonada u olvidada una urna con las cenizas de un allegado. Tras no obtener respuesta, puso lo sucedido en conocimiento de las autoridades que, al abrir la urna, descubrieron que habían desaparecido.

Las encontró en su Iglesia, nadie contestó a su mensaje en redes sociales con lo que lo puso en conocimiento de la autoridad competente dado que puede tratarse de un delito. Sin embargo, cuando abrieron la urna, estaba vacía. No siempre ha sido así con lo que le misterio es doble: quién dejó olvidada la urna y quién se ha llevado las cenizas.

Pero ¿Son habituales este tipo de situaciones? Marc Vallonesta, Ceo de FUNOS, nos explicaba que no. Además, nos contaba que solo sería un delito si no se cumple con la legislación ambiental que acota dónde se pueden depositar las cenizas.

La sorpresa de Joaquín Prat

No se pueden dejar en la vía pública y tampoco en el mar si no se solicita un permiso, pero sí se pueden dejar en casa, en un cementerio o en una iglesia de forma regulada. Esta aclaración despertaba las dudas de Joaquín Prat, que preguntaba en ‘Ya es mediodía’: “¿Se pueden arrojar al mar siempre que uno conserve la urna?”

“Si pides permiso y a un mínimo de cinco kilómetros de la costa, si es biodegradable y biosoluble se puede tirar”, respondía el experto y el presentador replicaba: “Perdónanos papá, porque nosotros no pedimos permiso, lo desconocía completamente”.

Además, Joaquín no entendía la situación: “Una cosa es que te vayas a la playa y las tires ahí, lo de los cinco kilómetros lo entiendo, pero lo de pedir un permiso con la cantidad de mierda que uno se encuentra en el mar todos los veranos me llama la atención”.  

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