El caso de Rosa, aunque ha perdido, ha conseguido que el Tribunal Supremo unifique su criterio con respecto a los tocamientos. A partir de ahora se establece que cualquier tocamiento no consentido es un abuso. Rosa afirmaba que estaba en un bar y que, cuando se dirigió al baño, un hombre le esperaba: “me toqueteó mis pechos, cogí la llave fuertemente y salió el testigo, me preguntó qué me pasaba, dije que nada, lo echó del baño y él insistió, me tocó a la puerta, estaba asustada”.