María está destrozada: la Santa Inquisición ha decidido torturar y ejecutar a su hermana de forma inminente. Creyendo que no hay forma de Alatriste, se ha refugiado en los brazos de Alatriste, a quien se le ha ocurrido una última idea: pedirle a la Infanta Ana María que le devuelva el favor que le debía e interceda por ella. Finalmente, Bocanegra se ve obligado a liberar a la monja.