El día que Filomena dijo basta: "Mi vida no vale pero la de mis hijos sí"

telecinco.es 24/09/2014 01:22

Filomena conoció a Antonio con tan sólo 16 años, "el primer día que tengo contacto con él es en una fiesta", ha recordado. Más tard, él visitó su casa para pedirle a su padres que les dejara mantener una relación con ella. A su padre no le gustó mucho pero su madre enseguida le aceptó. Según sus palabras fue educada para ser mujer de su casa y "si tenías novio era una forma de estar atada". Su madre era muy estricta, no les dejaba estar en la calle, quería que estuvieran en la casa. "Este modelo educativo tan estricto el problema que tiene es que no ayuda a la persona a desarrollarse lo que llamamos un pensamiento critico", ha explicado Victoria Trabazo, psicóloga forense y experta en violencia de género.

Tras seis años de noviazgo llegó la boda y su primera paliza. En la misma noche de bodas, Filomena fue víctima de uan agresión. Después del acto sexual, "me sentía sucia y me fui a ducharme", ha contado. Y al acostarse, rozó a Antonio y le despertó, esto le molesto y le pegó. Al día siguiente sólo le dijo que no iba a volver a pasar, él tiene muy mal despertar. Pero no fue así. Filomena llamó a su madre, pero ella le dijo que eso era lo que había tocado vivir. A partir de ahí, sufrió muchos insultos y vejaciones. Todo estaba mal, si le cosía un bajo de un pantalón, lo medía al milímetro y se lo hacía coser. "Siempre tenía que estar por encima", ha contado.

En junio de 1989, nació su primera hija. Según Filomena, no sabía si era bueno tener hijos, no era el mejor ambiente para criar a un hijo pero para él era algo muy importante. "Quería saber si era hombre, si servía para tener hijos", ha explicado Filomena. La niña le molestaba continuamente y sólo la cuidaba ella. Un día le pidió que la cambiara de pañal pero eso le daba mucho asco, ella le recriminó que también era su padre y que podía ayudarla. Cuando pasó cerca de él y le rozó, Antonio la agarró del cuello y le dio un paliza monumental que la dejó inconsciente, al despertarse fue la única vez que la pidió perdón. "Fui a la cocina, cogí el cuchillo y se lo dije, como me vuelvas a poner una mano encima, cuando estés dormido, te meto el cuchillo por abajo y te lo saco por la boca, no puedo más. No me volvió a pegar más físicamente, psicológicamente mucho", ha relatado.

Pero no se cansó de insultarle, de decirle que no valía para nada, que le daba asco... Y también llegó la violencia familiar. Sus hijos también sufrieron esos insultos. Los pequeños no querían estar con él, le tenían miedo, en cuanto que oían la llave se iban corriendo a sus cuartos.

En 2011 puso punto y final, "no pude más porque la agresión no era directamente conmigo era con lo niños", ha explicado. Reunió valor y le denunció "a mí me puedes decir lo que quieras pero a mi hijos no me los toca nadie". A sus hijos no les iba a amargar la vida como lo había hecho con ella, "mi vida no vale pero la de mis hijos sí".

Después de reconocer su culpabilidad, Antonio fue condenado a 14 meses de prisión que no cumplió por no tener antecedentes y a una orden de alejamiento de 40 meses.

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