Toñi: "Nunca hubo agresión física pero el día que quiso agredirme, lo hizo para matarme"

telecinco.es 01/10/2014 01:27

La relación fue rápida e intensa, la primera vez que se vieron fue en una sala de fiestas donde Toñi actuaba, "la impresión que me dio cuando yo lo conocí fue de una persona que sabía lo que hacía en el mundo en el que estaba, una persona inteligente y a la vez presumida, un poco prepotente", ha relatado. Meses más tarde se volvieron a reencontrar en el ambulatorio y comenzaron su relación, rápidamente empezaron a vivir juntos, él se lo pidió porque tenía problemas en el piso en el que estaba viviendo y, ella estaba pasando por un mal momento y su llegada fue importante.

"A veces confundimos y pensamos que una persona que se muestra fuerte, es fuerte, por tanto me va a dar seguridad, quizá Toñi confundió eso, confundió esa seguridad aparente y esa altanería con esa seguridad que buscaba", ha explicado Victoria Trabazo, psicóloga forense y experta en violencia de género. Al principio de su relación todo era especial, "te reías con él, podía bromear, consideraba que sí me podía fiar de él, no vi nada que me hiciera dudar…", ha continuado Toñi, también le acompañaba a las actuaciones, estaba siempre pendiente de ella. No hubo celos, pero sí una especie de control, ha explicado la experta en violencia de género. "Él está continuamente con ella, la sigue a todas partes, controla todo lo que hace", ha asegurado Victoria Trabazo.

Su familia también juega un papel muy importante, les convence, les seduce... incluso se gana el cariño de su hija. Pero su familia se da cuenta que ha cambiado, está cegada por él. "Intentó acapararla", ha explicado Mercedes, madre de Toñi. La relación con Otilia, hermana de Toñi, cambió completamente, Enrique se opone a que esté con ella, le controla las llamadas, ya no pasa tanto tiempo con ella, se llega a aislar de su familia. "No tengo conciencia de haber cambiado mi forma de actuar, me dicen que sí, no era la misma, estaba más arisca, más agresiva… pero yo no me veía así", ha relatado. La situación en su casa familiar cambia radicalmente y se va, "fue la peor decisión que he tomado en mi vida", ha dicho.

Los problemas económicos llegaron y Enrique le propuso que pidiera un crédito, Toñi se negó y esto desencadenó su ira. "En una agresión, el sadismo lo que nos indica es un deseo de venganza, el agresor no busca sólo la muerte de sus víctimas, busca que sufran. Es una venganza seguramente por lo que no ha conseguido", ha explicado la experta en violencia de género. Enrique roció a Toñi y a su hija de ocho años con pintura, las encerró debajo de la escalera y comenzo a prenderlas con la bombona de gas butano. Durante más de 10 horas fueron torturadas, después el agresor las lavó, las secó con una sábana y llamó a emergencias para contar que se habían quemado. "Mi mujer y mi hija se vieron envueltas en una bola de fuego y tienen la piel totalmente despegada...", explicó. Enrique ya tenía su coartada pero la policía empezó a sospechar tras esta llamada, había datos que no cuadraba como que la manguera estaba cortada.

La policía le detuvo en el aeropuerto con un billete a Colombia y tres años más tarde fue juzgado y condenado a 28 años de cárcel, la pena máxima conseguida hasta la fecha por un delito de malos tratos.