A la redacción llega Halloween, pero también cupido y en el ambiente se respira amor, amor puro y verdadero del bueno. La fotocopiadora es testigo todos los días del bonito idilio que ha surgido entre uno de los jefes más odiados, Diego, y una chica guapa y con una sensibilidad especial.
Melinda , la mujer por la que Diego pierde el sentido, no ha podido evitar ser atraída por uno de los 'encantos' del jefe: su cerebro, si, su cerebro. Aunque parezca imposible, una chica se ha fijado en la única neurona que Diego tiene, aunque no utiliza, y su atracción por él pronto acabará siendo fatal.
Pero, en toda historia romántica que se precie siempre debe haber un tercero en discordia y quien mejor para desempeñar ese papel que el gran estúpido de Willy. Esta vez más estúpido que nunca porque está a punto de acabar con el romance de su compañero Diego al 'cargarse' a Melinda, nunca mejor dicho, en un accidente de tráfico.
Como no podía ser de otra manera, Melinda muere, pero su amor por Diego le hace resucitar y su relación sigue viento en popa aunque ella haya cambiado algo. Un cambio importante del que Diego apenas se percata, obnubilado por su amor, y se enfrenta a todo aquel que se propone acabar con su bella historia.
Melinda vuelve del otro mundo aún más obsesionada por el cerebro de su amado, aunque pronto le empezarán a gustar todos los sesos de la redacción, y en concreto los de Willy. Mientras Marta, la becaria, hará todo lo pisble para librarse de las intenciones de Melinda.
Diego se entera, no muy bien, de la atracción que Melinda siente por su compañero y le pide que pase una noche de locura con ellos por complacer a su amada. Willy cede excepcionalmente a las peticiones de su amigo y ambos se convertirán en otras personas después del trío que realizan.