Nos sentimos como dos peces fuera del agua. Nuestras ilusiones se desvanecieron como lágrimas en la lluvia. No porque tengamos nada en contra de estos artistas, no. Sólo que tenemos una manera diferente de entender la música a como la expresan, manifiestan, o difunden ellos. Ni mejor ni peor. Demagogias aparte, el capítulo transcurre con dos individuos que pasan por ser unos vagabundos ante los ojos de Virginia de 'Labuat', se quedan de piedra por un encontronazo desafortunado con David Summers en el baño, y con un sermón paternalista y a la vez amistoso de David Bisbal.
Pero la vuelta a la redacción no todo será cómo lo habíamos planeado. Quizá los principios rockeros de alguno de nosotros se marchiten como las flores en invierno. Quizá el dicho de un buen rockero nunca muere, en esta ocasión, no sea correcto.