El poder del "Power Walking"

Cristina Tárrega 24/04/2015 11:34

¡Correr es de cobardes! Ya lo decía un amigo mío y es que a los que no nos gusta correr teníamos que buscar una excusa y encontrar una alternativa al famoso “running” que tan de moda está.

Nunca me ha gustado salir a correr y no me gusta ir al gimnasio, ya os lo he comentado en otras ocasiones.

¡Pero hay alternativas! He descubierto el poder del “walking”. Caminar rápido aporta los mismos beneficios.

Al running le ha salido un duro competidor: el power walking. En los últimos meses hemos visto como la afición a caminar con ritmo enérgico le está ganando terreno al exigente deporte de correr.

No hay que confundir el power walking con la simple acción de caminar, implica un poco más de acción y esfuerzo que salir a pasear. Se trata de “caminar movilizando los brazos, activando el abdomen y elevando ligeramente la punta del pie”.

¿Realmente este ejercicio puede convertirse en un entrenamiento completo y eficaz?

Este nuevo deporte tiene la ventaja de que es mucho menos exigente biomecánicamente hablando, no en cuanto al esfuerzo cardiovascular y, sin embargo, aporta prácticamente los mismos beneficios para la salud y alguna ventaja extra. Es muy importante ser constantes a la hora de practicar cualquier deporte que elijamos, mantener un ritmo en los entrenamientos ayuda a conseguir los objetivos que nos propongamos.

Así que hombres y mujeres reacios a correr, ya no tenéis excusa para salir a sudar la camiseta caminando por parques, calles o en diferentes rutas de senderismo, para quemar grasa, alcanzar un peso ideal y ganar en salud.

Aunque pensamos que el simple hecho de caminar es fácil, podemos caer en errores posturales que nos puedan hacer daño:

1. Descolocar la cadera. Hay que corregir la postura si sentimos presión en las lumbares.

2. Desactivar el abdomen. Es imprescindible sentir que ese es el centro del cuerpo, sin dejarlo atrás, siempre manteniendo la cadera sobre el apoyo del pie, ni delante ni detrás.

3. Cruzar los brazos por delante del cuerpo. Hay que mantenerlos siempre en la dirección de nuestra caminata.

4. Apretar las manos y realizar movimientos demasiado amplios con los brazos, el braceo no debe llegar hasta la altura del hombro.

5. Forzar la elevación de la punta del pie. Los tibiales son músculos poco entrenados. Hay que escucharlos: si se fatigan, debemos relajarlos y estirarlos un poco para evitar lesiones.

Caminar rápido es la opción ideal para aquellas personas que “quieren hacer deporte de forma moderada”. No hay alto impacto y las articulaciones no sufren tanto como ocurre cuando corremos. Se queman las mismas calorías, corrige nuestra postura y refuerza, moldea y tonifica piernas, abdomen, brazos y glúteos.

Estos son los beneficios que aporta el “power walking”: Aumenta la capacidad cardiorrespiratoria, disminuye la tensión arterial y el riesgo de enfermedades coronarias, retrasa la osteoporosis, aumenta la masa muscular y la flexibilidad, reduce el peso, fortalece las articulaciones, mejora la respuesta inmunológica, facilita la digestión, mejora la tolerancia a la glucosa y colabora en la disminución del colesterol.

Además aumenta la confianza y la autoestima, libera el estrés, disminuye la agresividad y la angustia y previene la depresión.

Os aseguro que el “power walking” engancha y eso nos lleva a la constancia. A mí me encanta salir con un grupo de amigas porque así adquirimos una rutina y un compromiso, además de pasarlo mucho mejor, porque aprovechamos para hablar de nuestras cosas, que a lo largo del día no tenemos tiempo.

Pero también hacerlo en solitario nos asegura un momento de desconexión y relax.

Si os animáis podéis empezar con 20 minutos tres días a la semana e ir subiendo la intensidad poco a poco. Lo ideal es llegar a los 8.000 o 10.000 pasos diarios sin olvidar la postura corporal, las respiraciones y el ritmo constante.

Y no os olvidéis de estirar antes y después del ejercicio.

Es una opción barata, sencilla y adaptable a la fuerza y resistencia de cada persona. Sólo necesitamos unas zapatillas de deporte, calcetines de trekking, ropa cómoda de ejercicio, unos cascos para escuchar música y una aplicación de podómetro que puedes instalar gratis en tu móvil para controlar los pasos, los kilómetros y la velocidad… Y la calle a nuestros pies.

¡Así es el power walking!