Adara a Clara: “¡Te estás morreando con toda la casa!”

Kiko Hernández 28/10/2016 17:49

Desde anoche soy plenamente consciente de que estoy consumiendo un 'Gran Hermano' paralelo al de muchos de los espectadores. Por más que reviso y compruebo siempre llego a la misma conclusión, todos tenemos acceso a las mismas cámaras del 24 horas. Todos vemos las mismas imágenes, las mismas galas, los mismos debates… Pero parece que esta realidad se deforma de manera brutal dependiendo de los ojos de quien la mire.

No encuentro el romanticismo apoteósico que tantos defienden en los besos de caracol entre Pol y Adara que tantísimo me recuerdan a los que protagonizaron Saray y Gerardo Prager en 'Gran Hermano 11'. No encuentro las tiernas muestras de amor en los celos absurdos y desmedidos de Adara hacia Pol mientras grita y llora como la niña del exorcista porque cree haber visto que su novio haya rozado la pierna de otra concursante, o por mil y una ridiculeces de ese estilo. No encuentro en Adara la sensatez y liderazgo que sus seguidores admiran de ella, porque yo, desde el salón de mi casa sólo consigo ver a una chica incoherente, manipuladora, insegura y mentirosa. Y es que, permitidme que os diga, que si alguno de sus compañeros tuviera una décima parte del comportamiento del que esta chica hace gala, ahora mismo tendríamos larguísimos debates y unas cuantas recogidas de firmas para condenar ese tipo de actitudes…

Adara pasó las primeras semanas del concurso bebiendo los vientos por Rodrigo y muriendo de celos por Bea. Y, tras comprobar que sus ínfulas de diva no surgían el efecto esperado y que Rodrigo no se había convertido en un pobre corderito que se postrara a sus pies y besara el suelo por donde ella pisara, decidió ceder a la torpe conquista que Pol intentaba llevar a cabo ya que, con él, ya tenía gran parte del trabajo hecho.

Desde entonces, más que en su novia, Adara parece haberse convertido en su dueña. En dueña de sus palabras, de sus gestos y de sus actos. ¡Y qué no se atreva a comportarse como un ente con libertad de pensamiento, porque la furia de la azafata de desata a raudales en un abrir y cerrar de ojos!

En su mente, Adara es una pobre víctima incomprendida. Nadie entiende el motivo de sus celos, nadie comprende que ella tenga derecho a fastidiar a sus compañeros, robar, criticar y hacer estrategia y que los demás no. Por eso mismo anoche `la cuchu´ montaba en cólera tras conocer que gracias a Clara, Bárbara, Pol y ella están nominados junto con Alain.

Y para hacer ahínco en sus argumentos, Adara siguió el fiel reflejo de su amiga Bárbara. Si la rubia hipócritamente tachaba de “viciosa, guarra y marrana” a su compañera Montse por hacer comentarios sobre sexo, ahora Adara nos sorprende con una nueva versión contra Clara, a quien acusa de no parar de morrearse con toda la casa…

Adara: “Yo no saqué a Fernando para joderte a ti”

Clara: “Creo que en parte sí”

Adara: “¿En parte sí? ¡¿Pero chica tú te crees que yo tengo tanta maldad?! ¡Yo le puse en la palestra porque era un falso!”

Clara: “En parte sí, porque tú has atacado mucho con la relación que tenía yo con Fernando. Si hubieran sido motivos sólo contra él, no me hubieras metido a mí ahí en esa mierda”

Adara: “¿Pero qué me estás contando chica? ¡Si te estás morreando con toda la casa! No paras de morrearte con…Ehh… ¡Con Miguel! ¿Ahora a qué cuento…?

Clara: “¿Qué me estoy morreando con toda la casa?”

Adara: “¡Por supuesto! Con Miguel…”

Clara: “Tienes un problema, de verdad…”

Adara: “No, hija, no. ¿Ahora me vas a decir que no te morreas con Miguel?”

Clara: “Estás muy mal, ¿eh? De Verdad…”

Adara: “No. ¿me vas a decir que no?”

Clara: “Abre un poquito tu mente ya que dices que has viajado tanto y que has hecho tantas cosas. Abre un poco la mente…”

¿Adara pensará lo mismo de su querida Bárbara por haberse dado un pico con Alain la otra noche?

Qué lástima que Clara sea madrileña, ya que Adara no ha podido atacar a su compañera con las palabras que Bárbara dirigía a Alain a pleno grito de pulmón: “¡Estás en España, aprende a hablar!”

Y estas son las grandes favoritas para parte de la audiencia. Y no por el juego que aportan a la casa –opinión loable- sino porque alaban y apoyan sus comentarios y comportamiento, hecho que me genera más miedo que incredulidad.

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