Menos de 24 horas después de que Gh12+1 diera su pistoletazo de salida, desde este espacio os informaba en exclusiva de la decisión que la Iglesia había tomado respecto a la participación de Juan Antonio Molina en Gran Hermano, “el cura motero”, sacerdote de la Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón y profesor de clases de Religión en el Colegio San Miguel de Barcelona.
El Páter fue advertido por sus superiores de que si no acataba las órdenes de arriba y dejaba de lado su interés en participar en dicho reality, tendría como resultado su suspensión a divinis, es decir, una suspensión temporal del sacerdocio.
¡Y fue dicho y hecho! Juan Molina se pasó por el forro los votos de obediencia que había jurado, y decidió dejar pendiente de un hilo su carrera y vocación religiosa por seguir adelante con su decisión, con su capricho de participar en un programa de televisión, a pesar de que su desobediencia conllevara una suspensión a divinis desde el minuto cero de su entrada en la casa más famosa de Guadalix de la Sierra.
Tras conocerse la noticia se formó un debate abierto sobre la actuación del Páter. En mi caso, como ya sabéis, critiqué duramente a este personaje, ya que si damos por hecho que una persona decide libremente dedicar su vida por entera a ser sacerdote y acata una serie de votos, lo lógico, lo ético y lo normal para cualquier hijo de vecino, es que hubiera sido consecuente y responsable con sus decisiones y no actuara en contra de lo que le dictaban la Iglesia y sus superiores de la Congregación a la que pertenece, tirando piedras sobre su propio tejado y dejando su imagen a la altura del betún.
Vamos, ¡qué no se puede estar en misa y repicando! Pero para Juan Molina las consecuencias de sus actos se la traían al pairo. ¿Qué le suspendían del sacerdocio? ¡Pues vamos allá!
¿Qué mejor ejemplo que ser el primero en desobedecer las directrices que le marcaba la Iglesia mientras sermonea por las calles sobre la importancia de seguir los mandamientos de esta? ¡De traca!
Si te dan a elegir entre un reality de máxima audiencia, asistir a galas y debates o quedarte rezando y dando clases de religión, ¿qué iba a elegir? ¡Pues está claro!
La vocación para este cura debe ser algo muy relativo, y más cuando tienes la posibilidad de seguir la estela del Padre Apeles…
Pero si su doble rasero y su desobediencia pregonada a los cuatro vientos nos generaba una imagen bastante censurable de este curilla de tres al cuarto, lo mejor estaba por llegar…
Verse expuesto las 24 horas del día al análisis y seguimiento de las cámaras de Gran Hermano nos dejó en evidencia que, lejos de ser únicamente un cura desobediente y desleal, se trataba además de un personaje al más estilo “viejo verde” que no tenía ningún pudor en demostrar que su apariencia de motero de carretera no era lo único que no encajaba en su imagen de sacerdote y profesor de religión.
¡Su comportamiento resultaba repugnante! Su fachada de Páter moderno dispuesto a acercar la religión católica a los jóvenes de una manera más informal, dio paso a actuaciones y comentarios que provocaban auténtica vergüenza ajena y más aun viniendo de parte de un cura cuarentón de sus características.
El Páter no tenía ningún reparo en sobar las piernas a su compañera Ochoa, en gritar alto y claro delante de jóvenes a los que doblaba la edad -y delante de toda España- que estaba más empalmado que un mono en una frutería, o en dejar que sus ojos de deleitasen a más no poder en el culo y las curvas de la concursante brasileña que acudió a Guadalix como intercambio cultural con el BBB12.
Y por si sus salidas de tono –y nunca mejor dicho- no nos parecían suficientes, el Páter nos sorprendía con tremendas declaraciones a espaldas de sus compañeros, desbordadas de insultos, soberbia y mala baba.
Sin olvidar que durante una de las tardes de Sálvame Diario, nos visitó una persona que afirmaba que, supuestamente, el Páter habría mantenido un affaire con una mujer de su pueblo mientras que esté estaba destinado allí…
En definitiva, todo un anti-cura, un ejemplo pésimo a seguir para cualquier persona con un mínimo de dignidad y saber estar. Una auténtica estafa como profesor de religión en un colegio católico, y un completo fraude como representante de la Iglesia a la que pertenece.
Pero parece ser que sus palabras de arrepentimiento al finalizar el reality han tenido el efecto deseado para este cura que actuó con conocimiento de causa, premeditación y alevosía, y que su verborrea en plató convenció a sus superiores: “Pido perdón de corazón a las personas que se hayan podido escandalizar por mi paso por GH”.
Tras haber sido destinado a Madrid para asistir como alumno a un curso de Teología de la vida religiosa, más tarde de retiro espiritual, etc… En fin, para meterle con calzador aquello que debía llevar marcado a fuego después de tantos años de sacerdote, su Congregación ha decidido levantar la suspensión a divinis que le impusieron al Páter, por lo que de ahora en adelante podrá ejercer con normalidad su sacerdocio. ¡Así está la Iglesia!
Eso sí, por el momento, lejos de aquí, ya que el cura motero ha sido destinado a Paraguay –Asunción- , donde permanecerá un año. ¡La excusa perfecta para no formar mucho revuelo tomaran la decisión que tomaran!
¿Tan escasos están de recursos para tener que conformarse con personajes insubordinados que hunden su imagen e infravaloran y quebrantan los votos en los que se basan su modo de vida?
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