Sí, quiero algo fresco de beber

telecinco.es 27/06/2008 23:31

Hola amiguitos:

siempre a la caza de la noticia, siempre donde está la actualidad. Si en ocasiones anteriores pisé las exóticas tierras de Irak, las señoriales aceras de Washington o el frío y corrupto suelo moscovita, hoy se me necesitaba en Mejorada del Campo. Una de las más mujeres más populares (popular, de POP) de este país se casaba y todo el mundo que podía llamarse alguien estaba allí. En la foto que abre este texto puede apreciarse el huracán de empujones y sentimientos a flor de piel que se vivía en el rinconcito que se había adecuado para la prensa en el lugar del enlace de Belén Esteban y Fran (su tercer novio relacionado con el ramo de la hostelería, ¡qué obsesión!).

Allí estaban todos los medios que viven de dar noticias del corazón, o sea:

Lo que fue la reunión la boda del año estuvo marcada por los grandes contrastes. ¿Que el novio llegaba en un elegante Volvo gris? Pues otros invitados llegaban en su vieja Renault Kangoo. En la entrada al palacio, los serpenteantes cables de decenas de cámaras ya indicaban que nos encontrábamos ante una boda importante. He aquí una demostración a modo de documento gráfico:

Pero dejando cables a un lado y ciñéndonos al sentimiento origen de todo esto (¡¡el amor!!), la cosa no difería mucho de una boda de toda la vida. Esto es:

A la entrada, en bonita deferencia a los chicos de la prensa que iban a cubrir el evento, habían dispuesto una mesa con agua, Coca Cola, Kas de naranja y Kas de limón. Se echaban de menos la cerveza, el ron y la ginebra, naturalmente y dadas las circunstancias.

Todo el staff de Ana Rosa estaba allí, obviamente. De todos ellos fue la propia Ana Rosa la que más amable y profesionalmente atendió a los medios, porque la que es una estrella es una estrella y ya está. Fue bonito ver a la llorada Lydia Lozano, sin un lugar en Telecinco desde que desapareció El Ventilador. Y alguien que comparte apellido con Lydia, llamado Óscar, y que hace unos años se acostaba con la novia, iba vestido de piloto sin que nadie sepa porqué. Por allí también andaba Nacho Abad, que seguramente estará en estos mismos momentos epatando a los demás comensales de su mesa contando los más horribles y retorcidos detalles del monstruo de Amstettem, los crímenes de la Costa del Sol y el secuestro de la farmacéutica de Olot mientras todos degustan gambitas con mayonesa.

El novio llegó con su madre y una bolsa en la mano, como si viniese de hacer unas compritas. Bibiana Fernández llegó en un taxi. Los mosquitos llegaban cada vez en más abundancia y de todas las direcciones y, por encima de todas las cosas, desde el interior del palacio en cuestión llegaba un delicioso olor a fritanga que hacía que mis tripas emitiesen sonidos semejantes a los que emite Chipper cuando intenta echarle la bronca a Virginia, esto es:

-Grrrrrrrorlgh.

Algunos fans se agolpaban en la puerta. Fans voluntariosos y aventureros, pues más o menos habían cruzado la autopista para recibir como si fueran auténticas celebridades a los miembros del coro rociero. También estaban los camareros de la cafetería de Telecinco, que cada mañana hacen feliz a Belén Esteban dándole su cafelito con leche. Faltaría más.

La llegada de Belén en su coche de novia, adornado con tres millones de lacitos, provocó una estampida entre los cámaras y reporteros semejante al de una crisis nuclear. Ella no enseñaría el vestido hasta un buen rato después, cuando dejó a sus invitados tomando el cóctel y yo ya me había ido. Muy bonito, Mejorada del Campo. Ya puedo decir que lo conozco.