Derecho a no decir la verdad

telecinco.es 09/10/2008 08:08

A Loli no le salen las cuentas de las nominaciones. No cuenta con que la haya votado Gisela, esa jugadora de póquer tan astuta, capaz de reventar unas nominaciones como lo ha hecho esta semana. La tinerfeña eligió a las dos cabecillas de ambos grupos, una vez desaparecido Iván. Una de las dos no hubiera estado en la palestra si ella no la llega a nominar. De hecho, solo en caso de que hubiera nominado a Li en el lugar de Ana o Loli hubiera habido igualmente tres nominados, ya que con cualquier otra elección se hubiera limitado la cosa a dos, como en las semanas anteriores. Por otro lado, si Loli nomina a Gisela en lugar de a Julito, hubiera quedado ampliado a cuatro el cupo de nominados. ¿Está obligada Gisela, o cualquier otro, a revelar sus nominaciones? Veo claro que no, y quiero reflexionar sobre ello un poco más tarde. Pero antes creo que debo justificar, en alguna medida, la preferencia que expresé ayer sobre que resultara expulsada Almudena esta semana.

Ya sabemos (lo confirmó Jorge Javier) que de las tres nominadas una morirá virtualmente de forma definitiva, otra tendrá su pasaporte hacia el cielo (la casa nueva) y la tercera regresará al paraíso (la casa vieja), de donde nunca habría salido. La teoría de los dos tercios, también llamada por Belén Rodríguez del 50%, queda en este caso matizada por el hecho de que Almudena 'Magdalena-Macarena-Chiqui' haya ido tambaleándose entre un grupo y otro, lo cual ha tenido como consecuencia el haber resultado la más nominada esta semana, ya que cinco de sus compañeros la eligieron a ella, frente a los tres que se decantaron por las otras dos nominadas.

Si la murciana se hubiera identificado claramente con el grupo de los 'Ivanistas' estaría bastante claro que la mencionada teoría caería contra el destino de Ana 'la loca... de vez en cuando', pero no tengo claro que vaya a ser así, a pesar de que el resultado de nuestra encuesta llevando 3500 votos le da precisamente un 50% a esta concursante, repartiendo el resto entre las otras dos nominadas. Aún así, considerando que Loli despierta menos sentimientos encontrados que las otras dos, podríamos estar ante una aplicación singular de la regla, en la cual esta se vería perjudicada por la falta de decisión entre expulsar a Ana o a Almudena. Esto nos da una idea de hasta que punto es importante decidirse por una u otra opción, y en este punto no puedo por menos que detenerme un poco más reposadamente.

Ana me resulta un personaje auténticamente insoportable. Sus burdas manipulaciones, lo falso de su pose continua o su mal ensayada estridencia me distancian de ella como de pocos concursantes en las diez ediciones que llevamos. Es patético ver como los domingos por la noche se sube a un imaginario escenario con la idea de que en el debate pondrán imágenes en directo, unos planos que ella quiere monopolizar. Es intolerante, histriónica y mal educada. En los primeros días aún nos pudo atrapar contando historias que en principio parecieron de una persona culta, aunque pronto se notó que era de esa cultura de Reader's Digest (o del Cosmopolitan), pero es que ahora su única conversación gira en torno a la planificación de las nominaciones, eso cuando no está poniendo a parir a alguien.

Además es falsa, y le gusta tener engañada a la gente con recursos 'infantiloides'. Traer una manzana de la casa 'luxury' y decirle a Loli que la ha cogido pensando en ella no es más que un gesto claramente identificable con el deseo de quedar como la bienintencionada que no le importa compartir su tabaco con el 'enemigo' (como hizo con Iván en el episodio del cigarrillo más pretendidamente rentable de la historia). Pero lo peor es que no me hace ni pizca de gracia cuando lo que pretende es ser graciosa. Me parece la peor persona que hay en esas dos casas, me inquieta verla y me epata. Alguien que destaca con frecuencia lo muy creativa que es, está en definitiva haciendo algo parecido a lo de los borrachos, que no reparan en decir "yo no estoy borracho" para intentar disimular la castaña que llevan encima, y más lo repiten en la medida que más cocidos van. Sería inimaginable escuchar a un Picasso, por poner un ejemplo, diciendo "yo soy muy creativo", en lugar de demostrarlo con una obra ingente como la del pintor malagueño.

En definitiva, no consigo ver nada bueno en esta granadina, lo cual puede aparentar ser contradictorio con desear que se quede en la casa ella en lugar de 'Chiqui'. Pues bien, si hay algo que no puedo soportar es el aburrimiento. Si me aburro puedo convertirme en un remedo de Hulk, el hombre increíble (mente histérico, diría yo). Me he ido del cine en medio de una proyección en bastantes ocasiones, tengo una pila de libros que nunca he terminado de leer y no creo que lo vaya a hacer. No soporto aburrirme haciendo una actividad libremente elegida por mí. Por tanto, si Ana me irrita, mucho más puede llegar a hacerlo el aburrimiento. Por eso me tiembla el 'michelín' cuando pienso que se pueden quedar en la casa Julito, Mirentxu, Gisela y Palomares, por elegir a cuatro de los más inactivos, y considerando que al lado del canario su vecina es una lumbrera y súper divertida, al menos a ella se la puede criticar por estar todo el rato tirándose de los pelos.

Prefiero tener dentro de la casa a una Ana que la puede liar parda (¡qué gran frase!) en cualquier momento. ¿Qué sería GH sin un muñeco de pim-pam-pum al que asaetear con nuestras críticas y hasta nuestras burlas? Tiene que haber siempre un personaje despreciable en el que concentrar nuestras iras, y además en este caso concentra tantas de las cosas que detesto, que me puede resultar útil para ir desgranándolas, reflexionando sobre ellas. Pero, por favor, cualquier cosa menos caer en el sopor y el aburrimiento, que esto aún durará tres meses más. Tengo el convencimiento de que esta concursante no llegará a la final y puede incluso batir el récord de porcentaje de votaciones para la expulsión que ostenta Ángela, de la edición anterior (si bien es cierto que igual no nos enteramos del porcentaje, porque no parece importarles mucho contentar a sus fans, siempre interesados en poder hacer pequeños estudios estadísticos en torno al programa). En esta confianza baso mi deseo de dejar unas semanas más a Ana dentro, quizá a modo de prueba de mi propia paciencia. Espero no arrepentirme mucho de esto.

Hablaba antes de la necesidad de decir la verdad o no relativo a lo que cada habitante nomina. Creo que nadie está obligado a revelar sus votaciones, y mucho menos a un rival. Lo realmente feo pienso que no es contestar en falso sino el simple hecho de preguntarlo, que denota una falta de respeto considerable. Bien es cierto que lo deseable sería aclarar que no se desea revelarlo cuando alguien lo pregunta, en lugar de mentir, como hicieron Julito o Gisela. Pero esto también puede ser parte del juego. Lo que no evalúa quien hace esa jugada es que es algo feo, y para quien están jugando es para el público votante que observa lo que pasa en la distancia, siendo mucho más importante contentar (o no decepcionar) a estos que a los propios compañeros de encierro. Esta guapa modelo podría ir aguantando si no se equivoca mucho, y mentir de forma descarada es equivocación bastante sancionada, según yo lo creo. Aún así, todo depende de como se plantee, como pasa siempre, y si Gisela (o cualquier otro) fuera realmente lista, tras el engaño iría al 'confe' a decir que miente porque le conviene, que es simplemente un farol. Si comparte esa parte de su estrategia con nosotros es muy posible que se lo consintamos de buen grado.

Unos mienten en sus nominaciones para quedar bien, y otros niegan tres veces a sus más afines, como Pedro el apostol, porque no quieren abandonar la casa, y harían cualquier cosa para evitarlo. Loli se desmarcó la misma noche del martes de 'los Ivanes', después de haber aclarado que ella no quiere irse a la casa 'luxury', que simplemente desea quedarse, aunque fuera en una casa diez veces más cutre y más incómoda que la habitada por ella hasta este momento. Dice que contrató a una chica que la sustituyera en su tienda durante tres meses, y quiere agotar ese tiempo, lo cual entiendo perfectamente. Como entiendo su pequeña 'traición' verbal, al decir que ella no se identifica en todo y con todas las personas de su grupo. Lo que quiere es quedarse, es un objetivo lícito, y yo hasta le agradezco la pasión con la que parece estar dispuesta a defenderlo.

El momento de ayer cuando leían la prueba de esta semana y veíamos las cabinas en el patio de ambas casas, me hizo entrar en un proceso nostálgico que me ha acompañado en las últimas horas, recordando esa rara octava edición, en la que se produjo una especie de catarsis una madrugada de fin de semana, en medio de esta misma prueba, que los de la habitación naranja abandonaron voluntariamente, lo cual casaba totalmente con su espíritu revienta fiestas. No solo acabó ahí la cosa, sino que iban bastante borrachos, Laurita se quitó la camiseta y se quedó con el torso al aire (lamentablemente no lo vimos) y junto con Naiala se fue luego a quitarles los canapés de la fiesta a los de la habitación azul. La caraba, nunca mejor dicho. Es un deseo absurdo, lo sé, pero ojalá nos lo pudiéramos pasar con las cabinas la mitad de bien esta vez.

Acabo ese momento de nostalgia con dos pequeñas perlas. La primera la rescato de la noche de nominaciones, es de Iván y la pronunció justo después de que comunicaran a las dos habitantes que visitaron la 'casa 10' que se prepararan para salir de la casa. Con un tono socarrón que cada día me gusta más, le dijo a Javier: "Vomita Palomares, que si no esta ya no va a ser lo mismo". Tiene tanta gracia como mala leche. Y la otra es de anoche mismo, y merece figurar en el libro 'Filosofía GH', que algún día deberían editar. Gisela dice: "Yo pienso que todos tenemos las mismas posibilidades. Unos más que otros, por supuesto". Es como aquella frase de Orwell (precisamente él) que reza: "Todos somos iguales ante la ley, pero unos más iguales que otros". Lo mismo pero en versión de andar por casa.

[Dejo cartelera, con esa abuela y sus peligros.]