Las apariencias engañan

telecinco.es 24/03/2010 08:24

A quien le haya molestado que estén en la final Nico y Ainhoa debería detenerse a analizar por qué las cosas han resultado así. Bueno, quizá también debería pensar que ambos tienen tanto derecho como los demás a ocupar su plaza de finalista. Desde luego, más que una Silvia recién llegada, que en caso de ganar el concurso sería un caso excepcional de ganador que solamente ha pasado en la casa un par de semanas. ¿De veras alguien piensa que merece ganar alguien con solo dos semanas de estancia frente a quienes se han pasado casi dos meses? Pero es que la pareja de Jorge y Silvia es, precisamente, responsable de la importante elección habida en la gala de anoche.

Lo voy a explicar con celeridad. La primera propuesta de Pepe es echarlo a suertes. Milá intenta evitar esa opción porque es contraria y enemiga del espectáculo, prefiriendo que los concursantes se mojen y enfrenten sus preferencias y opiniones. Aún así, en caso de que la otra pareja hubiera aceptado la elección mediante el azar los cuatro concursantes podrían haber insistido en esa fórmula. En todo caso, la primera propuesta de Pepe Herrero fue la elección al azar, lo cual habría dado las mismas posibilidades a las tres parejas en liza. Una vez descartada esa posibilidad, toma la palabra Silvia, que opina de forma individual en lugar de pactar con su compañero la postura de la pareja. La concursante de la primera edición resulta ser la primera que individualiza la decisión. De acuerdo que no plantea directamente que voten de forma individual, pero su actitud conduce directamente a ello. Jorge es el siguiente en meter baza, manteniéndose Pepe silencioso y expectante.

El concursante maño se vuelve a equivocar, abonando lo que su pareja en el concurso parece estar proponiendo. Primero intenta que se pronuncie Raquel, sin conseguirlo. ¡Ojo!, no pretende que digan su opción la pareja que tiene enfrente, sino que pregunta directa y claramente a uno de sus miembros. Jorge vuelve a dejar claro que la fórmula preferida por ellos es la elección individual porque pretende escuchar el voto de Raquel. Como esta tarda en decidirse, aunque en ningún momento se manifiesta contraria a lo que le están proponiendo, es el propio Jorge quien toma la delantera y comunica su elección, no coincidente con la expresada por su compañera. Mientras que Silvia ha votado por Chiqui y Ana como tercera pareja finalista, Jorge se decanta por Orlando y Gema, la otra pareja de la décima edición.

Ese es el segundo gran error de Silvia y Jorge. No solamente han decidido 'de facto' el voto individual sino que no hacen coincidir sus dos votos, lo cual deja aún más claro la individualidad de la votación. Pero es que votando a una pareja diferente de la elegida por su compañera, Jorge está poniendo la decisión en manos de la otra pareja, a quienes les bastaría con elegir a la tercera pareja para hacerla finalista. Por otra parte, ellos tenían que conocer, como lo sabíamos nosotros, que Pepe era claramente partidario de llevar a la final a Ainhoa y Nico, e incluso se lo había prometido a ellos, vamos a decirlo así. También saben que Raquel tiene una muy buena relación especialmente con Nico y que normalmente no cuestiona las decisiones de Pepe, a quien considera un buen estratega y su posibilidad dorada de ganar el concurso, embolsándose un dinero que le habrá costado bien poco ganar.

Recapitulando diré que Silvia y Jorge no apoyan la elección mediante el azar, lo cual habría dado idénticas posibilidades a las tres parejas que aguardaban una decisión desde la sala de expulsiones. En su lugar plantean en la práctica una votación individual, sin hacer coincidir la elección de ambos, lo cual hace que Pepe y Raquel puedan decidir los terceros finalistas votando a los mismos. Además, la de Pepe es para todos una elección previsible y anunciada, y efectivamente se produce como parecía claro iba a producirse. Pepe vota por Ainhoa y Nico aludiendo a que llevan desde el primer día en la casa y, sobre todo, porque son sus amigos. En su justificación, el madrileño deja claro que es una decisión más emocional que otra cosa, si bien analizaremos ese extremo un poco más adelante. Raquel vota también a la pareja elegida por su compañero, lo cual es definitivo para dar la decisión por firme.

Ainhoa y Nico tienen dos votos, frente a uno cada una de las otras dos parejas. Con su torpeza, Silvia y Jorge, especialmente este último, han regalado la tercera plaza a aquella pareja. Hubiera bastado con que Jorge votase por Chiqui y Ana para provocar un empate. De producirse un empate habría tenido que transigir una de las partes, lo cual ayer pensaba que beneficiaría a los elegidos por Silvia porque les veía como posibles candidatos de consenso. Pepe se ha llevado fenomenal con ambas concursantes, especialmente con Almudena. A Ana le ha leído la cartilla en más de una ocasión por exagerar su conflicto con Nico, provocando algunas de sus reacciones medio violentas. Pero ella le ha agradecido siempre los consejos, a diferencia de Nico y Ainhoa, para quienes siempre tenían un origen espurio. Sinceramente, no vi a Pepe con mucha predisposición a transigir y, como adelanté ayer, tampoco creo que lo hubiese hecho Silvia. La otra forma de resolver el empate habría sido el azar planteado inicialmente por Pepe.

El empate no se produjo y la repetida torpeza de Jorge y Silvia a la hora de plantear la votación fue lo que decidió la elección de quienes ya sabemos. Me detengo con tanto detalle en esta elección por varias razones. Primero porque fue el gran argumento de anoche, aparte de conocer que la votación de la audiencia había elegido primero a Pepe/Raquel, luego a Jorge/Silvia y en tercer lugar a Orlando/Gema. La otra razón por la cual estoy analizando este hecho concreto tan minuciosamente es porque soy consciente del malestar que ha provocado en mucha gente, sorprendida de que Pepe se decantase por quien lo hizo, como si eso nos hubiera tenido que coger por sorpresa. Personalmente no lo ha hecho, pero es que no solamente decidió Pepe. La situación planteada era la tercera opción de entre las que planteábamos ayer, precisamente una de las que consideré improbable. Pepe/Raquel, decidiendo junto a Jorge/Silvia. Según esa previsión habrían de elegir a Chiqui/Ana como tercera pareja finalista, pero jamás podría intuir que los de Gran Hermano sin número (como dice Pepe) provocarían una decisión bien distinta.

Lo que sí acertó este gato audaz fue su previsión 'grosso modo'. Casi en titulares decía esto ayer: "La pareja con más posibilidades de ser finalista esta noche junto a Pepe/Raquel es la de Ainhoa/Nico. Sé que será un dato sorprendente para muchos porque también lo ha sido para este gato arriesgado. Tras estas dos parejas, Chiqui/Ana y Jorge/Silvia se disputarían la tercera plaza". Efectivamente, Pepe y Raquel fueron finalistas seguros, también lo terminaron siendo Ainhoa y Nico, así como Jorge y Silvia. Luego al desarrollar la previsión no acerté tanto, pero era imposible de prever tan mal juego en alguien como Jorge, por ejemplo. Insisto en que a quien le moleste ver finalistas a Ainhoa y Nico debe pensar que están ahí no solamente por culpa de Pepe (que les votó) o Raquel (que jamás llevaría la contraria a Pepe en esto), sino también por Silvia (planteó 'de facto' la votación individual) y Jorge (no hizo coincidir su elección con la de su compañera, lo cual daba el triunfo a los candidatos de la otra pareja).

El órdago de Pepe ha sido arriesgado. Hacer bloque con la pareja más odiada de este reencuentro no le hace ningún favor y deteriora de forma importante su imagen. En este lance del juego, Silvia y Jorge se han apuntado un tanto al denostar a los elegidos como terceros finalistas. De acuerdo que su torpeza ha obrado ese casi milagro para ellos, pero eso no quita para que ante el espectador quede fijada la idea de que ellos rechazan la actitud envenenada y casi violenta de dos concursantes a quienes Pepe ha apoyado. Es un desgaste innecesario para Pepe, y contradictorio con una de sus interesantes lecciones impartidas estos últimos días, servidas siempre con cuentagotas por el programa y directamente censuradas en la emisión en directo. Según Pepe, hay barreras que nunca se deberían sobrepasar, y sus amigos Nico y Ainhoa lo han hecho. Una cosa es apoyar al más débil, incluso simpatizar con el más cabrón, y otra hacerlo con quien más desprecio y rechazo despierta en la audiencia.

Es un rechazo entendible, a mi entender. Puede que incluso lleguen a tener un porcentaje inferior al de Raquel Abad, la finalista con menos votos (precisamente frente a Pepe Herrero). Lástima que la estadística de Gran Hermano no deba mezclarse con la de 'El reencuentro', que permanecerá para siempre como una rara avis en la historia de este programa. Entonces, en la séptima edición, Pepe hizo lo imposible por llevar consigo a la final a Raquel A. y su novio, el cual de alguna forma le había traicionado. La maniobra fue inteligente, como lo hubiera sido llevar a Nico y Ainhoa, en la seguridad de que no rascarán ni un 10 por ciento de los votos, a buen seguro. Pero en este caso, la tercera pareja puede ver incrementados sus votos de forma amenazante gracias a erigirse en azote de los malos malísimos, lo cual hará a muchos simpatizar con Jorge y Silvia.

Nico y Ainhoa son unos malos de risa. Lo explicaba muy bien aquí ayer un madrugador Fer7: "¿Hay pareja más cínicamente genial que Nico y Ainhoa? ¿Más malvada que Nico y Ainhoa? ¿Hay tío mas aborrecible en esa casa que Nico? ¿Hay malos más cutre malos que estos dos? Son malos de 'Solo en casa', de los que se pegan un tiro en el pie sin querer, de los que nunca tienen la culpa, de los que jamás se equivocan y siempre llevan razón". Tiene más razón que un santo nuestro amigo comentarista. Por eso mismo, el grado de identificación de Pepe y Raquel con ellos les puede llegar a perjudicar. Una cosa es comer con ellos, jugar a las cartas o al ajedrez, e incluso divertirse dándoles consejos y ridiculizando un poco su torpeza en el juego. Otra bien distinta es llevarles en volandas hasta la final. Esto es algo que les trae más complicaciones que ventajas.

De momento resulta sorprendente la progresión de Jorge, pasando de nominado a segundo más votado gracias al cambio de pareja. La organización sabía lo que hacía cuando llamó a Silvia, y mi amigo Pablo también sabía lo que decía cuando afirmaba que era la única capaz de hacer peligrar la victoria de Pepe. Así las cosas, este sigue concursando contra gigantes. Al ejército de Jerjes se ha sumado ahora toda una pléyade de concursantes expulsados, guerreros heridos que temen y odian, a partes iguales, al poderoso Leónidas. Anoche en plató nadie apoyó a Pepe, casi todos terminaron decantándose por un Jorge que no habría sido nada sin el 'señor de los récords' y una Silvia que en una semana se ha empleado a fondo en desquiciar al contrario, igual que este lo hacía con el resto de compañeros. No veo mucha diferencia entre el Nico que disfruta sacando de quicio a los demás y esta Silvia que ha hecho lo propio con el italiano todas las veces que ha podido. Algunos incluso apoyaron a Ainhoa/Nico, algo que según lo plantea Dani 'Sucio' es parecido a mi apuesta por Pilarita en el tramo final del último Gran Hermano, pero doy fe de que Raquel Morillas y Nacho 'vendedor de sueños' lo decían completamente en serio.

No va a ser fácil, según lo visto. Nunca pensé que esto fuera a ser un paseo para Pepe porque esa supuesta herencia y/o inercia de la que hablaba Dani Rubio no vale de nada por sí sola. Pepe no lo tenía todo hecho y debía revalidar con sus actos el rédito que la memoria colectiva le otorgaba. En este mundo uno es lo último que hace, siendo casi imposible vivir de las glorias atesoradas en el pasado. Cualquier error, la más mínima torpeza, habrían castigado a Pepe con más virulencia que a cualquier otro, precisamente por estar profanando una memoria colectiva que aún está agradecida a un concursante que nos hizo vibrar y disfrutar como ninguno durante su edición.

Hace unos días tenía la convicción de que no sería un paseo militar, pero ahora creo que el propio Pepe se ha puesto algún que otro palo en las ruedas de su carro, como él mismo gusta decir, lo cual dificulta más su triunfo. Creo que es así, entre otras cosas, porque no está acostumbrado a ese escenario. Pepe lucha con soltura contra el ejército persa pero no está acostumbrado a ser su propio enemigo. Tengo claro, no obstante, que los 300 que estamos tras él sabremos valorar que esta es la lucha definitiva (es todo un símil, no se me enerve nadie), que es el momento de demostrar a la organización lo inútil de silenciar tantas conversaciones de madrugada, sus bromas 'escacharrantes' con Jorge y tantas otras cosas. Y también es hora de poner un poco de sensatez doblando nuestros esfuerzos, porque sería de poco sentido común dejar ganar a una Silvia que apenas ha entrado en la casa hace dos semanas, llevando la ventaja de toda la información habida y por haber. Somos más de 300, ¿no?

Sobre las entrevistas a los expulsados, me enterneció (como casi siempre) Almudena y confieso que me quedé un poco dormido con Ana. Su mundo imposible me divierte y hastía a partes iguales. Solo eché de menos que le pusieran a Gema lo del robo de su tabaco. Hubiera estado divertido verla entrar en cólera al comprobar que no solamente le robaron sino que Ainhoa mintió descaradamente ante sus sospechas. Tras ese momento que no tuvimos, creo que el mejor remate hubiera sido recuperar la costumbre de la despedida del expulsado (en este caso los cuatro expulsados). No quiero ni pensar la de bilis que hubiera tenido que tragar Gema ante ese momento. He de decir que me ha gustado Gemita esta vez. No solamente estaba tan guapa como siempre sino que además me ha parecido adorable. Lástima lo del 'fandangicidio' cometido hace un par de domingos, pero eso es lo de menos.

Termino ya de una vez. Prometo ser más breve mañana.