Aritz, por encima del bien y del mal

telecinco.es 15/12/2015 09:16

Es el día de hacer el daguerrotipo de Aritz, el que menos me apetece porque he escrito tanto de él que poco o nada queda ya por decir. Aun así, intentaré sintetizar en unos párrafos lo que pienso de este concursante, uno de los principales protagonistas de esta edición y posiblemente el más polémico. Lo peor de Aritz le es ajeno porque se trata de algunos de sus defensores. Cuando he dicho algo sobre esto me han respondido ofendidos lectores que se daban por aludidos. Es evidente que no me refiero a todos, sino a aquellos que saltan a la yugular cada vez que algo les parece mínimamente crítico con Aritz. Desde insultos a amenazas de demandas por parte de quienes, a imagen y semejanza de su defendido, demostraban su incapacidad para asumir las críticas.

Antes de abordar el perfil de Aritz, alguna cosa fugaz de ayer, un nuevo día agónico en el que dos habitantes se enfrentan en soledad frente a otros dos aislados la mayor parte del tiempo. Han y Aritz no solo pasan mucho tiempo juntos, sin ningún contacto con sus dos compañeras de encierro, sino que incluso se encierran en el dormitorio reclamando una mayor privacidad. Diría que van de la cama al confesionario, los dos lugares donde ven consumirse las horas.

Ayer hubo un momento muy significativo respecto a esto. Sofía y Nied andaban por el salón y el ‘súper’ les decía a todos que salieran del dormitorio hasta nueva orden. Aritz y Han seguían encamados unos minutos después, por lo cual las chicas fueron a avisarles por si no habían oído las indicaciones del ‘súper’. Sí habían escuchado, pero sus ritmos son así de lentos. Las chicas volvían al salón y durante muchos minutos esperé, sin éxito, verlos aparecer. Supongo que se irían al vestidor, al cuarto de baño o donde fuera. Cualquier cosa menos hacer vida social con sus compañeras.

Luego de madrugada coinciden Aritz y Nied, entonces me parecen dos extraños que llevan tres meses conviviendo y apenas se conocen. Viendo hablar a Nied con Sofía me parece todo lo contrario. Y eso que ellas dos no han tenido la estrecha relación que tuvo Sofía con Marta, por ejemplo. Pero la sensación al verlas es de dos personas con gran confianza, más allá del cariño que el roce y la convivencia prolongada facilitan. Sin embargo, Aritz y Nied hablan de buen rollo y posiblemente parecido cariño, pero noto un muro de frialdad entre ambos. Una distancia abisal entre uno y otro. Son como dos desconocidos que se conocen bien. Algo tan extraño y singular que me hace sentir incómodo.

Sofía daba con la clave de lo sucedido la noche anterior mientras desayunaba. “Entonces la fiesta fue para ellos “, decía la Galdeano, demostrando una vez más que lo es. Incapaz de reprimirse de expresar lo que piensa. Cáustica y certera analista de todo lo que le afecta. Nadie como ella parece entender la relación entre Han y Aritz. No se le escapa ni una, y eso es reconfortante para este gato espectador tan cansado de ver la realidad reformateada y decorada para ser presentada con la mejor cara. Es como esas manzanas que enceran para pulirlas después y puedan mostrar un brillo deslumbrante. Luego la manzana será buena o mala, pero su aspecto es inmejorable. Sofía quita la cera con los dientes y la escupe. Luego nos muestra la auténtica manzana.

Daguerrotipo de Aritz

Es posible que Aritz se haya construido un personaje ad hoc, cuyo objetivo era convertirse en un concursante de Gran Hermano con posibilidad de prosperar y hace un buen papel. Pero también tengo claro que él es así. Se cree por encima del bien y del mal. Considera que es un extraterrestre porque los demás son peores que él. Llego a pensar que se haya creído algunas de sus mentiras. Su actividad en Internet revela una cierta dependencia, pero seguramente está convencido de que no le gusta la tecnología y la desprecia.

Aritz se considera especial, mucho más cerca de ese ideal añorado por él que de la realidad. Dice detestar la mierda de la televisión y sus nocivos efectos sobre la sociedad, pero me cuentan que participó en un concurso infantil de ETB y lleva tres meses siendo protagonista del concurso madre de todos los realities. Considera superficial el cuidado de la belleza personal y el culto al cuerpo, pero se pasa las horas muertas acicalándose y maquillándose para las galas. Aparenta contradicción por todas partes, pero sospecho que es algo más complejo. Sinceramente pienso que se lo cree. Considera de verdad que él es más sano, más juicioso, más íntegro y con mejores principios que el resto. Esa santidad de la que le acusamos desde el principio, y siempre me pareció más una observación de algunos espectadores que una pose suya, es fruto del desprecio con el que considera a los demás.

Al estar en un plano elevado se permite el lujo de enjuiciar e imponer castigo. Todos hacemos constantes juicios de los demás. Otra cosa es acompañar ese juicio de un castigo. Aritz considera mal que unos compañeros hayan robado comida, por tanto, sentencia su culpa y les impone la condena de quedarse sin cena (o sin postre, o lo que sea). Luego, su magnanimidad sin límites le permite levantar condena. Eso sí, entre sentencia y perdón aprovecha para dejar una tajada de pastel a la superioridad. Siempre hay que andar entre el cielo y el infierno, sin descuidar nada.

No se le puede negar el mérito de haber tomado la iniciativa mientras otros concursantes metían la cabeza en un hoyo cual avestruces. Maite lo tuvo claro durante sus pocos días de estancia en la casa. “Sois todos ovejas de corral, menos Aritz”, decía. Tal vez porque Aritz había preferido el papel de pastor. O de capitán, como le dijo Suso con gran envidia. Su liderazgo apenas fue discutido hasta que se resquebrajó esa imagen impoluta de perfección que había logrado mantener durante semanas. Entonces algunos vieron (vimos) que peca de lo mismo que censura en sus compañeros. Además, era trampa intentar ser juez y parte. Eso no vale.

Durante días Aritz fue la gran esperanza blanca para muchos. Le fallaba el remate, como a algunos delanteros en el fútbol. Intervenía en medio de una discusión, aparentaba que iba a ponerse del lado de “los buenos”, pero luego fallaba por unas razones u otras. O porque se salía del tiesto echando la culpa al reggaeton, o porque enseguida reculaba y volvía a la tibieza del “paz para todos”. Le faltaba rematar bien la jugada y encarar el gol, lo cual no sucedió hasta que apareció para enfrentarse a Suso. Con la perspectiva actual veo claro que fue solamente un espejismo. No hablaba del capitán que deseamos ver (“¡Oh, capitán, mi capitán!”), sino un tipo prejuicioso que no podía consentir una rebelión en el rebaño. Porque su excelsa figura, por encima del bien y del mal, no destacaría nunca tanto como ante un silencioso rebaño. A nadie como a él le interesaba mantener la paz entre las ovejas. Suso hacía peligrar esa paz.

Aritz ha pasado de la gloria al descrédito con la misma firmeza que algunos empezamos a verle reflejado en sus críticas. Es la primera vez que me arrepiento de un “de repente”, escrito que hasta ahora había marcado siempre mi posicionamiento en el concurso. El hombre que susurraba a las ovejas me engañó. No le culpo de haberme precipitado demasiado. Cité entonces a Osho, el maestro hindú, y repito hoy la cita, aunque con distinto sentido. Decía Osho: “Si fijamos toda nuestra atención en la piedra que hay a la mitad del camino, por más que solo ocupe un breve espacio en la carretera, terminaremos chocándonos irremediablemente con ella”. Al final, eso fue lo que le pasó a Aritz con Suso.

Aritz no tuvo filtros ni objeciones para enfrentarse a quien fuera. Desde Suso a esa autoridad agasajada repetidamente con sus bizcochos de chocolate, lo cual creo que no tenía precedentes. Es cierto, porque el tipo del sombrero fue capaz de cuestionar las decisiones de la autoridad por no haberles dado una prueba por superada. Lo hizo cuando el bádminton y de forma exageradamente acalorada. Cierto que utilizó argumentos tontos y demagógicos, pero lo hizo. Me da la impresión de que escuchar los aplausos del plató le dio las alas que necesitaba para pretender ascender de pastor a capitán.

Me puedo equivocar, pero creo que hubo un momento que Aritz se vio ganador seguro de este concurso, y eso le hizo cambiar para mejor y para peor. En la parte positiva que dejó de tener freno para llegar a la meta contraria y rematar a gol. En la negativa que comenzó a mostrar su peor cara. Además, se puso nervioso muchas veces pensando en la posibilidad de perder su supuesta ventaja. Cada vez que eso pasaba veíamos al Aritz más árido, agresivo y venenoso. Como aquella noche en que ver a Han con Danielle le sacó de quicio y casi llegan a las manos. “Estás enfermo”, le dijo. Y en mi mente resonaba lo que pudo añadir y nunca dijo. Sería algo así como: estás enfermo… y me vas a hacer perder el maletín.

No le tuve en cuenta que entrase engañando al personal. Pienso que exageró esa pose de no tengo televisión ni smartphone porque soy el más moderno renunciando a la modernidad. Dicho por cualquiera en nuestras vidas no le habríamos dado la misma importancia que si es un concursante de este programa quien lo dice, con el enorme altavoz que esto supone. Ya se veía venir que no era tanto así. De hecho, él mismo se encargó de ir desmontando esa pose hablando en la casa de su blog o las series y programas de televisión que veía. Su error fue mentir de forma explícita e incuestionable. Es interpretable lo de “no tengo televisión”, porque eso no le impide verla en casa del vecino. Sin embargo, hablando de su blog dijo lo siguiente: “Lo tenía hace cinco años, o así”.

La última entrada de ese blog tiene fecha de junio del presente año. Es decir, mintió a sus compañeros y mintió a la audiencia. Una vez remarcado que esto es incuestionable (por ahí están los vídeos para comprobarlo) me pregunto por qué. ¿Qué hace a un tipo como Aritz mentir sobre esto? ¿Qué necesidad tiene? Sobre todo, teniendo en cuenta que es algo fácilmente comprobable. Vamos a ver, si dijo hasta el nombre del blog para que no faltaran pistas. No soy capaz de responder a esta pregunta, pero no tengo la menor duda de que deseaba mantener esa pose de tipo especial. Una 'marcianitis' que ha seguido llevando a gala durante estos tres meses.

No solo se considera especial, sino que lleva mal que nadie más lo sea. Hace unos días Sofía hablaba de su vida con bastante crudeza. Describía una familia desestructurada en la que habían superado la falta de muchas cosas. No había lamento sino orgullo por haberlo sabido llevar de la mejor forma posible. Y luego daba algunos detalles sobre códigos de conducta entre su madre y ella. Con alguno me identifiqué mucho, como lo relativo al tema económico y los regalos entre ellas. Cosas nimias que este programa querido te permite conocer y verte o no reflejado. Aritz seguía la conversación tumbado, sin estar implicado de forma directa ni mirar a Sofía a la cara. Con gran despreció soltaba frases sueltas. “Yo soy un marciano aquí”, “Eso que cuentas para mí es lo más normal del mundo”, “Pues no le veo nada de especial”, eran algunas de esas frases. Me parece que no tolera que alguien más se considere especial. Menos que lo puedan pensar los demás.

Hay algo más que Aritz no tolera y me separa mucho de él. Llama la atención que siendo probablemente el más autocrítico en el ‘confe’ luego sea tan poco capaz de soportar las críticas. No lleva nada bien que nadie le lleve la contraria. Mucho menos que se rían de él. No encuentro mejor manera para describir esto que citar al gran Tomás Blanco: “Los demás, pasan de las caras del resto y también pasan de Aritz. Aritz amenaza con dibujar las caras de los concursantes ‘como una mierda’, pero también pasan de él porque todavía no se han dado cuenta de que si en lugar de pasar de él, se riesen de él, en relación con cualquier cosa que él considere importante, conseguirían una expulsión disciplinaria”.

Frente al Aritz claro, valiente y sin filtros, este otro que no soporta la más mínima crítica. En eso, algunos de sus defensores (no se den por aludidos los que no deban) se parecen mucho a él y repiten el mismo esquema de comportamiento. No hay más que recordar sus reacciones ante los contra-alegatos de Suso, o unos comentarios de pasada que hizo Maite nominando en nombre de su hija. Sapos y culebras salen de su boca como respuesta a las críticas. Y todo en medio de mucha ira. También de mucha falsedad. Porque Aritz responde a algo no dicho por Suso respecto a su cuerpo, y defiende los cuerpos sanos en lugar de aquellos modelados de forma artificial. Pero luego nos enteramos de que usa una crema reductora para el abdomen, o algo similar. Y si esta fuera toda su incoherencia…

He dejado dos temas colgando que debo recuperar antes de terminar este perfil de un concursante valioso, que ha dejado muchas tramas y no solo la más aburrida por tantas veces repetida, en la que comparte protagonismo con Han. Está claro que Aritz ha sido mucho más que su relación con el chino, lo cual le pone en valor como concursante, y le ha llevado hasta esta fase final. Los temas que cuelgan son los de una piedra llamada Suso y su mayor incoherencia, esta vez sí relacionada con Han.

La piedra se llama Suso porque con él abrió y cerró de forma definitiva lo que pudo ser, y no fue, un romance con este gato, espectador apasionado, deseoso siempre de encontrar un concursante capaz de enamorar a la audiencia. Aparentó aparecer de repente llevando unas tres semanas de encierro al enfrentarse a Suso. Y ese mismo concursante fue quien le puso frente a su propia realidad al espetarle aquello de: “Estás jugando con los sentimientos de Han”. No entro ahora mismo en si era cierto o no, pero fue la espoleta que hizo explotar la bomba. Gracias a eso conocimos al peor Aritz. Su lado más siniestro y dañino.

La mayor incoherencia de este concursante profundamente incoherente fue su actitud con Han. En su más reciente vuelta de tuerca hay buen ejemplo de ello. Dice al principio que está empezando a sentir algo y finalmente se reafirma en que no siente nada y sigue pensando solo en su persona de fuera. No sé dónde ven algunos nada que no sea más de lo mismo, salvo que reconoce haber besado a Han y se arrepiente de ello. “¿Qué has hecho? Aritz Castro”, dice en un extraño ‘confe’ donde ha hecho el gesto del corazón con sus manos mientras afirmaba que no había nada de eso.

Besos y caricias. Luego otra vez la llave. Entremedias una bronca frecuente. Aritz humilla y desprecia a Han. Luego más besos. Y más caricias. Me da igual si se masturban o juegan a enfermeros bajo el edredón. Porque no dudo que Aritz volverá a mancillar el honor y traicionar la confianza de Han. Y así una vez tras otra, en un bucle sin fin. Ya lo dije hablando de Han. Algún día esto acabará. Que sea cuanto antes.

Moleskine del gato

Ayer el ‘súper’ pidió a Sofía que buscase alguna ropa que se había dejado Ricky en la casa. Antes de eso, la noche anterior, durante la no fiesta, Sofía descubrió una cama tras una de las puertas de sala de juego. No sabría decir si es la sala de expulsiones o el pabellón de pruebas. Al poco rato de lo que cuento de esta mañana Ricky adelantaba en su cuenta de Twitter que hoy habría algo que no deberían perderse sus seguidores. Haga sus apuestas el lector.

Ayer el programa explicó en varios medios por qué sale Aritz en el vídeo de presentación de Han mediante un montaje. Teleprograma cita fuentes del programa y en Vertele se habla de una entrevista con Pepa Álvaro, responsable de casting. En ambos casos se explica que al final de cada vídeo estaba previsto que apareciese el siguiente concursante. De ahí que Aritz salga en el de Han. Por motivos de producción, finalmente, se descartó esa idea y se eliminaron esas imágenes de los montajes. Por un descuido la de Aritz se mantuvo.

No tengo porque dudar de lo dicho. Ahora bien, creo que es un error el momento y la forma de contarlo. En lugar de esperar al 14 de diciembre bien podrían haberlo aclarado el 14 de septiembre, evitando tantos comentarios y conjeturas durante estos tres meses. Por otra parte, creo que los espectadores de este programa merecemos que estas cosas se cuenten en el propio programa, antes de nada. Jordi González ha tenido ocasión de explicarlo cuando en su programa ha salido el tema. ¿Por qué no entonces y sí ahora? En todo caso, debería haberse contado primero donde es debido.