Se armó el pollo

telecinco.es 25/10/2016 09:05

La enésima bronca en la casa tuvo lugar por un paquete de pollo perdido y hallado en la nevera. La semana está siendo complicada por la falta de alimentos, por lo que casi todo está relacionado con esta circunstancia. Nada provoca tantos conflictos y es fuente de problemas y discrepancias. Ayer mismo Adara planteaba discutir sobre la compra, puesto que en caso de hacerla esta semana serán ella y Miguel los encargados. Se equivocan no procurando que uno de los miembros de El Club sea siempre pinche de cocina. Es el perfecto enlace entre los que cocinan y los que compran. Me parece complicado responsabilizarse de la compra si luego no se está en la cocina.

En todo caso, esta era la primera vez que alguien encargado de hacer la compra reclamaba un cierto consenso previo, pero nadie pareció apreciar el gesto. Más bien al contrario, se censuró que Adara plantease comprar menos legumbres, cuando casi todos se han quejado porque están hartos de tanto garbanzo y tanta lenteja. Alain se lo tomó como una crítica, convirtiéndose en innecesario defensor de la compra del ausente Fer. La afirmación tantas veces manejada estos días de que están comiendo gracias a la compra que hizo Fer es una falacia de causa y efecto, concretamente la que responde al tipo ‘post hoc ergo proper hoc’.

‘Post hoc ergo proper hoc’ es una expresión latina que significa “después de esto, por lo tanto, a causa de esto”, y se conoce también como falsa causalidad. Esta falacia presupone que si un acontecimiento sucede después de otro, el segundo es consecuencia del primero. Es verdad que una causa se produce antes de un efecto, pero la falacia viene de sacar la conclusión basándose solo en el orden de los acontecimientos, es decir, no siempre es verdad que el primer acontecimiento produjo el segundo. Por ejemplo, si yo digo: "Una vez comí maíz genéticamente modificado, y al día siguiente estuve mal del estómago. El maíz genéticamente modificado me hace daño". La falsa causalidad es una falacia, puesto que el malestar podría no haber sido debido al maíz, sino a algún otro alimento.

Pensar que han logrado tener alimentos tras dos pruebas no superadas gracias a la compra que hizo Fer es una falacia de falsa causalidad, puesto que nunca sabremos si habrían tenido para más o menos días con una compra hecha por otro concursante. El resultado de la compra podría haber sido peor, pero también mejor. Por lo tanto, no le deben nada de forma particular a Fer. Si acaso deberían agradecer otras circunstancias. Por ejemplo, que el programa no permita que pasen hambre y busque soluciones para ello. Ignoro si el paquete de pollo perdido y hallado en la nevera anoche forma parte de ese empeño, como así parece. En todo caso, de nuevo algunos decidieron esconder comida sin tener en cuenta la opinión de todos. Eso fue lo que provocó el enfado de Bárbara y Adara anoche. Ellas son las que siempre destacan por decir las cosas, enorme pecado en esa casa.

El domingo Rodrigo descubría con sorpresa el paquete de pollo en un armario. Desconozco cuántos días había pasado allí sin refrigerar, porque el pollo poco aguanta en tales circunstancias. Clara reconoció anoche que habían escondido el pollo para que no fuera descubierto por todos. Era precisamente lo que temían quienes lo encontraron. Fue Meri rebuscando en la nevera algo que echarse a la boca. El primer impulso fue comerse el pollo, pero Bárbara paró el intento dada la situación crítica que tienen respecto a la comida. En un principio pensaron que habían descubierto algo perdido en la nevera sin que nadie fuera consciente de que estaba ahí, pero nada más lejos de la verdad.

Al menos Clara, Alain y Rodrigo son cómplices de haber escondido el pollo. Meri fue a darle la noticia a Alain, pero este les sacó de su error, ya que sabía de la existencia de ese paquete. Entonces se dieron cuenta de que les habían ocultado su existencia, y fue cuando se armó el pollo, nunca mejor dicho. Clara dejó claro que lo habían ocultado, como siempre escudándose en el bien común, pero tal vez lo correcto hubiera sido que todos hubieran podido decidir si consumir ya el pollo o dejarlo para más tarde. Es de suponer que durante algún tiempo el pollo estuvo escondido sin refrigerar para evitar que fuera descubierto, como pasó anoche. Aun así, bastante tardaron en verlo, puesto que llevaba en la nevera desde el domingo.

Alain no quiso dialogar con Adara, pidiéndole que dejase de gritar cuando no lo estaba haciendo. Se trata de un argumento ‘ad hominem’, de lo cual ya hemos hablado. Alain replica los argumentos de Adara atacando a la persona. No le parece interesante esa compañera, por eso desprecia sus argumentos. Aunque más bien parece que le inquieta cualquier argumento que pueda poner en duda la corrección de sus actos. El siguiente paso fue despreciar a Adara aceptando hablar solo con Bárbara, cuando las dos estaban presentes y habían iniciado la conversación conjuntamente. Y el tercer paso es el más sucio y mezquino, pues consiste en llamar “ladrona” a Adara. Delante de él estaban Adara, Bárbara, Pol y Meri, además de Rodrigo y, en algún momento, Clara. Escuchando a Alain se diría que solo Adara come entre horas, cuando él mismo lo ha hecho. Pero lo realmente perverso es el calificativo.

Si ya es erróneo llamar “robar” a hacer un uso privativo de un bien común, mucho más la conclusión de que quien lo hace sea un “ladrón”. Aunque, claro, esto depende de quién lo haga. Alain nunca había opinado, se ha pasado mes y medio guardando silencio, dejando que otros se partan la cara por defender aquello en lo que creen mientras él aparentaba estar incómodo. Le incomodaba presenciar como un grupo de gente exponía sus discrepancias sobre cómo se debía gestionar una vida en común que también era la suya. Tras tanto tiempo manteniendo esa postura, tan cómoda como egoísta, ahora Alain se quita la careta y pasa al ataque.

Ya no le incomoda a Alain la discrepancia ni la discusión. Anoche bien pudo haberse quedado en la cama. Su primer impulso fue ponerse el antifaz cuando Meri le dijo que habían encontrado algo inesperado en la nevera. Seguro que entonces ya sabía de lo que se trataba, aunque quiso despistar preguntando si era un bote de crema de cacao. Muy significativo me pareció el gesto de taparse los ojos antes de que le enseñasen el paquete de pollo, que Meri ocultaba tras la espalda de Pol. Insisto, pudo haberse quedado en la cama cuando se marcharon del dormitorio, pero se levantó y fue detrás de ellos. ¿Acaso temía que fueran a comerse el pollo?

Alain, 40 días en la sombra y solo 5 para convertirse en justiciero. Eso sí, justo después de haber quedado nominado. Tras su etapa de silencio, ha mimetizado las actitudes de Clara y el grupo dominante, que sigue intentando imponer sus criterios a pesar de comprobar semana tras semana que uno de los suyos es expulsado. Clara se ha hartado de criticar a Alain por no mojarse. Ahora mismo, sigue haciendo desprecios continuos a su labor de cocinero. Ni siquiera ha sido capaz de dejar que haga esa labor una semana completa, metiéndose ella de nuevo a controlar los fogones. A pesar de todo esto, Alain sigue bailándole el agua a Clara y es su cómplice cuando decide esconder comida.

Lo más llamativo del caso es que Clara ha comenzado ya un acercamiento a Alain. La viuda doliente parece olvidar rápido a Fer prodigándose en abrazos y besos. Incluso le ha llegado a decir que le pone su olor corporal. No soy muy original si digo que visto todo esto parece fácil pronosticar un creciente acercamiento entre estos dos concursantes. Algo hay que hacer si la audiencia malogra una posibilidad de carpeta. A Fer muerto (virtualmente), Alain puesto. Después de todo lo dicho, al menos a Fer se le veía venir. Era transparente y no ofrecía duda sobre su forma de ser. Ahora bien, Alain y Rodri son taimados y han permanecido hasta ahora tan ocultos como el pollo encontrado anoche.

Lo de Alain es de una sosa amargura que ni los peores cafés. Aunque si hay algo que me molesta, más incluso que sea injusto e incoherente censurando en los demás cosas que él también hace, es el molesto tic que le lleva a mandar madurar a los demás, particularmente si son mujeres. La “niña” Meri le da cien vueltas en cosas que aprecio tanto desde mi óptica de espectador como son la naturalidad, la frescura o la ausencia de filtros. Si madurar es perder tales cualidades no es buen consejo el de Alain. Aunque siguiendo su misma tesis, no es cuestión de años. Sus 38 no son lo que le convierte en un concursante algo amargado, aparentemente incapaz de disfrutar de esa experiencia. Puede que se trate de un exceso de madurez.

Anoche disfruté viendo a Bárbara (misma edad que Alain) haciendo el gamberro, despertando a toda la casa, de risas con Adara y Pol. Gran contraste entre la madurez de uno y otro. No he visto nunca un Alain gamberro saliéndose de su aburrido acartonamiento. Algunos admiten las bromas solo cuando son suyas. Recuerdo a Bea entrando con Meri a los dormitorios despertando a la gente dormida y gastándoles bromas. Sin embargo, anoche Bea ponía el grito en el cielo porque eran otros los gamberros que se habían propuesto conseguir que encendieran las luces en ambos dormitorios. Inocente gamberrada que fue contestada con cajas destempladas, porque Bea solo juega cuando a ella le parece. Por ejemplo, tirando al suelo toda la ropa del armario de Meri. Debe considerar que eso es para partirse de la risa, pero no lo que hicieron anoche Bárbara, Adara y Pol.

Para terminar con el tema del pollo que montaron anoche a causa del paquete de pollo, solo volver a repetir algo que he dicho en multitud de ocasiones en el tiempo que llevo comentando Gran Hermano. Me parece mucho peor esconder comida que hacer un uso privativo de ese bien común, lo cual se suele confundir con robar. Todos comen entre horas, antes o después, recenando o cocinando. Pero quien esconde comida se está arrogando un poder que nadie le ha otorgado: decidir por todos. Alain, el que más come de todos en esa casa con mucha diferencia, pide que cuando comen algo a las cuatro de la madrugada vayan a preguntar a los demás si también quieren. Por tanto, aboga por tomar las decisiones entre todos, sin excepción. Sin embargo, acepta de buen grado que solo unos pocos sepan de la existencia de un paquete de filetes de pollo. Diferentes varas de medir, supongo que entre otras cosas porque Alain está ya cerca de ese grupo de poder que tanto le ha estado despreciando y tanto ha desconfiado de él.

Como a Miguel se le ha fastidiado la trama de Pol, desactivada tras los cara a cara del jueves pasado, recupera ahora lo suyo del tupé. Pasó un buen rato en la tarde de ayer hablando de su liberación y lo tranquilo que está ahora, pero resulta que la mayoría de sus compañeros no han sido oficialmente informados de nada. Solo unos pocos elegidos le han visto el ‘cartón’ y eso ya le vale. Hasta ahora siempre había dudado de que su defensora en plató no supiera que lleva bisoñé, pero ahora lo dudo más que nunca. Dice Miguel que apenas tiene amigos (contradictorio con lo que escuchamos de su casting) y cuando Clara le pregunta si su compañera de piso es muy amiga suya duda al contestar. Si la trama del bisoñé fue un bluf la primera vez nada indica que no vaya a serlo de nuevo ahora.

Moleskine del gato

Ayer hicieron una intentona de pacto para salir todos nominados. A muchos esto nos trae recuerdos de aquella primera edición, en la que nos privaron de una parte básica y fundamental en este concurso. No le pasa lo mismo a nadie en la casa, porque todos parecen convencidos de que nunca se ha hecho algo así. Adara fue la primera en destacar que serían los primeros, creo que de esa lección no se debió enterar bien. Algunos me decían ayer que, por su edad, la mayoría de los concursantes no vieron aquella primera edición, lo cual viene a equivaler a afirmar que un historiador contemporáneo no pueda narrar la batalla de Waterloo porque no vivió la época. En todo caso, es un mal plan. Primero porque está prohibido en las reglas que leyeron el primer día. Segundo porque bastaría con una leve modificación del sistema nominatorio para desmontar esos planes. Aunque con El Club bastaría con el habitual poder extra para ello.

Clara dice que algunos clientes le pidieron días antes de entrar en la casa que les instalase Canal Plus para poder ver el canal 24 horas. Sí, dijo Canal Plus, que no existe desde hace más de un año. Y sí, habla de un canal 24 horas en televisión de pago, cosa que no existe desde hace mucho más. Un poco más y habla del novísimo chat de Vía Digital.

Recupero dos cosas que me dejé ayer lunes en el tintero. La elección de chocolate en lugar de jamón es acertada porque equilibra el menú en la casa. Ahora resulta que mareas de gente que no perdonan nunca el postre dicen que deberían haber elegido el jamón. El dulce es necesario y beneficioso, especialmente cuando hay escasez de alimentos. No se trata de valorar la riqueza nutricional ni el coste de un artículo u otro. El placer de los sentidos es un valor tan importante o más que esos otros.

Lo otro es que me olvidé ayer de comentar los porcentajes ciegos. Esta noche, en el último Límite 48 horas, tendremos una nueva actualización, pero las cosas estaban así el domingo por la noche: 82,0 %, 12,5 % y 5,5 %.

Y dejo cartelera, con Noelia en ‘Historia de una monja’, por Montse Juanilla.