Carlos y el cuento del rey desnudo

telecinco.es 08/03/2016 09:03

Sucede una cosa curiosa con Carlos y la opinión pública. Resulta que si Carlos se acerca a Charlotte después de una discusión para limar asperezas para muchos lo hace para salvar su pescuezo y llegar a la final. Si tiene un gesto amable con Rappel, que ya sabemos no es santo de su devoción, para muchos lo hace por lo mismo. Y si se queda al lado de Alejandro después de que este haya tenido una desabrida bronca con Rappel para tranquilizarle, escucharle y darle buenos consejos, también muchos pensarán que intenta quedar bien ante la audiencia y sus compañeros.

Si fuera como algunos dicen, me gustaría que explicaran la motivación de Carlos en otros momentos. Por ejemplo, cuando provoca una discusión porque le parece un mal gesto que se hayan repartido el zumo solo entre unos cuantos. O si dice con sinceridad lo que piensa sobre la actitud de ciertos compañeros en la prueba semanal. Parece contradictorio que unas veces busque parecer poco menos que un ángel benefactor y otras se alimente con las broncas.

Salvo que estemos ante un caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, las acusaciones hacia Carlos parecen adaptarse a cada circunstancia como si estuviéramos hablando de dos personas diferentes. Cuando interesa lo señalan como un tipo obsesionado por quedar bien ante las cámaras, capaz de no guardar rencor ante un gesto tan reprobable como el del cepillo de dientes ensuciado para captar nuevos adeptos, como si de una secta destructiva se tratara. Otras veces resulta ser un follonero que provoca situaciones y gusta de la discusión. ¿En qué quedamos? ¿De verdad estamos hablando de la misma persona?

Con Carlos hay un recelo evidente a aplicar el principio de economía, también conocido como la navaja de Ockham, que está así formulado: "En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable. Esto implica que, cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la más compleja". A menudo tendemos a considerar justo lo contrario, dando por buena la interpretación más rebuscada por el hecho de haber requerido una mayor elaboración. La receta más simple también es con frecuencia la más rica. No es mejor si tiene un desarrollo más largo y complejo. Digo esto porque la aplicación inversa de este principio se suele aplicar a Carlos y la interpretación de sus actos. Por la razón que sea parece merecer que se le aplique la anti-navaja. ¿Consecuencia de esto? La aparición de universos paralelos en los que unos espectadores no reconocemos al Carlos que otros dibujan mediante sus rebuscadas teorías.

Y esto me hace recordar aquel cuento del rey desnudo. Por si alguien no lo conoce intentaré resumirlo. Existía un rey comedido en todo excepto en lo relativo a su vestuario. Un día oyó que dos nuevos sastres que habían aparecido por su reino eran capaces de fabricar la tela más suave y delicada que se pudiera imaginar. Esa tela tenía la particular capacidad de ser invisible para cualquier estúpido o incapaz de desempeñar su cargo. Por supuesto, no había prenda alguna porque los sastres eran dos pícaros que buscaban un rápido y eficaz enriquecimiento.

El rey estaba nervioso ante la noticia sobre esa tela mágica y antes de comprobar si él mismo era capaz de ver la prenda decidió mandar a dos de sus hombres de confianza. Está claro que ninguno de ellos admitió que habían sido incapaces de ver las prendas fabricadas por los pícaros sastres y no pararon de alabar las mismas. Toda la ciudad había oído ya hablar de esos fabulosos trajes y estaban deseosos de comprobar la estupidez de aquellos vecinos que fueran incapaces de verlas. Al final, el propio rey fue a comprobar el traje que había encargado y habría de llevar en un multitudinario desfile.

Los estafadores hicieron como que ayudaban al rey a ponerle la inexistente prenda y el emperador salió con ella hacia el desfile sin admitir que era demasiado inepto o estúpido como para poder verla. La gente del pueblo alabó con fervor el traje. Temían que sus vecinos supieran que no podían verlo y quedar así como incapaces. Todos decían verlo, hasta que un niño dijo: “Pero si el rey va desnudo”. La gente empezó a cuchichear hasta que la multitud señaló al emperador y dijo también que iba desnudo. El rey lo oyó, pero no aceptó que tuvieran razón. Levantó la cabeza y continuó el desfile hasta el final.

Son varias las moralejas de esta fábula, pero no me ha interesado por eso. Al conocer la inquina que se está creando contra Carlos, incluso en contra de aquellos espectadores que no compartimos ese análisis, pienso que ese mismo sentimiento crítico y reprobatorio se crearía en contra del niño que señala al rey desnudo. En este contexto que vivimos, lo de menos sería si el rey va o no desnudo porque lo que importaría sería señalar al niño discrepante y acusarle de querer destacar entre los demás. Se rebusca para interpretar de la forma más compleja todo lo que hace este concursante porque parece haberse perdido la perspectiva de que lo importante es si lo que dice es o no cierto. Más importante parece por qué lo dice, suponiendo siempre extrañas e intrincadas razones. El niño tenía razón al decir que el rey iba desnudo, pero le cuestionamos y nos preguntamos por qué tuvo que decirlo.

Me pregunta a veces por qué me gusta Carlos como concursante, y pienso entonces en el libro ‘Aprende a convivir en casa’, escrito por los psicólogos de Gran Hermano, en el apartado que hablan de la autoestima y ponen como ejemplo de autoestima sana a Pepe Herrero (GH 7 y GH El reencuentro). Explican entonces en qué se fundamenta esa autoestima sana, que son los siguientes puntos:

Moralmente independiente: No le importa oponerse a los criterios y las opiniones de los demás porque tiene sus propios principios.

Seguro de sí mismo: Se conoce a la perfección. Acepta sus virtudes y defectos, lo que le permite mostrarse sin necesidad de parecer lo que no es.

Vive sin lastre: No se entretiene en darle vueltas al pasado, porque intenta vivir el momento plenamente para obtener los mejores resultados en el futuro. Aún así, si se equivoca no tiene ningún problema en reconocerlo y pedir perdón.

No se compara con nadie: Admite sus defectos y sus virtudes. No necesita sobresalir ni sentirse importante. Simplemente se acepta y se valora como persona.

Muestra humanidad: En una entrevista que le hizo Kiko Hernández (a Pepe Herrero) reconoció su parte de responsabilidad en los sentimientos de los demás cuando dijo: “Creo que el problema es que hay gente que ha entrado a Gran Hermano como el que va de convivencias, y se arriesga a encontrarse con un cabronazo como yo que te lleve a mal traer durante tres meses y medio, y después te saque de las manos el premio”.

Es respetuoso: Todos los que hemos seguido esta edición (GH 7) hemos visto como Pepe solía escuchar a los demás, dar explicaciones sobre sus comportamientos, disculparse y preocuparse por las necesidades de otras personas. De hecho, ha sido uno de los concursantes que más ha utilizado la palabra para intentar solucionar los problemas que surgían dentro de la casa.

Unos años después de su edición, poco antes de que comenzara GH 11, Pepe hizo una recomendación a los futuros concursantes en la que algunas de sus respuestas evidencian esa seguridad que tiene en sí mismo: “Que ganen o pierdan procuren quedarse con la sensación de haber hecho todo lo posible, porque de otro modo la derrota será mucho más dulce si se produce. Pero que nunca se queden con la sensación de no haber intentado todo lo posible para llegar a lo más lejos”.

Y hasta aquí la cita. Parece como si Carlos Lozano hubiera hecho caso de esa buena recomendación para futuros concursantes. Tengo claro que está haciendo todo lo posible, aunque escuchando algunas voces pareciera como si “intentar todo lo posible para llegar a lo más lejos” fuera poco menos que un delito, cuando parece obligado para un concursante. Especialmente un buen concursante, como Carlos, del que diría que responde a ese perfil de autoestima sana. Las comparaciones son odiosas, pero he de decir que leyendo este fragmento de texto que acabo de compartir pensé que bien podía estar hablando de Carlos.

El domingo conocimos que había cuatro candidatos a entrar en la casa y ayer que de esos cuatro uno será eliminado hoy mismo en el Límite. Parece ser que estarán presentes en plató, harán sus alegatos y la audiencia votará por su favorito a través de la app. Aquel que tenga menos votos será excluido y quedarán solamente tres, que se someterán a semejante prueba el mismo jueves, desde el comienzo de la gala. O tal vez se abran las votaciones hacia el final del programa de esta misma noche.

Esto me genera algunas dudas. Principalmente si la elección es necesariamente de chico y chica o indistinta. Si obligatoriamente deben entrar dos concursantes de distinto género la elección siguiente a la primera de esta noche se hará solo entre dos de los aspirantes. Me explico: si esta noche el menos votado fuera Dani Santos (si este nombre es correcto) eso querría decir que Miguel Frigenti (lo mismo con este nombre) ya tendría segura su entrada en la casa. Para el jueves quedaría la pugna entre las dos chicas aspirantes.

La lucha entre los cuatro candidatos es bastante desigual. Digamos que no tienen el mismo grado de apoyo exconcursantes que un colaborador del programa o alguien que se ha movido en formatos televisivos más modestos que Gran Hermano. Además, si la elección es como digo se limita porque en realidad hay que ganar a otro aspirante, que puede generar más simpatías por mil razones. Por tanto, les digo a los candidatos que se lo tomen con humor y eviten considerar que no ser elegidos sea una humillación para ellos.

Anoche hubo fiesta de entrega de premios Oscar, a la que podrían haber sacado más provecho. Se fueron por lo fácil, evitando poner un poco de maldad en la elección de los premiados o incluso en los discursos de agradecimiento. La improvisada ceremonia tuvo la misma categoría que esas escenas del Quijote que ensayan esta semana, o sea, más bien ínfima. Por suerte, Rappel ha venido a salvar los muebles a ese grupo de teatro amateur.

Rappel es el que tiene más arte y madera de actor. Demuestra incluso una vena creativa por la que desde primera hora de la mañana estaba mandando, creando, imaginando… Aunque nada hacía prever el momento que nos iba a brindar unas horas más tarde. Con el pelo suelto (también estuvo así en la fiesta y parecía Santiago Segura) y vestido de doncella le tocó representar el papel de Dulcinea del Toboso. Madre mía, qué ‘pedrá’. No sé si me he llegado a recuperar del impacto de esas imágenes. Rappel haciendo de Dulcinea y tarareando el ‘La, la, la…’. ¡Histórico!

Moleskine del gato

La extraña alianza entre Rappel y Charlotte, aparte de una cuestión de clases, parece producto de una simple eliminación. Rappel ha discutido en estos últimos días con Laura. Por su parte, Charlotte se las ha tenido con Raquel. Empiezo a apreciar cierta incompatibilidad entre estas dos parejas de concursantes, aunque Rappel le lea las cartas por enésima vez a la hija de Kiko Matamoros. Por cierto, el adivino fallón pronosticó ayer que esta semana sería él quien saliera de la casa expulsado por la audiencia. A ver, Rappel, yo que tú lo iría dejando ya, ¿vale? No has acertado ni una de las expulsiones, es hora de negarte a volver a hacer esa predicción.

A las enemistades que se empiezan a apuntar hay que sumar la que se suscitó este domingo entre Charlotte y Laura. De no ser porque este jueves serán dos más en la casa diría que pronto se produciría la lucha total, en la que prácticamente no quedaría ninguna alianza en pie. De momento, la cosa se aplaza, aunque dado que los nuevos no podrán nominar todavía, ni tampoco se les podrá nominar a ellos, diría que las nominaciones de esta semana apuntan ya a lucha fratricida. Me resulta llamativo el cambio de estrategia nominatoria de Carlos, a la que parece unirse Alejandro. Fran se lo piensa y, por el momento, no dice si participará o no.

Carlos cree que deben salir a la palestra (“la parrilla”, dice él, aunque debería decir más bien “cruzar la pasarela”) aquellos que aún no han estado nominados. En realidad, solamente Raquel está en esa tesitura. Por tanto, los tres puntos de Carlos y Alejandro irán para ella. Digo que me llama la atención porque Alejandro lleva semanas diciendo que es la más noble de la casa. A pesar del encontronazo de hace un par de domingos, Carlos también tiene una buena opinión sobre Raquel. Aun así, está en el objetivo de estos dos concursantes, con lo cual veo complicado que se salve de quedar nominada esta semana. Eso siempre y cuando Carlos vuelva de la sala de expulsión. Prefiero no pensar otra cosa.

Dejo cartelera, con Alejandro en 'The aviator'.

[Montaje por Montse Juanilla]