Coman: madurez adolescente

telecinco.es 24/03/2015 08:45

La estampa es cada día igual. Mismos protagonistas e idéntica actitud. Tal vez cabría decir falta de actitud. Santi y Coman despiertos, charlando de mil y un temas. Mientras tanto, Belén y Fede acostados desde antes de medianoche, cual cenicientas temerosas de perder su preciado zapato. No están descansando tras una jornada agotadora. En eso se igualan los cuatro finalistas. El día ha sido agotador de pura inactividad. Conecto por la mañana, veo a Belén y Santi tumbadas en el sofá. Conecto por la tarde, vuelvo a ver a las dos concursantes en parecida pose. Si conectas por la noche y te descuidas un poco verás solamente a Coman y Santi, sea en una posición u otra. Debería venir especificado en las normas de la casa: dormir temprano no puntúa para ganar el maletín.

Por esto no ha de extrañar que ayer Fede preguntase qué era eso de las ‘chirlas’. Puedo dar fe de que ha estado viviendo en la misma casa que el resto de concursantes, pero al italiano le parece oír ahora por primera vez el mote inventado por Sandoval, con evidente éxito. Fede está ahí porque tiene que haber de todo. No sé si me escandaliza más que no se haya enterado de lo que ha estado sucediendo a su alrededor, preocupado ante poco más que su tupé y sus yogures, o ver a algunos defendiendo que este ectoplasma de concursante merece más llegar al último día que Coman. Mientras Coman nos daba tema de conversación desde el primer día, Fede pululaba por ahí, sin prestar ni siquiera atención. ¿Mueble? ¡Qué va! Fede es un fantasma.

El jueves pasado me pareció un recurso de autoprotección la teoría inicialmente planteada por Coman y que pronto hicieron suya los demás, con menos entusiasmo Belén y Santi, que posiblemente vivan con los pies más en la tierra que los chicos. Según Coman, los juicios del pasado jueves son una farsa. La idea se apoya en un argumento incuestionable: ¿por qué iba a ser más cierto que el intercambio de Sandoval en Brasil? Si les engañaron entonces, bien podrían estarlo haciendo ahora. El resto de la argumentación no deja de ser algo inocente. Dice Coman que el programa es blanco y nunca les harían pasar un mal rato. En esto coincide con Fede, para el que ahora la casa está ideal, sin voces ni discusiones. Díganle al italiano que la paz de los cementerios tiene escaso atractivo televisivo.

Puede que, efectivamente, piensen eso o den crédito a la teoría de Coman, como autoprotección ante algo que pudiera suponer un duro choque para ellos. Pero tras escucharles hablar durante días de ello he llegado a la conclusión de que hay otras razones. Si Chari no hubiera comparecido como testigo de la acusación contra Coman y como acusación de Aguasantas, es posible que nunca hubieran imaginado que los juicios eran otra farsa, parecida a la del intercambio brasileño. Pura y simple perplejidad. Les ha costado asumir la maldad de alguien capaz de hacer daño de forma tan gratuita a las personas que hicieron más plácida su estancia en la casa. Con amigos así no hacen falta enemigos. Ayer Coman parecía abrir los ojos y decía que si lo de Chari es cierto no tiene nada que hablar con ella fuera. Estoy bastante convencido de que así será.

Fotomatón: Coman

Coman empezó llamando la atención, presentándose como un bicho raro digno de estudio por el resto de habitantes de la casa. No me refiero a su entrada en pelota picada, algo que se le ha afeado al concursante cuando no es más que un recurso de guion. Hablo de aquellas historias sobre su escasa afición al sexo, y particularmente las explicaciones dadas para ello. Según su propia confesión, no lo hace con frecuencia porque suda y le gusta estar siempre guapo y presentable. El Coman que hemos conocido después no tiene nada que ver con este personaje digno de estudio, extraordinariamente narcisista y ávido de protagonismo. No sé si fue buena o mala estrategia. Desde luego, cumplió el objetivo de que se hablase de él antes y más que de otros concursantes, aunque fuera proporcionándose la fama de tipo raro.

La verdad es que un poco raro sí es. Son muchos los factores que impiden pensar de otra manera. Coman ha sido un pozo de sorpresas continuas. Es una persona capaz de recordar la fecha de estreno de todas las películas que ha visto y conoce, que son muchas. Sus cánticos fueron considerados insólitos por la mayoría y satánicos por algunos de sus compañeros. Mucho más raro me parece quien ve invocaciones al diablo cuando alguien canta solo en el jardín. Belén debería haber echado mano de su querido refranero y decir aquello de que quien canta su mal espanta.

Coman ha seguido cultivando su fama de raro, o cuando menos de peculiar, insistiendo mucho en que todo lo hace de forma medida y calculada. Según él, cada paso que da está pensado y premeditado, no dejando margen a la improvisación. Sin embargo, este es el mismo Coman que tras mantener la expectación sobre su ‘plan Mowgli’ durante semanas, termina despachando el tema con una apelación a la esperanza del pueblo. Complicado conciliar el cálculo ante cada acción con una filosofía de vida inspirada en algo tan abstracto. Si confías en la esperanza ¿para qué tanto cálculo? Por todo esto, parece como si Coman hubiera necesitado crearse un personaje. Su condición principal sería llamar la atención. Y ya lo creo que lo ha conseguido.

Hablaba ayer de mi satisfacción al imaginar decenas de concursantes, enemigos de Coman, rabiando por no conocer en qué consistía la ‘operación Mowgli’. De igual manera que me parece un error de Coman haber sometido a idéntica tortura a la audiencia, en lugar de convertirla en su principal cómplice. En cualquier caso, no es muy distinto esto de la operación y las increíbles revelaciones sobre su escasa actividad sexual, especialmente por las razones aludidas. Todo parece formar parte de la misma necesidad de llamar la atención de los demás. Tal vez para entender esto haga falta conocer un poco su dura vida desde la infancia, separado de sus padres para viajar a España y ser tratado de su problema en la vista. Creo que Coman necesita reclamar la atención de los demás, lo cual no es tan malo para un concursante de reality, aunque el riesgo es ser considerado un personaje que interpreta su papel.

Mientras que en la primera semana le llamábamos falso o cuentista, el torero apenas se daba a conocer y Fede ofrecía el mismo perfil plano, sin nada que destacar, que casi tres meses más tarde. Quise creer que su ‘operación’ aportaría algo de interés a la trama del programa, tal vez sin darme cuenta de que su fin era llamar la atención, mantener viva la tensión o la intriga sobre ello. ¿Quién va a matar al personaje que guarda el secreto de la trama en una película de suspense? Nadie desea el final temprano del suspense, ya sea porque se desvela el misterio o por la pronta muerte del protagonista. Y luego estaba el acomodador que te revelaba quién era el asesino si no le dabas propina. Por suerte, ya no quedan acomodadores.

Si Coman solamente hubiera vendido intriga y tensión dramática nos hubiera cansado en dos semanas, siendo demasiado generoso. Pero entonces se cruzó en su historia Olvido, y ahí vimos un tipo empático y humano, incapaz de unirse a la mayoría que daba la espalda a una compañera de encierro. ¿Qué digo mayoría? En realidad eran todos los demás, sin excepción alguna. Cierto que hubo algunos, como Sandoval o Santi, que se acercaron algunos ratos a Olvido, tanto para hacer algún confesionario en el que mostrar algo de comprensión o para echarse un cantecito gitano mientras la exconcejala permanecía aislada, con su cama como casi único hábitat durante todo el día. Pero esto era en momentos concretos, porque el resto del tiempo continuaba el acoso unánime, del que solo se desmarcó Coman.

El acoso y derribo a Olvido no solamente hizo que muchos nos pusiéramos de su parte, aun resultando un personaje bastante antipático, sino también tuvo como consecuencia que empezáramos a mirar con otros ojos a Coman. La pregunta es: ¿si el concurso hubiera terminado entonces hubiéramos hecho ganador a Coman? Lo dudo. Tenía toda la razón Belén cuando preguntaba al letrado Chamorro por qué habían expulsado a Olvido la segunda semana y ahora el mismo público la sentenciaba con veredicto de culpabilidad por lo sucedido entonces. Contradicciones de la audiencia, incapaz de ver en aquel momento lo inaceptable que era todo.

Para Olvido terminó la cosa pronto, a la vez que posiblemente su historia le daba a Coman una especie de inmunidad que proporciona el pase directo a la final. Nos seguía pareciendo odioso su personaje y cansina su persona, especialmente cuando entraba en bucle de conversaciones con Fede que duraban horas. Pero algo nos atrapó de ese corazón sano, incapaz de someter a un duro castigo todavía no justificado.

Me hubiera gustado que Chamorro, en su papel de magistrado, le hubiera preguntado a los testigos del juicio a Belén algo tan sencillo como por qué. ¿Por qué hicieron eso? ¿Cuál era el pecado de Olvido? Pero esto ahora no me importa lo más mínimo. La interesada se defiende con torpeza, no habiendo dado la talla ni en el juicio del jueves ni en el debate electoral del domingo. Bastante se ha aprovechado y aprovechará de esta historia. De aquello solamente me interesa que Coman tuvo el coraje de enfrentarse a todos, lo cual era exponerse a la nominación inmediata y por aclamación. Todo ello sin poder pulsar cuál era la opinión de la calle.

Ese fue el primer acierto de Coman, después de haber conseguido llamar la atención demasiado pronto, lo cual es poco deseable en un reality como Gran Hermano. El que saca la cabeza se arriesga a que se la corten pronto. La audiencia es así de caprichosa. Tras ese primer acierto vino otro que le ha podido ayudar a que llegue hasta la fase final del concurso. Coman es un estratega, algo tantas veces dicho en este concurso como descalificación. O como insulto, incluso. Quiere esto decir que es capaz de sumar, valorar lo que van a votar los demás, y cuando no pudo supo acercarse al enemigo sin quemarse para poder enterarse. Su estrategia en las nominaciones no ha sido la mejor del mundo, pero ha valido. En todo caso, nadie lo hizo mejor que él.

Pero el acierto definitivo de Coman ha sido su asociación con Agüita, como él la llama. Es una asociación desinteresada y generosa, que rebosa buen rollo y dosis incalculables de cariño. Además, Coman no para de demostrar generosidad sin límites, como cuando ayer animaba a Santi a hacer campaña de verdad, no eso tan poco lucido que están haciendo como última prueba en la casa. Es decir, Coman le pide a Santi que escriba en su blog, haga confesionarios, exprese a su gente lo feliz que está de haber llegado hasta ahí. Y, sobre todo, intenta convencerla de que no está todo dicho. Que es posible el triunfo.

Todo lo anteriormente dicho debe leerse sin perder de vista un pequeño detalle: Coman también es finalista. La generosidad de este concursante también me ha logrado conquistar. Aunque no hace falta analizar esto para disfrutar viendo a estos dos juntos, llegando de la mano a la final. Contentos como niños. Siempre he visto en Coman algo infantil. Así me lo ha parecido en algunos de sus comportamientos, incluso en esa necesidad de llamar la atención de la que tanto he hablado. Como esos niños que cuando hacen una monería están muy interesados en que les vean sus madres. “Mira, mama, lo que hago”, dice el niño. Su objetivo no es otro que ser visto y reclamar la atención materna. Algo así le pasa a Coman, adolescente a veces y muy maduro otras. Esa combinación tal vez sea tu tabla de salvación. También su principal atractivo, aquel que le ha llevado hasta ahí junto a su Agüita.

Moleskine del gato

Toca rematar lo dicho con dos estampas que vi ayer. Primera: Santi se levanta de la cama, sale al jardín y le reclama a Coman que se acueste porque no puede dormir si no está él. Ays. Segunda: Coman hace planes para que Santi le acompañe en algún viaje que tiene pendiente y necesita hacer nada más abandonar la casa. Ella le dice que le va a echar mucho de menos. “Yo también, Agüita”, dice él. Más ays.