¿Le dijo Carolina a Enrique: “Saluda a nuestra madre”?

telecinco.es 16/10/2015 09:06

Después de dos noches de gala ‘horribilis’ la suerte había sonreído por fin a Suso. Se había salvado de la expulsión y lograba el privilegio de excluirse de la terna de nominados, después de que casi la mitad de los votos en juego fueran para él. Le había ganado la batalla a Quique, el experto en Gran Hermano que una semana antes confió excesivamente en el buen juicio de la audiencia, pensando que saldría victorioso tras enfrentarse a su rival. Quique se despedía de sus compañeros y al llegar a Carolina algo sonó raro. “Carol, que… tienes mi pulsera”, decía Quique, como si no supiera qué decir. “Quique, que te quiero un montón, que te la devuelvo cuando salga…”, le contestaba Carolina entre sollozos.

La frase de la sorpresa estaba por venir. “Y dile a mi madre que la quiero un montón, y que les echo de menos”, seguía diciendo Carolina. Hasta aquí nada de particular, aparte de la poco imaginativa reiteración del concepto “montón”, aunque nada extraño viniendo de “miss gentilicios”. Lo inexplicable venía ahora: “Y dale un beso a nuestra madre”. ¿Cómo? Dale para atrás y vuelve a ponerlo. “Dale un beso a nuestra madre”. Así que “nuestra madre”. ¿Ha dicho “nuestra madre”? ¿De veras que dice “nuestra”? Carolina seguía sollozando con las manos cubriendo parte de su cara. Ni un solo rasgo de sorpresa en Quique, aunque se le veía emocionado. ¿Será esto posible? ¿Hemos escuchado bien? ¿”Nuestra madre”?

Desde el principio se había fabulado sobre la posibilidad de que Quique y Carolina se conocieran desde fuera. Se comentó el mismo día de la gala de presentación. Ayudó a ello el que entrasen juntos en la casa desde la sala de juegos. También un cierto parecido físico que nunca llegué a apreciar. Incluso se hacían conjeturas sobre la posibilidad de que Quique hubiera tratado a Carolina como paciente, aun siendo de ciudades distintas y bien distantes. Entre las primeras apuestas de secretos se dijo que eran hermanos y no fue dado por bueno. Además, la madre de Carolina en su vídeo de presentación nada tiene que ver con esa señora tan simpática que conocemos como madre de Quique. Los secretos de ambos fueron desvelados el jueves pasado, aunque Mercedes Milá nos volvió a poner el caramelito en la boca hablando de nuevos secretos, todavía por desvelar.

La posibilidad de que Quique y Carolina fueran familia seguía comentándose, incluso apoyándose en algo dicho por ellos en medio de una gala, aunque repasando ese momento me pareció que podían estar burlándose de los comentarios que les relacionaban. También podíamos estar entendiendo mal un diálogo atropellado en medio de otras conversaciones. Ni con mucho se seguía hablando de esto tanto como de que Han y Aritz se conocieran desde fuera, algo también comentado en la casa la primera semana, y alimentado entre los espectadores por ese detalle no aclarado de la imagen de Aritz insertada en el vídeo de presentación de Han. La sorprendente despedida de Carolina anoche reavivará las dudas. Personalmente, puedo asegurar que he escuchado casi un centenar de veces esas palabras, y ni una sola vez he entendido algo distinto a “nuestra madre”.

La sorpresa final de esta gala no me impide comentar todo lo ocurrido con anterioridad, que no es poco. También el postgala, mucho menos interesante de lo que cabía esperar, aunque me sirve para afianzar alguna de las sensaciones que me deja la noche. Sigo pensando que el juicio a Vera es excesivo, especialmente si lo comparamos con actitudes más llamativas de algunos de sus compañeros de encierro. Vera quiso quedar bien con Suso la noche anterior afirmando que no deseaba su salida de la casa. De partida, es contradictorio nominar a alguien y después decir que no se desea su expulsión. Y lo es más aún cuando anoche Vera volvía a dar sus tres puntazos a Suso. No niego que Vera pierde muchos puntos por esto, pero me parece demasiado dura la condena de sus compañeros nominándole.

Curiosamente, el propio Suso y su eterna aliada Amanda le dan tres puntos cada uno. También lo hacen Aritz y Han, que desde el martes por la noche han empezado a relacionarse con Suso y Amanda mucho más que en todo un mes, justo lo que llevamos de edición. Finalmente, Sofía le daba sus dos puntos. El grupo que había empezado el día en el cuarto de baño crucificaba a Vera. Sofía se unió al final a ese grupo, demostrando que va por libre. Por consiguiente, anoche no repetía los mismos votos de los otros cuatro. Suso, Amanda, Aritz y Han coincidían dando sus tres puntos a Vera y los dos a Ivy. ¿Coincidencia? ¿Sincronicidad? ¿Serendipia? Yo lo llamaría alianza.

Mi pregunta es por qué parece mucho más grave que Vera tenga un gesto amable con Suso y no el acercamiento de Aritz y Han a este mismo concursante durante todo el día. Claro que Vera aparte de amable es pelotillero, obsequioso y lavacaras. Pero con su actitud no está dando un aval a Suso como el proporcionado por Aritz y Han desde después de verse el cuasi empate de los porcentajes oficiales ciegos en las votaciones. El mensaje es claro, tanto frente a la audiencia como para el resto de concursantes. Beneficia mucho más a Suso el amistoso acercamiento de Aritz y Han que las palabras lisonjeras de Vera.

De poco vale que Aritz repita una y otra vez a Suso que él le quiere ver fuera de la casa. Entre otras cosas porque lo repitió después de escuchar lo dicho por Vera, como si quisiera remarcar la diferencia entre ambos. Aritz quiere a Suso fuera y un par de días antes seguía pidiendo su expulsión disciplinaria, extrañado porque el programa no hubiera castigado con algún tipo de sanción a este concursante por una actitud que él considera intolerable. Sin embargo, se convierte casi en su sombra durante dos días. La explicación de que Suso es más sincero que Vera no me vale, entre otras cosas porque si algo he visto hacer a Suso ha sido precisamente mentir. Ha mentido para sacar verdad de una mentira, para poner en apuros a Quique, para burlarse de Ivy y Carlos… Suma y sigue.

Mi conclusión es que Aritz ve fuerte a Suso y por eso tiende un puente hacia él. Pone los cimientos cuando deben decidir a cuál de los nominados apoyar y en principio se queda junto a Quique, pero rectifica in extremis y se va al otro lado, donde estaban Suso y Amanda. Solo Han había cruzado ese Rubicón que separaba los dos lados en que había quedado claramente dividida la casa desde el domingo. A partir de ese momento, Aritz y Han pasan más tiempo con Suso y Amanda que con los demás. Hay apoyos que no necesitan de palabras. Y suelen ser los más contundentes.

Me gustaría saber si es peor lo de Vera o que Marta se despidiera anoche de Suso en la cama de este, con beso y abrazo fraternal. ¿Quién le está bailando más el agua? O que Carlos no le diera un solo punto a Suso, lo cual contrasta con los tres que le dio Vera. Aquí los votos cuentan más que las palabras. Las palabras se las lleva el viento. Es todo increíblemente contradictorio. Por ejemplo, que anoche Carlos le afease a Sofía que hablase con Suso. Sobre todo, porque ha quedado claro que es Suso quien ha estado buscando a Sofía y no al contrario. A partir de ahí, el resto es simple y llanamente educación. Además de la idea clara de dónde están. Una convivencia mínimamente respirable exige que nadie retire la palabra a nadie.

Todas estas cuitas respecto a Suso se entremezclaron anoche con la venganza contra Carolina e Ivy. Una venganza que no es por haber planteado un pacto nominatorio sino por haber reculado, negando la realidad con gran descaro y culpando después al empedrado. Bueno, ojalá hubieran hecho una acusación tan inocente. Para ellas es Marta la culpable de su tropiezo. Carolina e Ivy parecían el martes dos brujitas asustadas buscando el modo de evitar que su trasero quedase completamente al descubierto. Casi todo lo que rodea a Carolina es puro misterio. El más importante de anoche ya está expuesto, pero rivaliza con aquel el hecho de que Ivy fuera castigada anoche con un número de votos similar al obtenido por Suso, pero el marcador de Carolina quedase a cero.

Carolina se mueve como un ofidio de sangre fría que serpenteaba anoche de una habitación a otra para salvar su imagen pretendiendo lavar el cerebro a sus compañeros. No lo consiguió con todos, de eso estoy seguro. Al mismo tiempo que Carolina iba uno a uno vendiendo una realidad paralela en la que ella e Ivy son víctimas inocentes de la mala interpretación de los demás, Ivy lloraba en un dormitorio, consolada exclusivamente por Carlos. A Carolina le importó poco y menos lo de su amiga, tenía que culminar su misión una vez comprobado que a ella no la nominó nadie. Igual “esas personas”, como llama a sus fantasmas, decidieron ayudarla anoche.

Vera e Ivy quedaban perjudicados por sendas circunstancias, frente a una Carolina a la que todo esto le pasó rozando. Complicado de entender, mucho más aún de explicar, si tenemos en cuenta que la ideóloga del pacto fue ella. También quien empezó a difundirlo sin medida ni control. El que Carolina fuera a escurrir el bulto de esta manera se adivinó por las primeras nominaciones de igual modo que por su silencio hasta que estas terminaron. Fue Ivy quien pedía explicaciones y se hacía la sorprendida, apoyada por un Carlos que habló anoche más que en todo el tiempo que llevan encerrados.

Pedir explicaciones por ser nominado se me antoja bastante inoportuno y arriesgado. Fácilmente se podía haber encontrado con alguien dispuesto a decirle a Ivy la verdad. Lo previsible es que esto sucediera con Sofía o con Marta, tal vez las personas más dadas a hablar claro en esa casa. Sin embargo, Marta terminaba la noche diciéndole a Ivy que volvía a pensar de ella lo mismo que antes. O sea, conciliadora a tope. Con Vera las cosas eran diferentes, y Marta le sentenciaba sin mesura alguna: “Creo que tienes todas las papeletas de marcharte esta semana”. Así, sin vaselina ni nada.

El tono conciliador de Marta con Ivy es bastante representativo de cómo fue la noche, a pesar de que volaron los cuchillos durante las nominaciones a la cara. Suso y Quique intimaban en la sala de expulsión, donde tuvieron la conversación que ambos se habían negado en todos los días anteriores. Pensé que alguno de los dos terminaría emulando al señor Lobo de ‘Pulp Fiction’ y diría aquello de no empezar las lamidas genitales todavía. Y es que anoche hubo mucho de eso como digo. Mientras casi toda la casa andaba revolucionada por el pacto vergonzante y la vergonzosa frase de Vera a Suso, este y Amanda se afanaban en los lengüeteos mutuos, naturalmente en sentido figurado. Creo que Suso y Quique quisieron quedar como caballeros antes de que uno de ellos saliera disparado hasta encontrarse con Milá en plató. También les faltó preguntarse aquello de: ¿hablamos como caballeros o como lo que somos?

Entre lo que vimos en la sala de expulsiones y lo relatado posteriormente en la casa por Suso hay todo un mundo. Agrandó todo aquello que le podía beneficiar, ocultando buena parte de la realidad, lo cual en parte es lógico. Menos espabilado estuvo cuando achacaba su salvación a un milagro o diciendo que el programa le había salvado el culo evitando poner las imágenes que más le podían perjudicar. Suso tiene más peligro que un elefante en una cacharrería.

La entrevista a Quique me supo a poco. No porque diera para mucho más, y ese es precisamente el motivo de mi pena. Me hubiera gustado ver evolucionar a Quique en el concurso. Anoche demostró capacidad para leer e interpretar las situaciones. Si Quique no ha demostrado más ha sido porque no le ha dado tiempo y en este primer mes de encierro hubo otros personajes que impusieron su protagonismo sobre el resto.

Suso ha taponado la evolución de otras tramas, y su permanencia en la casa augura que esto seguirá pasando. Una lástima, porque anoche mismo pudimos comprobar que todo le era ajeno. La polémica en las nominaciones no tenía nada que ver con Suso. Una vez terminada la gala, Suso era uno de los primeros en acostarse, y fueron el resto de concursantes los que dieron vida a la casa durante horas. Lo mismo que ha pasado estos últimos días. Algunos nos han vendido que Suso aseguraba la diversión, pero es un concursante acabado que estorba a la evolución de nuevas tramas.

Observatorio de nominaciones

Las nominaciones se desarrollaron de la forma que sigue:

Vera > Suso (3), Amanda (2), Han (1)

Suso > Vera (3), Ivy (2), Marina (1)

Marina > Suso (3), Ivy (2), Sofía (1)

Amanda > Vera (3), Ivy (2), Carlos (1)

Nied > Suso (3), Amanda (2), Ivy (1)

Sofía > Ivy (3), Vera (2), Marina (1)

Ivy > Suso (3), Han (2), Marina (1)

Carlos > Han (3), Amanda (2), Marina (1)

Carolina > Han (3), Sofía (2), Suso (1)

Marta > Suso (3), Ivy (2), Amanda (1)

Aritz > Vera (3), Ivy (2), Suso (1)

Han > Vera (3), Ivy (2), Carlos (1)

Los nominados iniciales fueron Suso, Ivy y Vera, pero Suso había encontrado el disco de Juan Magán y optó por salvarse él de la nominación, por lo que subió Han.

Aritz, Carolina, Nied y Marta quedaron con cero votos, y Amanda se salvaba esta vez con solo siete votos. Interesante que los votos recibidos por Han vinieran de Vera, Ivy, Carlos y Carolina. Estos cuatro se perfilan como uno de los nuevos grupos configurados esta semana. Es previsible que uno de ellos salga el jueves. Los que pretenden hacer ver que tienen un criterio estrictamente defensor del espectáculo pueden sorprender pidiendo la expulsión de Ivy. Siendo más sensatos, el que más sobra en esa casa, y no solamente entre los nominados, es Vera. Considero injusta su virtual lapidación por una frase, pero no creo que podamos esperar nada de este concursante.

Moleskine del gato

Preguntaba anoche Mercedes Milá si a los amantes del programa nos gustan las nominaciones a la cara. Suelo dar mi opinión cuando no me lo piden, razón de más para hacerlo en este caso. Personalmente no me gusta que nominen a la cara, salvo como excepción en una ocasión particular. Igual que sucede con las nominaciones en positivo, el efecto sorpresa otorga cierto interés a aplicar este tipo de variaciones de forma excepcional. Nunca como norma, porque nominar a la cara no es Gran Hermano.

La nominación a la cara nos deja sin la intriga posterior, las maniobras para averiguar lo votado por cada uno, las caras de sorpresa al saberse nominados. Emoción, intrigas, cuchicheos, maniobras… todo esto genera la nominación tradicional. Además, el público siempre debe saber más que los concursantes. Eso nos hace mucho más cómplices y es uno de los grandes secretos del éxito de Gran Hermano. Con las nominaciones a la cara esto tampoco pasa. Por último, que en el Gran Hermano de los secretos las nominaciones no lo sean es toda una contradictio in terminis.

Y ya no estoy.