Un juego de suma cero

telecinco.es 07/03/2017 09:03

No sé si me parece más inexplicable que Elettra siga en pie de guerra contra Aylén por un simple posicionamiento o que Marco se riera cuando esta compañera insulta gravemente a su novia. Me dejó helado la reacción del italiano ante el comentario de su compatriota. No estaba hablando de cualquier otra compañera de encierro, era sobre Aylén. Podía haberse mostrado de acuerdo con una crítica a su novia. Por ejemplo, si alguien señala lo machista que resulta escuchar a Aylén decir que le extraña ver la casa hecha un asco siendo que casi 10 mujeres la habitan. Pero Elettra no estaba haciendo un juicio justo a la nueva concursante, simplemente daba vueltas a su amarga queja por haberse posicionado en su contra. Y lo peor es que lo hacía volviendo a llamar “puta” a Aylén, ante lo que Marco no solo se mostró impasible, reía abiertamente.

Los posicionamientos son una actividad propuesta por el programa que escapan a la dinámica de nominaciones y expulsiones en la que se basa este juego. Se trata de un puro juego psicológico que se basa en el desgaste del contrario y cuyo principal objetivo es generar conflicto. El programa juega con modificar los posicionamientos, que a veces son a favor y otras en contra, del mismo modo que cuando hay alegatos estos pueden ser también contralegatos, recontralegatos o cualquier otra vuelta de tuerca que les pille con el pie cambiado. Esta dinámica obliga al concursante a improvisar una estrategia, y aunque la mayor parte de las veces optan por la postura más cómoda a veces hay sorpresas. Esto es lo que pasó el domingo cuando Aylén se posicionó en contra de Elettra en lugar de escoger a Alyson, lo cual era mucho más previsible, tanto entre la audiencia como dentro de esa casa.

Tengo dicho que Gran Hermano es un juego de exclusión competitiva donde el objetivo del concursante debe ser ir eliminando al resto uno a uno hasta quedar solo y triunfante en la casa. Pero también podíamos decir que se trata de un juego de suma cero, concepto de teoría de juegos que describe una situación en la que la ganancia o pérdida de un participante equilibra con exactitud las pérdidas o ganancias de los otros participantes. Una partida de dados es un juego de suma cero si son dos los participantes. Si participan más el juego pasa a ser de suma constante, donde los beneficios y las pérdidas de todos los jugadores suman el mismo valor, porque se gana exactamente la cantidad que pierde el oponente. Pensará el lector que el juego de Gran Hermano es colectivo, por tanto, no debería ser de suma cero. Pero, como muchos concursantes se encargan de recalcar, concursan solos. Llegan solos a la casa y salen solos. En cada nominación la batalla es de todos contra todos. El expulsado pierde lo mismo que gana cada uno de sus compañeros.

Es común que se formen dos grupos claramente enfrentados, cuya composición es a veces parecida en número de integrantes y en otras ocasiones muy desigual. Incluso en este caso el juego es de suma cero porque ante cada expulsión un grupo pierde lo que el otro gana, un integrante más o menos que proporciona mayor poder en las nominaciones y conduce a un mayor o menor dominio de la situación. Sí es cierto que el programa suele intervenir para poner las correcciones necesarias que equiparen un poco las fuerzas, pero básicamente es como digo. La gran singularidad de este juego, que siempre señalo, es que los concursantes no saben a ciencia cierta cuál es la jugada ganadora.

A diferencia de los dados, donde se sabe que una combinación gana a otra, aquí hay muchas cosas que se desconocen (principalmente las simpatías de la audiencia hacia cada concursante o el estado de opinión en general), lo cual hace que vayan dando pasos en falso, a menudo equivocados. Solo los más privilegiados saben leer bien el concurso y están seguros de sus decisiones en el juego, aunque siempre está presente el riesgo de cometer errores. Pero el resultado cada semana nos vuelve a remitir a un juego de suma cero, con un expulsado que ha perdido en la misma medida que cada uno de los demás nominados ha ganado.

Hago esta reflexión porque a veces necesito teorizar un poco, contando con la complicidad del lector. Pero además me ha parecido necesario para distinguir en el juego esa propuesta de los posicionamientos, donde el concursante emplea un método de decisión denominado minimax. En teoría de juegos, minimax consiste en minimizar la pérdida máxima esperada con el adversario. Puede resumirse en cómo elegir el mejor movimiento para ti mismo suponiendo que tu contrincante escogerá el peor para ti. No se trata solo de expresar una opinión, sino que claramente el concursante persigue influir en la audiencia para perjudicar a un contrincante. En este sentido, Aylén habría acertado posicionándose contra Elettra en lugar de ponerse detrás de Aly. Aunque esto causara cierto grado de estupefacción en parte de la audiencia (entre la que me encuentro) lo cierto es que la argentina calcula bien para hacer el mejor movimiento a su favor. Eso o sonó la flauta por casualidad, como al burro de la fábula.

Si Aylén llega a posicionarse contra Aly no habría hecho otra cosa que contribuir a su victimización. He defendido de forma muy convencida que Aly nunca ha buscado ser vista como víctima, lo cual se demuestra con su actitud desde que supo la posibilidad de tener a la novia de Marco como compañera de concurso. Desde entonces, Aly ha priorizado llevarse bien con la nueva compañera, intentando eliminar un enemigo, a seguir la coherencia de su discurso hasta ese momento. Aylén ahora le cae bien y ya no le parece que forme una pareja tan aburrida con Marco. De preferir beber un batido de mierda antes de estar en medio de esa relación ha pasado a abrazarla, lo cual ni siquiera es una expresión sino que se trata de la realidad. Aly abraza efusivamente a Aylén cuando vuelve diciendo que se queda por decisión de la audiencia. Las cosas han cambiado mucho.

Aly no está dando los mejores pasos para el concurso, aunque estoy convencido de que lo intenta. Sin embargo, Aylén hace bien en evitar la confrontación con esta compañera de encierro. En definitiva, ha ganado esta batalla logrando lo que pretendía. Ya es nueva concursante, vigila a su novio de cerca y puede atarle en corto ante cualquier teórico desmán. ¿Para qué darle más protagonismo a aquella que consideraba su oponente? Apuesto a que no se darán votos mutuamente, a no ser que pase algo reseñable antes del jueves. Esta lectura bastante sencilla es incapaz de hacerla Elettra, que se mueve por el odio irracional hacia aquel que la nomina o se posiciona en su contra.

Posiblemente Elettra considere que debería ser inmune, o algo así. No ha reparado que ella también se posiciona en contra de otros compañeros. Si Toño, Alejandro o Aída hubieran obrado igual que la italiana esto se habría convertido en una auténtica batalla campal. Eso sí, cuando Alejandro hizo una leve crítica (barra descripción) a “la cola del after” (expresión que heredó de Toño) se armó un jaleo impresionante. Nada que ver con la reacción ante los desabridos comentarios de Elettra. No habría vuelto a este tema de no ser porque ayer seguía con la murga, y ahora ya no me queda duda de que Irma lo escuchó. Y no solo eso, incluso le causó la risa, igual que a Marco. Irma jalea las barbaridades de Elettra, se carcajea ante sus amenazas (como lo de poner detergente lavavajillas en el gel de higiene íntima de Aída) e incluso anoche era ella la que tomaba el relevo comparando a Aída con la señora Trunchbull, profesora de ‘Matilda’ (la película y el delicioso musical basado en ella). Irma intenta ahora ser graciosa, incluso en sus insoportables monólogos a cámara mientras anda en la cinta del jardín.

Irma no le pregunta a Elettra si le gustaría que a una hija suya la llamasen “puta”, como hace ella con Aylén. Esto le dijo a Alejandro, cuyos insultos deben ser mucho más graves que los de otros por alguna extraña razón que desconozco. Cuadra con las dos eso de “dime de qué presumes y te diré de lo que careces”. Elettra presume de valores o educación, mientras Irma se pavonea de su bondad infinita. Ambas concursantes son poco más que la falsa versión que nos quieren vender. Más allá de eso carecen de todo interés. Si al menos Elettra tuviera gracia con sus bromas. Dos meses casi y no ha superado lo del zurullo del jacuzzi. Al menos esa broma tuvo una perfecta ejecución y fue curioso ver las reacciones. Lo de la sal en el frasco del azúcar para que Alejandro vomitase el café no estuvo mal, aunque maldita la gracia que me hizo. Anoche lo de la brujería y los ajos contra Aída me pareció de un mal gusto muy considerable.

Podemos dudar de las intenciones de Aída, pero al menos está poniendo siempre alerta nuestras mentes. Me genera dudas que esté intentando denodadamente la reconciliación de Elettra y Daniela. ¿Por qué pretende resucitar a Blumetra? La asociación de Aída con Daniela ha beneficiado a las dos, por lo que considero un error pretender una reedición de Blumetra de la que saldrían perjudicadas todas las partes. Si esta es una lectura acertada (“me puedo equivocar” debería ser una frase que figurase en la cabecera de cada uno de mis escritos), Aída pretendería perjudicar a Elettra y Daniela consiguiendo que se hagan amigas de nuevo. Se trata de una estrategia equivocada porque es cierto que ese movimiento perjudicaría a sus dos contrincantes, pero también a ella. Al juego de suma cero se le puede oponer el de suma no nula. Es decir, soluciones de ganancia-ganancia, en lugar de soluciones de ganancia-pérdida, defendidas por algunos activistas políticos. Pero nunca se prevé una solución de pérdida-pérdida, que es lo que parece pretender Aída y no es sino un evidente fracaso.

Daniela e Irma hablaron ayer por la tarde. No fue una conversación amigable, aunque vi cierta intención de arreglar las cosas por parte de la Blume. Todo lo contrario en Irma, poco receptiva y a la defensiva siempre. El principal error de Irma es creer que Daniela piensa diferente desde que se junta con Aída. No bastó con que le contase que había empezado a dudar de Elettra y de Aly antes del regreso de Aída. El gran baluarte de Aída es que los hechos le han dado la razón. Los vídeos que vio Daniela el jueves corroboran todo aquello que Aída defendía y había querido sugerir con gran inteligencia para no dar información del exterior sino dejar que hablasen las propias protagonistas.

Se preguntan muchos el porqué de la alianza entre Daniela y Aída. Creo que Daniela no miente cuando dice que ya sospechaba de esas compañeras y cuando aparece Aída encuentra cierta confirmación a esas sospechas. Eso las une. También que a Daniela le gusta de Aída que no tiene freno ni medida a la hora de hablar. Es directa y no rehúye el enfrentamiento ni con su única aliada (que es ella) si está convencida de lo que dice. Puede estar equivocada y es imposible estar de acuerdo con muchas de sus ideas y muchos de sus actos, pero no engaña a nadie. El abismal contraste entre Aída y todos los demás en este aspecto ha terminado de sellar ese pacto entre ella y Daniela.

Moleskine del gato

Otro de los errores de Aída es no dejarle uno de sus seis armarios a Aylén. Una mezquindad que no conduce a nada y en la que está dejando que toda la razón caiga del otro lado. Es algo que costaría admitir en otro concursante, pero Aída se lo está ganando tanto que le daría un vestidor entero para ella sola. Pocos concursantes se lo curran tanto. Admiro y envidio la energía inagotable de Aída.

“El tiempo se dilata como uno quiere”, dice Daniela. Puede estudiar unos minutos y adelantar mucho temario, como si hubiera estado horas. Lo contrario al ducharse cuando tiene prisa. Puede hacer todo con detenimiento y salir cinco minutos después. Prometo que vendería mi alma al diablo si esto fuera posible. Me hacen falta cada día unas cuatro horas de sueño. Daniela, help me.

Dejo cartelera para el recuerdo. Es la visitante Terelu en ‘Minions’. Tenía ganas de hacerle un cartel a la Campos. Como siempre, por Montse Juanilla.