Marta y Aritz evitan que Suso se abalance sobre Vera

telecinco.es 12/10/2015 09:18

Suso repetía “¿agresividad de qué?”, seguido de “¿quieres ver mi agresividad? ¿la quieres ver?”, y llegaba a conminar a Vera: “¡Levántate!”. Mientras tanto, Marta de un lado y Aritz de otro sujetaban a Suso, que se abalanzaba con evidente agresividad sobre Vera. Es decir, Suso pregunta por su agresividad mientras tiene un comportamiento evidentemente agresivo. Si no llega a ser por Marta y Aritz las cosas podrían haberse puesto más complicadas para todos. Aritz estaba mucho más apartado de Suso que Amanda, por ejemplo, pero llegó a tiempo para frenarle. Destacable el arrojo de Marta, que terminaba demostrando su autoridad encarándose con Suso. Providencial la intervención de Marta y Aritz.

¿Qué había pasado para llegar a este punto? Suso traspasaba anoche las líneas de lo tolerable tras proferir múltiples amenazas, contrariado y ofendido por la organización de Gran Hermano. Consideró una gran ofensa que el programa decidiera meter en la casa a Maite con un rebaño de ovejas de verdad y pidiera a la exconcursante que decidiese quién debía recoger las caquitas de las ovejas. Era una misión más de la prueba semanal, ya que el SuperJump se lo había anunciado a los concursantes, quienes observaban el momento de entrada de los rumiantes desde la sala de juegos.

Después de saludar a las ovejas, ya sin Maite dentro de la casa, volvían todos a la sala de juegos. Suso había protestado antes por tener que recoger las deposiciones de las ovejas. “No digo nada contra Maite, que ha estado muy correcta, pero no me parece bien que deba recogerlas yo”. Suso se negaba a hacerlo, por lo cual recibió las quejas de algunos de sus compañeros porque con eso contribuía a que perdieran la prueba. Al ser encerrados de nuevo en la sala de juegos Suso volvía a la carga. “A mí a las buenas muy buenas, pero a las malas… soy malísimo”, decía Suso. Todos hicieron un momentáneo silencio entonces. El mal rollo que desprendía Suso era evidente.

“Yo mi gente la tengo fuera, súper. Y yo, como las cosas vayan así en mi contra… no me hace ni puta gracia. Como si me tenéis que echar de Gran Hermano ya. Me la pela, eh. A las buenas, muy buenas, pero esto, súper. Siempre contra mí, ¿qué creéis que soy de hierro o qué?”, decía Suso. Todos ignoraron sus palabras. La posición de Suso en la escena era la acostumbrada de este concursante en la casa. En las conexiones del programa suele observar la situación apartado de todos los demás. Escuchó la resolución de la prueba de los piratas arrodillado tras un sofá, mientras todos estaban sentados en él. En la gala del jueves pasado Amanda le pedía que se uniese a todos para escuchar a Mercedes Milá, pero Suso quiso permanecer sentado en un taburete del comedor. Varios metros de distancia separan a Suso de todos casi siempre. Esta vez todos aguardaban sobre una alfombra y él al otro lado de la mesa de billar.

Suso volvía a la carga, tras haberle ignorado todos: “Es que, súper, esto tío… esto lo tengo que llevar siempre por dentro, tío. No siento ningún tipo de apoyo. Yo, cuando el agua va en contra me rebelo, ya te lo digo. Y me suda la polla, es que dejo hasta de fregar los platos. Me suda la polla Gran Hermano, y como si me tienen que echar, eh”. Suso había pasado de increpar al 'súper' solamente a amenazar con no realizar su tarea, y eso sí requería una respuesta. Fue Aritz quien pretendió poner las cosas en claro, pidiendo a Suso que fuera un momento para hablar. Suso seguía elevando el tono, ignorando la amable invitación de Aritz: “Súper, tiro ahora mismo este esto al suelo si hace falta”. Con la cabeza señalaba la mesa de billar. Aritz seguía pretendiendo poner sosiego y repetía “vamos a hablar, Suso, ven un momento”, pero Suso no atendía su relajada petición.

Seguía diciendo Suso: “Nadie se ha puesto en mi lugar, aquí viniendo gente… que Maite ha sido muy educada, no quiero decir nada en contra de Maite, pero ¿alguien se ha pensado cómo me siento yo aquí? ¿alguien lo ha pensado? No, tío, solo lo llevo yo por dentro todo. Y a saber cómo está mi madre. Es que cojo el billar y lo tiro abajo, tío. Porque se me cruza la olla. Es que no, hombre no, que estas cosas así no se hacen, tío”. Aritz desiste de seguir intentándolo, viendo a Suso elevar el tono. Entonces este se pone en pie, cada vez más alterado. “Me niego hasta a lavar los platos, si hace falta. Y me hago yo la comida, si no me quieren hacer la comida me hago yo la comida. Yo mi gimnasio, mi jacuzzi y solo aquí… que me suda la polla”, dice Suso mientras anda delante y detrás, visiblemente alterado.

“A mí no me va a tocar los huevos ni Dios”, añade. “Esto es una convivencia”, le dice Carlos. “¿Convivencia? Pues lo vas a barrer tú, campeón. Lo vas a barrer tú, o lo vas a barrer tú con él”, responde Suso. Ignoro a quién más estaba metiendo. De momento, Suso había amenazado con tirar la mesa de billar, no hacer su tarea semanal (lavar los platos), hacerse su propia comida y limitarse al gimnasio y el jacuzzi, apartado de todos. Y todo porque el programa había dejado en manos de Maite la decisión sobre quién debía barrer las caquitas de las ovejas. Enorme ofensa para Suso. Una ofensa que solamente él ve. El tono empezaba a subir y quedaba por llegar un momento de gran tensión para todos.

“Si quieres dar espectáculo que te pires”, se escucha decir a Vera. “Que te pires tú, que eres un quiero y no puedo, eso es lo que tú eres”, responde Suso, llevando el tema al plano personal. “Tú no me conoces fuera”, dice Vera. Suso responde: “Tú no me conoces fuera, la madre que me parió, lo que me faltaba por oír”. Vera alude a las amenazas de Suso: “La agresividad, para tu casa, en serio”. Eso termina por despertar la furia en Suso, el mismo que instantes antes afirmaba estar dispuesto a tirar la mesa de billar. “¿Agresividad de qué? Pelele, si eres tú el que ha saltado”, grita Suso, mientras se acerca al grupo.

Supongo que Suso pretendía que tras su discurso todos callasen. En cuanto Carlos y Vera dicen algo recurre a la ofensa personal. “Campeón”, le espeta a Carlos. “Quiero y no puedo” y “pelele” son las ofensas que le dirige a Vera. Suso está desatado y se acerca a gran velocidad, levantando ambos brazos mientras grita cada vez más fuerte: “¿Agresividad de qué? ¿agresividad de qué?”. Está ya a un metro de Vera, sobre quien se abalanza claramente repitiendo la misma pregunta, como si fuera un mantra: “¿Agresividad de qué?”. En ese momento, Marta le sujeta a duras penas por su brazo derecho. Aritz se levanta del suelo y logra agarrar el brazo izquierdo de Suso. Entre ambos lo sujetan, impidiendo que llegue a Vera. Suso sigue gritando, ahora más amenazante: “¿Quieres ver mi agresividad? ¿La quieres ver? ¿La quieres ver? ¿La quieres ver? ¡Levántate!”. El tono amenazante pasa a ser desafiante. Suso provoca y reta a Vera, invitándole a que se levante. Entonces dejamos de presenciar la escena. Estaba todo visto para sentencia, no obstante.

Suso pretende hacer ver que la situación en la casa es un “todos contra Suso”. Sin embargo, la realidad es otra bien distinta. La situación es un “Suso contra todos”. No es lo mismo, obviamente. Suso se ha apartado del grupo voluntariamente. Lo ha hecho durante una semana junto a Raquel, con quien estaba todo el rato, casi siempre tumbados ambos en un sofá. Suso ha ignorado a todos, marcando distancias claras, como he contado antes. Además, no ha logrado mantener buena relación con nadie, excepto con Amanda. Ha traicionado a su “amigo” Carlos, a quien tomó el pelo de mala manera asegurándole que nunca nominaría a Ivy, cuando era mentira. Aparte de inventarse que alguien le había contado que Ivy le iba a nominar, pero reconoció después a regañadientes que se lo había inventado.

El grupo formado por Suso, Muti, Carlos y Vera sufrió la baja de Muti, pero ya entonces había sido dinamitado por Suso. Hoy no quedan ni los restos, porque Carlos y Vera han visto cómo es este personaje. Anoche Aritz quiso poner cordura, sin lograr que Suso le contestase ni siquiera. Carlos y Vera eran los únicos que se atrevían a contestar mínimamente a Suso, que no fue capaz de responder de otra forma que con desplantes y ofensas personales. Nadie ha apartado a Suso del grupo, solamente él ha contribuido a ello. El sábado se quejaba por tener que fregar tres ollas, después de que Han y Aritz hubieran estado limpiando y cocinando varios pollos. Aritz le decía que no se quejase tanto. Vera intervenía a continuación, cuando Aritz ya no estaba y Suso hizo un mundo porque Vera se metiera en una discusión suya. Como si él no hubiera intentado implicar a los demás en sus discusiones. Por ejemplo, cuando utilizó a Raquel para provocar a Quique, inventándose que la había llamado falsa, lo cual es radicalmente falso. Pero es que la discusión de Suso con Aritz afectaba a toda la casa, por lo que Vera estaba en todo su derecho de intervenir y dar su opinión.

La opción elegida por Suso en el concurso ha sido intentar crear momentos de tensión para ver si obtenía algún beneficio de ello. Daba igual cómo conseguirlo. No tuvo ningún reparo en inventar mentiras para ello, si hacía falta. Como estrategia de juego es respetable. Lo que me parece insólito y absurdo es que pretenda mantener buena relación con sus compañeros. Cuando se toma una actitud como la suya hay que acarrear con las consecuencias. Suso sería consecuente si aceptara que su técnica de poner el ventilador delante de la mierda para verla esparcirse en la cara de los demás no podía acabar de otra forma que con cierta animadversión por parte de todos. Nied le decía la primera semana que le veía ganador; ahora piensa como todos los demás. Anoche tras la bronca afirmaba que Suso le da miedo por su agresividad. Algo parecido dijo Sofía hace un par de viernes, durante una fiesta. Poco a poco todos van teniendo la misma opinión sobre Suso.

No voy a entrar en si Suso merece o no algún tipo de sanción. No me corresponde a mí eso, y tampoco me apetece entrar a valorarlo. Estoy en contra de las expulsiones disciplinarias, de no ser por situaciones extremas y de imposible solución. La organización sabrá lo que debe hacer y no seré yo quien le enmiende la plana sobre esto. Tan solo repito algo que ya tengo dicho: me transmite una imagen de escasa autoridad que se permita a un concursante hacer de su capa un sayo, incumpliendo las normas de forma sistemática.

Anoche Suso decidió no cenar junto al resto de sus compañeros, cuando las reglas dicen que deben todos estar juntos a las horas de las comidas. Suso estaba sentado en un sofá del jardín mientras todos cenaban. Cenó luego delante del ordenador de la sala de juegos. Adivinen cómo cubría Suso la parte superior de su cuerpo mientras cenaba. Efectivamente, de ninguna manera. Estaba con el torso desnudo, lo cual va también en contra de las normas.

No sé si deben sancionar o no a Suso, pero me gustaría que al menos le hiciesen cumplir las normas igual que al resto. Produce cierto sonrojo que esto no sea así y haya un concursante que va por libre, haciendo lo que le da la real gana. Luego protesta porque el agua va en su contra, como él dice. Pero yo lo que veo es precisamente lo contrario. Es decir, una permisividad mucho mayor de lo recomendable. Si todos hicieran lo que quieren esa casa se convertiría en ingobernable. Imagine el lector catorce ‘susos’ dentro de la casa de Guadalix. ¡Para echar a correr!

En la casa, el comentario casi unánime anoche, tras la bronca que acabo de relatar, era sobre la agresividad de Suso. También se preguntaban si iban a expulsarle. Tras el incidente, Suso permaneció un rato en el ‘confe’ y Vera decía que si volvía no le iba a dirigir la palabra más. Todos apoyaron a Vera tras lo sucedido. Amanda no participó de los comentarios que sus compañeros hicieron sobre Suso, pero después le decía personalmente que su actitud era indefendible. Es decir, Amanda coincide con la opinión de todos, solo que prefiere expresarla solamente delante de Suso. Complicado no estar de acuerdo en que lo de Suso es absolutamente imposible de defender. Tanto como insostenible es ahora su permanencia en la casa. Han le sugería anoche que pidiera perdón a Vera, pero Suso no está dispuesto a ello. Y si lo hiciera, Vera ya ha adelantado que aceptaría sus excusas, pero eso no iba a cambiar nada.

Si Suso no es expulsado este jueves se puede consolidar en la casa una incómoda situación. Hay una evidente brecha entre Suso y todos los demás. Esto no es una guerra fría, precisamente. Además, Suso es de mecha corta, por lo que no solamente tiene sus misiles apuntando al enemigo, sino que me resulta imposible asegurar que no se terminará produciendo una deflagración nuclear. Espero y deseo que no llegue ese momento y antes sea expulsado. Quien evita la ocasión, evita el peligro.

Sospecho que antes de la complicada situación generada anoche por Suso, uno de los nominados tenía un porcentaje muy abultado en los votos oficiales. De otra forma no se entiende que, en contra de lo acostumbrado, no tuviéramos porcentajes oficiales ciegos en el Debate. Me inclino a pensar que ese porcentaje destacado pueda superar el 80 por ciento y corresponda a Suso. Otra cosa no concibe mi mente. Si Suso no sale esta semana por goleada estaríamos ante una situación inédita en la historia de Gran Hermano. Sería el caso de un concursante que después de prodigarse en comentarios machistas y tras haber tenido un comportamiento agresivo se salva de una expulsión. Algo grave estaría pasando si esto sucede.

Moleskine del gato

Suso me ha fastidiado mi artículo de hoy. En este día festivo en toda España pensaba repasar lo sucedido durante el fin de semana haciendo lo que me gusta, es decir, un análisis lo más fino posible de esas pequeñas cosas que hacen grande este programa. El acercamiento de Nied a Sofía, la interesante estrategia nominatoria de Carolina o el anticuado concepto de Suso sobre lo que es perder el respeto al otro, centrado en el sexo y la genitalidad. Pero todo esto se ha ido al traste por un quítame allá unas cacas.

Solo me queda terminar con la última frase que dijo Suso el sábado, antes de acostarse: “La casa ya es mía”. Omito lo que pienso realmente de esto, pero déjenme que diga tan solo algo más: como vidente no se ganaría la vida. Que Dios conserve la vista a Suso, porque lo que es la intuición la tiene para el arrastre.