Sofía es una ludópata del amor

telecinco.es 01/12/2015 08:41

No acostumbra a armar discursos con frases largas, pero hace unos días Sofía necesitaba explicarse hablando con Ricky y por primera vez hacía un esfuerzo evidente por prolongar sus argumentos más de lo habitual. Supongo que el esfuerzo era para intentar no decir nada inconveniente. Por eso creo que no pronunció en ningún momento la palabra “juego”. Si lo hubiera hecho, tal vez Ricky podría haber pensado que estaba jugando con él.

Fue el propio Ricky quien habló de juego, y lo hizo en una charla con Marta un tanto tensa. Ambos se debían esa conversación después de un fin de semana en el que cada uno por su lado estuvo hablando del otro. Ricky notó distante a Marta y así se lo había expresado a Sofía. El sábado por la noche hablaban los dos en el dormitorio, con Vera y Nied presentes en las camas contiguas. Al rato, estos dos se levantaban e iban a buscar a Marta para contarle lo que había estado diciendo Ricky. La esperada conversación tuvo lugar el domingo, y fue entonces cuando se puso sobre la mesa el concepto del juego.

“Sofía ha puesto un juego en la mesa y yo he decidido jugar, ¿cuál es el problema?”, decía Ricky. A Marta esto le recordó a la mítica película 'Jumanji', y así se lo contaba después a Nied. El juego era de esta forma cosificado, como si realmente estuviera metido en una caja. Lo que este juego entre Sofía y Ricky tiene en común con el de 'Jumanji' es que ninguno tiene claras las reglas, y no sé cuál de los dos supone una aventura de mayor riesgo.

Menos le hubiera costado a Sofía explicarse si no hubiera sido “juego” una de sus palabras tabúes. Pero estaba implícito y no lo puedo tener más claro tras escuchar de nuevo los más de veinte minutos que empleó Sofía en poner en claro a Ricky la naturaleza de su relación con él. Luego con Marta simplifica y le dice que solo quiere a Ricky para “fiu fiu”, o sea, para tener una relación sexual. Tal vez sea ese el resumen más escueto y certero de aquella larga conversación.

Sofía esconde el temor a que Ricky pueda equivocarse y llegue a sentir algo por ella, cuando sus intenciones son solamente pasar el rato y saciar su apetito sexual. No quiere expresarlo así, pero también se nota que piensa esto. Son tantos los tabúes que se explica la dificultad para expresar algo relativamente sencillo. Me parece uno de los momentos de mayor sinceridad de Sofía cuando le dice a Ricky que solamente está rellenando el hueco que le ha dejado Suso. Lo de “rellenar” queda un poco feo y bien podría ser cambiado por “llenar”, pero aparte de este matiz sintáctico también valdría como resumen.

Y es que Sofía es una ludópata del amor. Ella necesita mantener ese juego como un medio de vida. Llamémosle amor aunque queramos decir sexo o “fiu fiu” o lo que sea. El caso es que para esta concursante es tan importante como comer. Una actividad más que la ayuda a mantenerse con salud y energía. Así se lo dijo a Marta uno de estos días, pero no era esa la primera vez. Recuerdo que en los primeros días de encierro ya lo dijo con idénticas palabras: “Para mí el sexo es como comer, no tiene mayor importancia”.

El juego con Ricky debe ser entendido considerando que no todos tenemos ni los mismos valores ni los mismos objetivos. Otra cosa es considerar si en realidad están jugando a lo mismo. Personalmente creo que no, y por eso resulta más difícil de entender. Al ser un juego sin reglas fijas, como en 'Jumanji', Sofía propone un juego y Ricky recoge esa hipotética caja y decide jugar a otra cosa. Aparentemente están jugando a un solo juego, pero no es así.

La diferencia entre ambos es que Sofía solo juega con Ricky, sin implicar a nadie más, mientras que Ricky está jugando también con la audiencia, haciéndonos creer lo que no es. Por suerte juega al descubierto, con algunas cartas boca abajo y otras boca arriba. Es esta la razón que le lleva a decir delante de las cámaras que ha llamado a Sofía “la niña de mis ojos” porque se ve con una pata fuera. A estas alturas, y solo por esta confesión de parte, debería notar que tiene más de una pata fuera.

Ricky acepta el juego ahora igual que unas semanas antes lo rechazaba menospreciando a Sofía porque no se comporta como una señorita. Ahora nos quiere vender que es porque entonces todavía estaba en la casa Suso, pero todos sabemos que entre Suso y Sofía no había nada desde mucho tiempo antes. Por eso es tan distinto el juego del uno y el del otro. Sofía admite sin ambages que para ella Ricky es puro entretenimiento, mientras que Ricky nos quiere hacer creer que no está aceptando el juego por otra razón distinta a eso mismo por lo que acepta besarse en público con Sofía y la llama “la niña de mis ojos”.

Visto de otra manera, Ricky por lo menos mantiene todo el rato la apariencia de estar jugando a algo distinto. No pasa lo mismo con Sofía, que a cada rato dice algo diferente, como ya expliqué ayer. El siguiente texto fue publicado por Sofía en su blog el pasado sábado: “En resumen, con ese tipo de gestos que ha tenido conmigo la verdad que ha perdido bastante encanto, me gusta la gente clara que no vea yo que quiere esconder cosas porque rápidamente puedo llegar a desconfiar sobre la persona. Para nada he dicho que vaya a cambiar mi relación con él porque para nada me ha afectado, pero por supuesto que no voy a dar pie a más noches así”.

Todos sabemos lo que pasó después, con numerito en la ducha incluido. Duda Sofía si Ricky juega a su juego porque realmente lo siente, por aburrimiento extremo o porque quiere dar que hablar. Ella misma descarta la primera opción. Ya la ayudo yo descartando la segunda. Ergo, solo nos queda ya una opción sobre la mesa. Por tanto, nos debemos quedar con esa. No sé por qué, pero se me vislumbra que Sofía se inclina también a pensar en eso, aunque como es una ludópata del amor luego sigue el juego. Conocer quien es “Churrasca” y su pasado entre ‘viceversos’ no ha hecho sino confirmar su sospecha de que Coraima y Ricky estén buscando ese atajo de la fama y su efímera rentabilidad.

En medio de este complicado panorama de juegos entrecruzados están Marta y Nied, las amigas de ella. No es extraño que Marta tenga por momentos tentaciones de no volverse a meter en medio de una historia que no entiende. “A Sofía la quiero muchísimo, pero paso ya. En el tema de Ricky, que no me vuelva loca”, decía ayer Marta. Es apreciable su implicación y sus siempre buenas intenciones. Solo se equivoca Marta en una cosa. “Quiero proteger a Sofía y quedo como una prima”, decía ayer. No debería pretender esa protección. Son todos adultos y nadie necesita de protección. En el momento que Marta entendiera esto se quitaría un peso de encima.

Visto con cierta perspectiva, mucho mejor que fuera elegida Biki, la amiga no especial de Aritz, quien pasase la noche del viernes en el apartamento. Ayer decía Aritz: “El reggaeton está marcando mi paso por la casa”. Y añadía que era Biki el origen de esa información. A saber cuántas ideas absurdas más le metió la amiga en la cabeza. También me gustaría conocer lo que debió pensar Aritz después de que le preguntase cinco o seis veces si sabía por qué estaba ahí.

La respuesta a la pregunta de la amiga no especial está bien clara. Estaba ahí porque nos hizo creer a todos que sí era la amiga especial. Ese falso cebo fue suficiente para ganar a otras opciones, como la de que fuese Lester quien pasase la noche con Marta. Esta opción fue un clamor en medios sociales, pero ya digo que mejor así. A estas alturas no creo que le pudiera beneficiar a Marta recibir señales del exterior que la tendrían trabada hasta el final.

¿Qué sentido tiene para ellos recibir información sobre lo que se esté hablando aquí fuera? ¿Era necesario decirle a Aritz lo del reggaeton? Cuando defendemos el mantenimiento de una de las señas de identidad de este programa, como es la condición de aislamiento, algunos deben pensar que somos puristas ridículos incapaces de asumir la evolución del formato. Siempre he apoyado esa imprescindible evolución, pero hay cosas esenciales y no de manera fortuita.

El aislamiento es necesario porque ahí dentro se genera un ecosistema propio que poco a poco va cobrando importancia en el concursante, hasta que termina siendo prioritario sobre lo exterior. Esta es la razón por la que se rompen parejas con cierta facilidad, por poner un ejemplo. El análisis de los comportamientos cobra mayor interés desde el momento que ese ecosistema interior hace casi olvidar lo de fuera. Ninguno de los ganadores en la historia de Gran Hermano han dejado de sentir eso en alguna medida. Con prescindibles experimentos como el de la noche en el apartamento se quiebra el aislamiento y lo de fuera invade de forma desastrosa ese ecosistema interior que tanto cuesta construir. Diría que Biki le ha arruinado el concurso a Aritz. Y no es su culpa.

Moleskine del gato

Carlos dice que antes se ‘piquipeaba’ en sociedad, estando todos juntos, y ahora no. El propio concepto del ‘piqui-piqui’ exige que se haga en pequeños grupos que hablan de otros semejantes. Está tan despistado Carlos que ahora se plantea ser un mueble, como si hubiera sido otra cosa alguna vez. Mueble gruñón, pero mueble al fin y al cabo. Para Carlos solo hacen ‘piqui-piqui’ los demás y pone de ejemplo a las tres chicas, las embrujadas (es decir, Sofía, Marta y Nied). Porque, claro, decir esto no es hacer ‘piqui-piqui’. Carlos critica todo el rato a las chicas porque ellas critican todo el rato.

Luego está la extraña catalogación sobre lo que habla cada uno. Según Carlos ellos raramente están hablando del resto de la casa. “Hablamos de pedos, de vídeos de Internet y esas cosas”, decía Carlos. Pues vaya faena, porque en lo de los vídeos Aritz se encontrará desplazado. Como no tiene Internet ni smartphone, aunque emplaza en su Facebook a seguir la charla con un amigo en WhatsApp escribiendo con un smartphone Blackberry. El propio Aritz hace sus conjeturas sobre los temas de conversación de las chicas: “Nueve de cada diez veces no están hablando de la regla sino de nominaciones”. Porque se supone que las chicas no hablan de otra cosa que no sea la regla. ¡Madre mía!

Y dejo cartelera, con Marta y Sofía en ‘Eva al desnudo’.

[Cartelera por Montse Juanilla]