Tiembla, Alain, tienes a Meri en contra
En el relato de ayer quedó un fleco pendiente que aventuraba la posibilidad de nuevas calabazas, con Meri y Alain como protagonistas. No han sido calabazas sino plátanos. Para Meri solo un plátano, que mucho me temo va a convertir en su nuevo punto de Fer “porque pensaba que no ibas a salir nominada”. Cuando un tonto coge una vereda ni la vereda deja al tonto ni el tonto deja la vereda. No estoy llamando tonta a Meri, es solo expresión que le va como anillo al dedo. Hemos pasado semanas escuchando el lamento de esta concursante por ese punto que le dio Fer, y ahora puede pasar lo mismo con el plátano de Rebeca. Ya ha empezado a pasar, de hecho.
La cosa es tan tonta que se explica en una línea y sobra espacio. Meri vio a Rebeca cogiendo un plátano. El plátano era para Rebeca porque supuestamente le dolía la tripa. Rebeca le dio el plátano a Alain. Hasta aquí la historia. De las muchas veces que escuché contar esta breve historia ayer deduzco que a Meri le ofende la mentira innecesaria sobre el destinatario del plátano. También que antes ella le había dado su plátano a uno de los protagonistas, pero ahí ya me empiezo a perder. Intentar seguir a Meri es complicado porque habla rápido y me da la impresión de que piensa después de hablar. Su boca va más rápida que su mente, lo cual denota que habla demasiado rápido y razona demasiado despacio.
Más de media casa escuchó ayer el relato del plátano, y fue reproducido por terceros que conocen la historia parcialmente. Bea se lo contó a Rodri, y Clara a Fer. En realidad, fueron varios plátanos, uno bien verde y otro negro. Entre bromas apareció un tercer plátano, pero solo en la conversación. Entendí que hacían referencia al miembro viril del francés. Si digo verdad, pillé esa escena a medias la madrugada del domingo. En mi retina guardo la imagen de Rebeca comiendo el plátano de forma sensual delante de Alain, lo cual formaría parte de la broma que se trajeron con el tema. Lo único que me pareció algo extraño es que Alain llevaba el antifaz de dormir puesto, por lo que no podía ver la performance de Rebeca.
Llámenme simple, pero de todo aquello de los plátanos solo me quedé con que Rebeca seguía hablando con Alain una vez este se había calzado ya el antifaz. En una ocasión o dos se lo levantó fugazmente y volvió a colocarlo en su lugar. Se supone que cuando uno se pone el antifaz es porque quiere dormir y seguir dándole palique parece más bien impertinente. Todo lo demás hubiera desaparecido de mi mente de no ser porque ayer Meri lo convertía en casus belli. Aunque la cosa no terminaba ahí, porque Alain se le puso entre ceja y ceja a Meri. Terminaron el día discutiendo, y sin voluntad ninguna de arreglarlo por parte de Meri.
Con esto, igual que con todo, me puedo equivocar. No lo repito siempre porque es innecesario, pero cada uno de mis análisis tiene su margen de error, como las encuestas. El caso es que me pareció ver la necesidad de discutir en Meri, y no con cualquiera. Creo que necesitaba dar un meneo a su relación con Alain. Después de días de gran tonteo es posible que se haya cansado y necesite que la cosa evolucione de algún modo. Las dos evoluciones más posibles serían una planificada ruptura temporal o ir a un mayor acercamiento, algo deseado por Meri según propia confesión la madrugada del domingo. Fue la primera opción.
Tengo relativa seguridad de que la evolución que desearía Meri no va a llegar. Alain ha dado pocas muestras de que eso pueda pasar. Si ha estado días muy pegado a Meri es porque esta lo ha querido así, también porque nunca se ha llegado a abrir mucho con nadie. Tener a Meri entregada puede haber resuelto sus necesidades de comunicación, algo en lo que tampoco parece muy exigente. Lo que no podría prever Alain es que forzando la ruptura Meri le iba a poner al grupo en contra. Ahora mismo se está rifando una nominación, y tanto Rebeca como Alain parecen candidatos muy bien posicionados para llevársela.
Las críticas que empieza a suscitar Rebeca son poca cosa al lado de lo que empezó anoche a soltar Meri sobre Alain. Clara hablaba ayer con Fer en el cuarto de la lavadora y daba un buen repaso a Rebeca, entre otras cosas. Mientras tienden o doblan la ropa estos dos se dedican a la confección de trajes para casi todos, y ayer tuvieron sesión matinal intensiva. He de decir que suscribo lo dicho por Clara sobre Rebeca. No se puede entrar en una casa donde un grupo de gente lleva semanas conviviendo y entrometerse en todo. Tampoco es normal llevarse bien con todo el mundo o hacer la pelota sin descanso diciendo a cada uno lo que quiere escuchar.
Decía Clara: “Que trate bien a todos por igual ya huele (…) Puedes coger cariño a una persona, pero no en dos días (…) A Meri le ha dicho que si sale nominada que ha dicho a sus seguidores que la salven, a Rodrigo (a quien llama “gordi”) que si ella tuviera caja sería una de las personas a las que se la daría, a mí (Clara) me viene con apoyos sin sentido y me pone enferma, de Montse dice que tiene debilidad”. La retahíla de reproches no tenía fin. Repito que estoy de acuerdo en casi todo. Rebeca ha obviado un periodo inicial de discreción. No habiendo existido tal resulta llamativo que quiera a todos tanto y no pare de dar consejos. Ya no se trata de que ofrezca consejos no solicitados, sino que no hay la confianza suficiente todavía.
La crítica a Rebeca se terminará exagerando hasta el absurdo, lo cual hará que me ponga de su lado. Ya hemos llegado a esa parte del proceso, y creo que es sencillamente para ponerla a tiro en las próximas nominaciones. Hay que ir sumando razones, y si hace falta acudir a lo del plátano se acude. Apuesto a que escuchamos la palabra “plátano” en las nominaciones de este jueves. No sé cómo van a gestionar la duda entre nominar a Rebeca o a Alain. No hay para más de uno porque Bárbara y Adara tienen su plaza asegurada.
Meri tiene una pasmosa habilidad para reinterpretar la realidad. Impresiona escuchar su conversación con Alain anoche, esa que tanto ofendió a Meri, y cómo luego la fue contando ella. Todo parecido con la realidad es pura coincidencia. Gente así me da pavor. Meri manipula las palabras de Alain y las convierte en algo completamente distinto a lo que fueron en la realidad. Durante la propia conversación con Alain fue retorciendo y malinterpretando casi cada cosa que le dijo, quiero pensar que sin ninguna mala intención.
Estas parece que fueron las ofensas mutuas entre Meri y Alain: ella lo llamó soso y él niña. Así simplificando mucho. Como muestra de eso que digo sobre la tendencia de Meri a retorcer la realidad, cuando Alain le dice “no sé qué esperabas”, refiriéndose a que igual ella pensaba verlo chillando o montando broncas en la casa, ella se lo toma por el lado sentimental y le pregunta extrañada una vez tras otra qué ha querido decir. No, Alain no hace referencia a que Meri podía esperar tener una relación sentimental con él, pero ella lo interpreta así porque seguramente es lo que desea. Luego Alain le pide que no le diga “cállate” y añade: “Si quieres que hablemos, hablemos con respeto y sigue dando tu opinión, pero con respeto”. Meri cree que se está refiriendo a dar su opinión a sus espaldas, hablando con el resto de la casa. De nuevo malinterpreta y ahora también se condena con sus palabras. “No he hablado mal de ti a nadie”, dice Meri, justo lo que empezó a hacer con media casa inmediatamente después.
Meri insistía en una supuesta insinuación de Alain, que nunca existió. “Encima quieres insinuar algo con ‘no sé qué te esperabas’, escúchame, a lo mejor el que te esperabas eras tú, pero no”, dice Meri ofendida. Alain no podría imaginar que su siguiente respuesta iba a ser todavía peor interpretada: “Quiero decir que igual te esperabas que me pusiera a hacer el payaso”. Se refiere a no ser soso haciendo payasadas, nada a lo que se le pueda sacar punta. Pues bien, Meri se la saca retorciendo lo dicho por Alain de forma absurda una vez más. Según fue contando luego a los demás, Alain les acusó de ser todos unos payasos. Alucinar es poco.
Vuelvo al principio de este relato, creo que Alain no debió ofenderse porque Meri le llamase soso. Viene a ser lo mismo que si afirma que es francés o concursante de Gran Hermano. Son realidades incuestionables. Otra cosa aparte es la manipulación dañina de Meri, su forma de malinterpretar las palabras de Alain y retorcer la realidad. No desearía tener a Meri como enemiga porque entre el plátano y la discusión de anoche con Alain ya tiene para varias semanas. Serán semanas de machaque continuo. Pobre Alain, crucificado desde anoche por el grupo mayoritario, que se posicionó sin más del lado de Meri.
Hay posicionamientos y posicionamientos. Una cosa son los consejos de Rebeca o la palabrería tan vacía como convincente de Miguel, y otra los comentarios de Clara, que rayan la difamación a veces. Hablé ayer del comentario sobre el origen de las empresas de Bárbara, que tuvieron Clara y Fer el domingo. Clara se está revelando como una auténtica experta en extender un manto de duda por encima de algunos compañeros, siempre referido a su vida fuera del concurso. Volviendo a repasar las inaceptables maledicencias sobre Bárbara, lo más curioso es que Fer no sabe que esa concursante tenga empresas. Cuando Clara pone en duda que sean fruto de su esfuerzo, Fer dice que no tiene empresas sino un canal (de YouTube). Tiene que ser Clara quien le cuente que Bárbara tiene supuestamente dos empresas que fabrican cosméticos. No sé si es así ni me importa lo más mínimo. Fer se acaba de enterar de lo de las empresas, a pesar de lo cual responde: “Sí te puedo decir de dónde (han salido las empresas), pero no te lo voy a decir”. ¿Cómo se puede saber algo que se desconocía un minuto antes? ¿Qué quieren sugerir con todo eso?
Anoche Clara hablaba con Meri y volvía al camino de la difamación, de nuevo sobre el pasado de un compañero o sus circunstancias dadas, que nada tienen que ver con el concurso. Esta vez la víctima era Alain, de quien decía Clara: “¿Sabes lo que pasa? Que es un hombre mayor ya. Y se le ve que ha tenido una vida bastante complicada, a la par que de calle. Se le ve que ha tenido un problema de calle, y familiar, de algo seco o turbio”. ¿Algo seco o turbio? Demostrado que lo turbio ahí es la mente de Clara, capaz de poner el ventilador delante de la mierda y orientado a cualquiera que no le caiga del todo bien.
Supongo que los familiares y defensores de Bárbara y Alain, los mayores damnificados por los infames comentarios de Clara, tendrán algo que decir en todo esto. Bárbara y Alain merecen su derecho a réplica, toda vez que su crédito ha sido puesto en solfa. No se pueden consentir actitudes como las de Clara, que daña de forma innecesaria utilizando cosas en absoluto relacionadas con el concurso. La cosa es suficientemente grave como para que se informe a los interesados, que deben saber lo que esa compañera está difundiendo sobre ellos.
Y una cosa más que tiene relación con Clara, del día de ayer. Fue un día lleno de comentarios, cotilleos y confección de trajes. Un día fantástico como espectador de Gran Hermano. Se acerca el jueves y empiezan a volar las dagas de un lado a otro. Ya dije antes que Alain y Rebeca tienen todas las papeletas para que uno de ellos, o los dos, acompañen a Bárbara y Adara en las nominaciones. Rebeca debe imaginarlo porque ayer Clara puso su objetivo en ella, llegando a advertirle que se apartase de Fer. “Me molesta el exceso de acercamiento porque estoy jodida. Aunque lo lleve por dentro estoy jodida”, afirmaba Clara, a lo que añadía: “No entiendo que me des tu apoyo y luego te acerques de esa forma (a Fer)”.
¿Quién llamaba a quién posesiva e insegura? Sí, fue Clara (y otros) a Adara, junto a los bonitos calificativos de “loca” y “enferma”. Y todo porque se había dado cuenta de que a Miguel le estaba empezando a gustar demasiado Pol, a quien acariciaba y besaba, en un juego peligroso que el propio Miguel ha considerado perdido. Ahora Clara le pide a Rebeca que se aparte de Fer, después de que este le dejase claro que no siente nada por ella. ¿Posesiva? ¿Insegura? No descenderé más de nivel, por lo que evito repetir lo que falta.
Moleskine del gato
La compra y labor en la cocina sigue provocando broncas. Ayer a la hora de la comida asistimos a una de esas megadiscusiones donde varios gritan a la vez y no se entiende nada. Bárbara y Adara son auténticas expertas, haciendo relevos como en las carreras de atletismo. Todas las partes tienen parte de razón, aunque no hay nada de eso en la decisión de dejar cada día a alguien sin pan porque compraron una barra al día menos no considerando que volvería una de las expulsadas. No parece una idea revolucionaria la de repartir el pan que haya entre todos.
Ayer Fer y Clara decidieron abandonar la cocina, cediendo su papel de cocineros a Miguel. Apuesto a que no durará mucho el cese, aunque tanto las lentejas del almuerzo como la pasta de la cena tenían muy buena pinta. Se despidieron de su tarea sin avisar, dejando en la estacada a todo el grupo. Tan mal está esto como seguir criticando la compra que hizo Fer.
De acuerdo que lo de Fer fue más una venganza que una compra. También he de decir que no encuentro diferencia entre lo que comen esta semana y las anteriores. Pero si es cierto lo que dice Fer, tendrán la despensa llena si no superan la prueba semanal, que no la van a superar casi seguro. Y esto es, en el fondo, lo más importante.
Dejo cartelera, con Montse en Rebelión en la granja. Como siempre, por Montse Juanilla.