Cuatro miradas y un riñón

telecinco.es 05/11/2012 18:20

Hay que seguir respirando. Aunque ni un solo músculo de tu cuerpo te ayude a ello, hay que seguir caminando. Miro las fotos de las cuatro y no puedo dejar de pensar en la incredulidad de todos los que lloran sus muertes. Esas cuatro fotos hablan a gritos de adolescentes que no deberían estar siendo recordadas por un monstruoso suceso sino por toda la fuerza y energía que nos cuentan sus miradas. Cada una es ahora protagonista de relatos que nadie a su alrededor quisiera haber tenido que escribir, que recordar. Ellas fueron a un concierto, no a la tumba. Siempre ocurre igual: cuando ya todo es irreversible, empiezan las culpas a ir de un despacho a otro. Cuando lo más importante ya no existe, cualquier explicación es una obscenidad.

Ayer viví la angustia de una familia que ha esperado varios años un trasplante de riñón. Ayer en la madrugada sonó el teléfono que abría la esperanza. Fueron horas de incertidumbre pero lo fueron hacia la vida y no pude dejar de pensar en que aquel riñón podría llegar de la generosidad de unos padres que estaban enterrando a unas hijas que todos conocemos ya como si fueran de nuestra familia. Sabemos que alguno ha donado los órganos de su hija porque sabía que ella así lo hubiera querido. Nunca sabremos más. Siempre se repite que las personas que reciben un órgano trasplantado desconocen quién fue el donante. Los que saben insisten en que ha de ser así para ayudar al que dona y al que recibe. También sabemos que la persona que vive con un órgano que no era suyo, vive el resto de su vida dando gracias a aquella persona que le dio otra oportunidad.

Ayer un padre de familia joven, con una vida difícil y disminuida por su dependencia a esa diálisis diaria que él mismo se administraba cada noche, recibió un riñón que por fin era compatible con lo que el soñaba desde hacía tanto tiempo. Hoy está fuera de peligro y se recupera de la operación en la habitación de un hospital con un riñón nuevo que, de momento, funciona a la perfección.

Nuestro país es ejemplo en el mundo. Somos el pueblo más generoso en este terreno y nuestra organización de trasplantes está sirviendo de modelo a muchos países que nos superan en otros muchos campos; en otros, no en este. La ONT, Organización Nacional de Trasplantes, es un orgullo para todos los españoles. Su Director, Rafael Matesanz, lleva años demostrando que las cosas se pueden hacer cada vez mejor; este hombre es un ejemplo para cualquiera que se acerque al mundo de los trasplantes, no ya en España, sino en el Mundo.

Sus sonrisas, sus gestos, sus miradas se quedarán entre nosotros por mucho tiempo. Su fuerza, sus luchas, sus vidas, habrán dejado recuerdos imborrables a todos los que lloran desconsolados su pérdida en éstos momentos. A todos ellos me gustaría que les llegara mi consuelo imposible, mi afecto inmenso.

A Antonio y a su familia les mando, a esa habitación de un hospital de la Seguridad Social, mi felicitación por haberlo conseguido. A partir de ahora su vida poco tendrá que ver con la que fue hasta ayer. Nunca lo sabrán ni lo sabremos los demás, pero quizá él pueda seguir viviendo gracias a la generosidad de unos padres que tardarán mucho, si es que lo logran algún día, en salir del pozo más doloroso de la vida: la pérdida de un hijo adolescente que solo quería asistir a un concierto.