¿En qué quedamos?

telecinco.es 12/06/2010 22:27

Antes de ponerme a escribir sobre este tema he pedido su opinión a mi compañero Raúl Serrano, periodista de "Diario de..." y forofo aficionado al fútbol. Lo he hecho porque aunque tenía claro lo que quería decir, tampoco se trataba de hacer el ridículo. Digo esto porque los que seguís a diario la información del Mundial estaréis al tanto del asunto; pero yo, que la veo muy por encima, podía ponerme a hablar de algo ya superado y sin sentido. Él me ha animado a abrir este pequeño debate y me ha dicho que mucha gente podría estar de acuerdo conmigo. A saber: a santo de qué los jugadores, nuestros queridos jugadores de la selección española de fútbol tienen que cobrar una prima si logran ganar el Mundial.

Hasta donde yo sé, participar en ese campeonato es uno de los logros más emocionantes y esperados de cualquiera de ellos. Representar a su país en un campeonato del mundo mejora su curriculum, beneficia su futuro, mejora sus contratos en todos los campos y les añade un plus que les acompañará toda la vida. El premio, la prima, es ir al Mundial o al menos eso pensaba yo hasta que me enteré de que les esperaban montones de billetes como los de la foto, si se traían la Copa.

No entiendo nada. A uno le ofrecen un plus, una prima si debe realizar un esfuerzo añadido al trabajo habitual. Te ofrecen un premio cuando temen que no estés suficientemente motivado pero ¿no nos están diciendo que pertenecer a La Roja es el mayor premio posible?

Mi propuesta es que nuestros jugadores hagan lo siguiente: que pidan que no se vuelva a hablar de primas y lo hagan porque les avergüeza que en medio de la que está cayendo, los españoles les juzguemos como un atajo de interesados que se mueven sólo por dinero. Que declaren que se han puesto todos de acuerdo en no recibir ni un euro más allá de sus propios sueldos y beneficios publicitarios, que renuncian a las millonarias primas. Que lucharán como siempre, con todas sus fuerzas sin necesidad de que les pongan una zanahoria esperándoles al final del camino. Si hacen eso, todos les aplaudiremos y sembrarán con su gesto una nueva actitud moral de largo alcance.

Nunca me ha parecido correcto que se reciba un premio por hacer lo que hay que hacer. Nunca he entendido a los padres que hacen regalos, a veces muy importantes y sustanciosos, a sus hijos cuando aprueban en los estudios. Para mi el premio es poder estudiar y la obligación es hacerlo bien; ese es su trabajo en los años que pasan en las aulas.

La Roja cuenta con nuestro apoyo y nuestro cariño. La admiramos todos. Todos confiamos en ellos, en su preparación y su valía. Quizá esté en su mano, con un gesto como este que aquí propongo, hacer crecer entre nosotros la satisfacción pura y simple de hacer bien las cosas sin esperar premios a cambio.

También es posible que os riáis de mi y me consideréis una ilusa. Todo es posible, por supuesto.