Ruth y José no pueden descansar ni después de muertos

telecinco.es 16/11/2012 19:40

Llegó en silencio. Vestida con una blusa y un sencillo pantalón. Arropada con un chal de lana, pero sobre todo por su abogada Reposo Carrero. En la terraza de 40 metros cuadrados, el tesoro de ese despacho de abogados de Huelva, no cabía un periodista más.

Ruth salió a la terraza a paso ligero guiada por su abogada, como aquellos que necesitan coger carrerilla para no recular en el último momento. No se admitían preguntas. Se trataba de leernos un comunicado de tres folios que presentíamos duro. Y lo fue.

Los leyó sentada en una mesa de madera, parapetada por un muro de micrófonos. Ruth leyó sin pausa, para controlarse mejor, sin perder el contacto visual con su abogada. La letrada se había sentado en el suelo, frente a Ruth, mirándola a la cara bajo los objetivos de las cámaras que apuntaban a su cliente, mientras Estanislao asistía a su hermana Ruth sentado junto a ella. El resto de la familia le protegía los flancos. No quería caer en el victimismo, ni en el llanto. Tampoco perder las formas por culpa de la indignación o la ira. Y lo consiguió.

La madre de Ruth y José arrancó recordando la prudencia y el silencio de su familia durante la investigación y ante el error policial ya corregido que durante diez meses confundió los restos de sus hijos con los de animales. Y tras acusar a Bretón de asesino, manipulador y "el ser más despreciable del Universo" fue directa al grano. "Estoy harta de escuchar tonterías, como que mis hijos no pueden enterrarse hasta que no haya sentencia firme, y mentiras como poner en duda la cadena de custodia de los huesos, que está más que acreditada". Ruth quiere enterrar a sus hijos de una vez y no soporta la idea de que sus restos sigan en manos de la Justicia. "¿A qué tengo que esperar para enterrarlos? que yo sepa, no ha habido ningún proceso por asesinato en el que el cadáver tenga que estar a la vista en el juicio..."

Resumiendo, Ruth cree los restos de sus hijos no pueden aportar nada más al caso. Está completamente segura de que es el presunto homicida, Bretón, el que desde la cárcel impide que entierre los restos para continuar con su venganza hacia ella tras asesinar presuntamente a los pequeños. Acusa al abogado de Bretón de seguir las instrucciones de su cliente pidiendo que los huesos no se entreguen a Ruth sabiendo supuestamente que de nada le serviría mostrárselo en sala a un jurado popular. Está indignada con la forense de la policía que, según Ruth, para tapar su error ha revelado algunos fallos en el tratamiento de las pruebas facilitándole el trabajo a la defensa de Bretón. Y para terminar, cree que la fiscalía se la coge con papel de fumar anteponiendo la más estricta legalidad al sentido común y al mínimo gesto de humanidad que pertimiría dar sepultura a sus hijos. Para Ruth, que no se haya podido identificar esos huesos quemados ( así de duro es ) con los análisis de ADN es algo secundario. Lo mismo argumenta el juez del caso, ¿ de quién iban a ser los restos de dos niños de 6 y 2 años que se encontraron en la hoguera que el mismo Bretón admitió haber hecho en su finca? Allí sólo estuvo Bretón, sólo él hizo la hoguera y si los restos no son de Ruth, entonces ¿ a qué niños quemó presuntamente Bretón en la hoguera?

Nosotros, Malena y yo, sabemos que el abogado de Bretón, José María Sánchez Puerta no hace más que su trabajo. Es cierto que las revelaciones de la forense de policía científica sobre pequeños detalles del caso están creando incertidumbre y que como dice el Fiscal Jefe de Córdoba: "hasta que no haya una sentencia que aclare la identificación y características de los huesos es objeto de discusión y se debe mantener como prueba para el juicio". También es cierto que esos restos son una prueba de convicción en el caso, y que deben estar a disposición de defensa por si necesita nuevas pruebas.

Jurídicamente pueden tener razón, no somos abogados, pero como periodistas nos parece contradictorio que sea la fiscalía la que diga ésto y a la vez mantenga que los restos sí son de Ruth y José. Y no estamos de acuerdo en que las características de los huesos sean objeto de discusión después de que todos los forenses que los examinaron coincidan en que son humanos y de dos niños de alrededor de 6 y 2 años. Incluída la forense de la policía que al principio dijo que eran huesos de animales. Fue durante la prueba multitudinaria que ordenó el juez ya hace meses. Una prueba preconstituida que, por cierto, firmaron todos los abogados. Y cuando parecía que todo se había arreglado para que Ruth pudiera dar sepultura a los restos. ¿Es que la fiscalía echa ahora marcha atrás por miedo a problemas de forma en el futuro juicio? ¿Es necesaria una sentencia que diga que son los niños, y no vale con que lo diga y lo repita el juez instructor del caso en sus escritos? ¿Por qué aquí hacen falta los huesos en el juicio mientras en muchos asesinatos sin identificar valen las fotografías de los cadáveres y de las autopsias? Pues quizá porque si la defensa y el juez aceptaran que se entierren esos restos sin identificar, sería aceptar de forma explícita y bien clara que se trata de los niños y que por tanto Bretón les arrebató la vida. Algo muy difíicil de aceptar para cualquier abogado de la defensa, y de paso para un juez y un fiscal que quieren evitar el mínimo desliz en el proceso.

Esto es todo lo que podemos decir como periodistas, porque si nuestro vecino nos pregunta por el caso lo que le diremos es que no nos cabe duda de que desgraciadamente esos niños son Ruth y José y que la Ley debería estar hecha para servir a los ciudadanos y no para romper la dignidad de una madre a la que ya no le queda corazón para que se lo partan.