Os sitúo. Estamos en medio de la City. En Bank, donde estaba la antigua sede de la Bolsa londinense, ahora Museo del Banco de Inglaterra, en la intersección entre Prince’s St, Poultry King William’s St y Treadneedle. Donde un ser extraño es una persona que no vaya con traje de chaqueta. Si es mujer liso. Si es hombre con grandes rayas verticales blancas sobre fondo azul marino y corriendo de un lado a otro con su BlackBerry activada. Un ritmo de vida con velocidad de crucero. O de Lamborghini.
Ahora bien, como en el arranque de Asterix cuando hablaban de la Galia, existe un pequeño reducto que, gracias al boca a boca, se ha convertido en una referencia del bon vivant londinense y de la tranquilidad para disfrutar de una agradable velada. Se llama Coq D’Argent.
El restaurante es bueno. Centrado en mariscos y con precios de antes de la crisis. Lo que es inmejorable son su terraza y los jardines que rodean a este restaurante situado en la última planta de Regus.
Un espacio que la gente que trabaja en esa zona de la ciudad abarrota cuando sale un mínimo rayo de sol. Donde tomarse la primera copa de vino o pinta de cerveza antes de salir de esa hoguera de las vanidades que es la City londinense.